Persistentes marejadas complican las operaciones del terminal antofagastino
TRANSPORTE. Puerto local parece ser el más golpeado del país considerando el número de cierres por este fenómeno, que se incrementa .
Ya son 57 los días en que el Puerto de Antofagasta ha permanecido cerrado producto de las marejadas; es apenas un día menos que todos los cierres ocurridos durante el año pasado.
El asunto causa obvia preocupación en el terminal marítimo, por las complicaciones logísticas que implica para navieras y exportadores. La data agrega un dato más inquietante, pues las marejadas son más recurrentes desde hace diez años.
Si a inicios de la década (2011), el embarcadero antofagastino cerró 19,1 días por esta causa, el año 2017 se registró el peak con 94,7 días; el 2018 fueron 81; el 2019, alcanzaron los 58 y este año los citados 57.
Realidad local
Enrique Arteaga, gerente general de Antofagasta Terminal Internacional (ATI) apuntó que el problema les preocupa. Hasta mayo, tenían buenas cifras, pero los meses siguientes, especialmente agosto, presentaron un oleaje inédito, lo que ha repercutido en una caída de 34% en las transferencias y de un 13% en los ingresos, hasta agosto.
Lo distinto -reconoció Arteaga- es que este año han observado muchas jornadas con marejadas superiores a los dos metros (el cierre se produce cuando las olas superan los 1.75 metros para naves superiores a 220 metros de eslora).
"Este año hemos observado un marejadas inusuales y prolongadas especialmente durante este mes. Eso ha sido inesperado y tiene efectos sobre nuestros resultados y sobre los trabajadores, en especial sobre los contratos eventuales", apuntó el ejecutivo.
Los cierres de puerto (de los cuales son informados los operadores) implican atrasos ante los cuales, las naves son cada vez menos tolerantes y rápidamente buscan otras alternativas. Cuando esto sucede en la capital regional, los barcos se desvían hacia Mejillones.
El fenómeno afecta en especial al terminal antofagastino en el período invernal y con fuerza en el trimestre mayo- julio; Mejillones se ve afectado por las olas durante el verano, por la orientación distinta en la que ambos están dispuestos.
Pero no es el único golpe sobre ATI. Las mayores exigencias y gastos para enfrentar la pandemia de coronavirus son un segundo ítem y un tercero es la reducción de envío de las cargas bolivianas. Estas han caído un 50% durante los últimos dos meses producto del impacto del covid y otros problemas registrados en ese país.
Encima, Antofagasta parece el puerto más complicado con los cierres. Iquique registraba 9,86 días de cierre hasta julio; San Antonio un total de 27.7. Valparaíso y Mejillones tienen cierres mucho menores.
ATI moviliza, en promedio, un 45% de concentrados (cobre y zinc boliviano); un 40% de contenedores (cátodos y ánodos de cobre); un 15% de carbonato de sodio (insumo para la industria del litio) y cargas generales.
El cierre de tales espacios es una facultad de los capitanes de Puerto, lo que emana del Reglamento General de Orden, Seguridad y Disciplina en las Naves y Litoral de la República (Art. 151), y comprende una serie de medidas que incluyen la suspensión total o parcial del tránsito o actividades marítimas, estado de alerta de la Capitanía de Puerto, de los remolcadores de servicio, de los botes salvavidas, etc.
"Debemos garantizar confiabilidad en nuestros servicios, es la única manera de asegurar competitividad".
Enrique Arteaga, Gerente general ATI