Un trato mejor, un trato justo
Considerando que el futuro de la nación pasa inevitablemente por Antofagasta, es considerable retribuir y corregir la relación existente con la zona. ¿Por qué una región rica como esta tiene, por ejemplo, a 7 mil familias en campamentos, una baja cobertura de bienes de uso público (gratuitos y de calidad), malos indicadores de educación?
La Región de Antofagasta es responsable del 30% de las exportaciones nacionales, genera casi el 11% del PIB, sin embargo recibe aproximadamente un 4% de los aportes fiscales distribuidos en el país.
La cifra es obviamente exigua y es mucho más que algo anecdótico respecto de la enorme brecha existente con la inversión privada. Esto tiene consecuencias que están a la vista.
La región, en periodos "normales" tiene resultados macroeconómicos sobresalientes en empleo e ingresos (que no es el caso de estos meses), los que son explicados por el desembolso privado en todo tipo de proyectos. No son la acción directa y prioritaria del Estado, lo que es sano, pero con bemoles, cuando lo público incumple sus obligaciones con la sociedad y deja de hacer lo que le es obligatorio porque la capacidad económica de las familias parece suficiente para resolver sus dificultades más elementales.
Pero es obvio que no todas las personas pueden resolver sus requerimientos de salud, vivienda, ocio o educación, sin la ayuda del resto.
En realidad es la gran mayoría y esa es la tarea del Estado, en la medida de sus posibilidades.
¿Por qué una región rica como esta tiene, por ejemplo, a 7 mil familias en campamentos, una baja cobertura de bienes de uso público (gratuitos y de calidad), malos indicadores de educación?
Es el Estado el que ha estado ausente, descansando en los indicadores de desarrollo privado. Por lo demás, se entiende que así sea, considerando que hay otros territorios con más precariedades y problemas.
Pero esto debería llevarnos a otra reflexión. Si será difícil cambiar sustancialmente el trato del nivel central, entonces es desde la sociedad local desde donde debe emerger un nuevo acuerdo con sus actores más relevantes. Aquello, y una mejor camada de líderes, es lo que puede darle vueltas a una realidad que nos está explotando en la cara y que debemos abordar de manera urgente y más estructural.
Al mismo tiempo, debiera entenderse que el uturo de la nación seguirá marcado por el Norte, considerando el enorme potencial existente.
Un trato justo en este plano le conviene a Chile.