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Paro camionero y violencia en el sur

Una cosa son los hechos delictivos -graves, por cierto-, pero hay una dimensión política irrefutable y compleja que la autoridad no parece comprender. El gremio transportista es uno de los más golpeados por este fenómeno, que es más profundo que meramente delictivo. ¿Qué dicen las forestales y autoridades locales al respecto?
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Es muy probable que para la mayoría de la población nacional, el paro camionero resulte incomprensible considerando el momento que vive el país. A propósito de este hecho, puede especularse con algunos efectos, muchos de los cuales ya podían advertirse.

Primero debe reconocerse que la posibilidad de ejecutar una protesta -ilegal- como esta era plausible, teniendo presente los hechos de violencia que vienen sufriendo familias y transportistas en la Región de La Araucanía y la Provincia de Arauco, Región del Biobío. Durante años hemos presenciado estos hechos, los cuales solo han sido abordados desde lo punitivo, desconociendo la dimensión cultural y política.

Indudablemente -y esto ya debiera estar claro tras 25 años de actos de distinta envergadura- tal dimensión, la política, debiera estar clara para cualquier persona y autoridad.

Pero no lo está.

Una segunda derivación es que las posibilidades de que el conflicto salga del territorio en que hasta hoy se ha desarrollado, son crecientes. Hoy lo vemos en la sumatoria de gremios adhiriendo al reclamo y mañana podría observarse en planos algo más complicados. No es la imagen de La Araucanía la que está en juego, sino de todo el país. La no solución del conflicto es un problema mayúsculo con derivaciones para toda la nación.

Y un tercer elemento es la incapacidad del Estado para mantener la seguridad y la paz social y peor aún, la impericia para alcanzar acuerdos básicos, responsabilidad que recae sobre distintos gobiernos. Los pueblos originarios son un tesoro vivo que debe ser respetado y resguardado, ciertamente bajo el imperio de la ley, pero debe reconocerse más que un matiz.

El problema es que el respeto a las reglas parece cada vez más escaso, lo que es tanto el resultado de un relajo del ciudadano frente a una autoridad que parece no reconocer, como la incapacidad de la estructura para hacerse respetar por su propia investidura.

Si hay algo que la sociedad nacional debiera entender mejor es que la eficiencia de un sistema con un menguante respaldo simbólico es cada vez más evidente y lo que pasa allá en el sur, puede tener efectos mucho más al norte de las riberas del río Biobío.

Postnatal de emergencia

"Esperamos que, de ser necesario tomar nuevas medidas en materia de protección a la niñez". Lic. Stephanie Merlet Zuvic, Académica Derecho UCN Antofagasta
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El pasado 27 de julio se publicó la Ley 21.247 que establece beneficios para madres, padres y cuidadores de niñas y niños. La negativa a la iniciativa del posnatal de emergencia, por motivos principalmente económicos fue doblegada exitosamente por la razón, aunque no en el tiempo esperado.

En términos generales, la citada Ley establece una licencia médica preventiva parental para las trabajadoras y trabajadores que se encontraren haciendo uso de su permiso de postnatal parental y cuyo término ocurra durante la vigencia del estado de excepción constitucional. Este permiso tiene una duración de 30 días, prorrogable hasta por dos veces, esto es, 90 días de beneficio en los mismos términos que lo regula el Código del Trabajo. Luego de este periodo y mientras se encuentren cerrados los establecimientos educacionales, jardines infantiles o salas cunas, los trabajadores afiliados al seguro de desempleo que tengan a su cuidado una o más niñas o niños nacidos a partir del 2013, podrán acceder a la suspensión laboral, siempre que no cuenten con otra persona en el hogar que pueda cuidar a la niña o niño a su cargo, entre otros requisitos.

Transcurrieron más de cuatro meses para dar respuesta a cerca de 20.000 mujeres, madres trabajadoras que se encontraban en una situación de desprotección a la cual no se daba solución, pues la necesidad de empleo y estabilidad económica no era compatible con el cuidado de sus hijas e hijos. Igualmente, padres y cuidadores estaban en aflicción permanente por la incertidumbre del cuidado de sus niñas y niños. Cuatro meses es demasiado tiempo para una medida tan apremiante como lo es la protección a la primera infancia. El riesgo producto del covid-19 y la lentitud con la que se otorgó finalmente una solución no es aceptable, ni por estándares del ordenamiento interno, ni mucho menos Internacionales. No obstante lo anterior, la Ley tuvo una buena acogida que logró poner freno a las situaciones de desprotección y vulnerabilidad económica que sufrían decenas de miles de familias.

Por lo pronto, será necesario promover nuevas y mejores iniciativas para quienes quedaron fuera de la esfera de protección de la Ley en esta oportunidad. Sabemos que el covid-19 avanza firme y seguro, y que la proyección de convivencia con este virus es de un largo tiempo. Esperamos que, de ser necesario tomar nuevas medidas en materia de protección a la niñez, estas se hagan efectivas en el más breve y urgente periodo, el proyecto de postnatal de emergencia es sólo un paso sobre los muchos otros obstáculos que como país nos veremos enfrentados. Debemos tener presente que, con independencia del color político, es necesaria la unidad para encarar esta pandemia.

Los niños y el covid-19

"Solo cuando se garantice que las clases presenciales son seguras sanitariamente será posible que los niños vuelvan a las clases". Hugo Benítez, Médico
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Si bien los adultos constituyen la mayoría afectados por covid 19, no obstante los niños afectados en Chile, son casi el 5% de los casos, es decir, más de 20.000 niños han sido contagiados y más de 1.100 han requerido hospitalizarse, lamentando el fallecimiento de más de cincuenta niños.

Lo anterior indicaría que los niños tendrían un menor riesgo de contraer COVID-19 que los adultos, quizás están mejor protegidos, además con síntomas leves o asintomáticos, sin embargo, algunos niños, incluso luego del alta, han desarrollado un cuadro denominado "síndrome multisistémico inflamatorio pediátrico", caracterizado por malestar general, fiebre, manchas en la piel, inflamación bucal, vómitos y diarrea, debiendo algunos ser rehospitalizados.

Tome medidas para proteger a los niños y a otras personas, ponga distancia de dos metros entre sus hijos y otras personas fuera de su hogar.

Los niños de dos años en adelante deben usar una máscara sobre la nariz y la boca cuando estén en lugares públicos donde es difícil practicar el distanciamiento social. Esta es una medida adicional de salud pública que las personas deben tomar para reducir la propagación.

Limpie y desinfecte las superficies de alto contacto a diario en las áreas comunes del hogar como mesas, sillas con respaldo rígido, pomos de puertas, interruptores de luz, controles remotos, manijas, escritorios, inodoros y lavabo con solución diluida de cloro.

Lave los artículos, incluidos los juguetes de peluche lavables, según sea necesario. Siga las instrucciones del fabricante. Si es posible, lave las prendas con el ajuste de agua más caliente y séquelas por completo. La ropa sucia de una persona enferma se debe lavar con agua caliente.

El Colegio Médico reconoce que esta pandemia ha sido estresante para muchos y que socializar e interactuar con sus compañeros puede ser una forma saludable para que los niños enfrenten el estrés y se conecten con los demás. Pero un principio rector importante para recordar, es que con cuantas más personas interactúen los niños, y cuanto más larga sea la interacción, mayor será el riesgo de propagación.

Para ayudar a los niños a mantener conexiones sociales en la distancia física, ayude a sus hijos a tener llamadas telefónicas supervisadas o chats de video con sus amigos.

Asegúrese de que los niños practiquen comportamientos preventivos cotidianos, lavarse las manos a menudo con agua y jabón durante al menos 20 segundos.

La falta de evidencia de que los niños son las principales fuentes de transmisión puede deberse a que la vía de contagio se interrumpió debido al cierre de escuelas en otoño. Sin embargo, la clave para frenar la propagación de COVID-19 es limitar el contacto cercano tanto como sea posible. Es importante comprender los riesgos y las medidas que debe tomar para protegerse y proteger a su familia.

Por último, solo cuando se garantice que las clases presenciales son seguras sanitariamente será posible que los niños vuelvan a las clases.