Irene Morales, la realidad de una leyenda
Los Viejos Estandartes® Antofagasta
Una fría mañana del 25 de agosto de 1890, en el Hospital San Borja de Santiago, muere a causa de una neumonía, la mujer que dejó muchas huellas de su historia, tanto antes, durante como después de la Guerra del Pacífico.
Recordemos que se decía que Irene Morales con 12 años ya era viuda en la ciudad de Valparaíso y con 13, se aventura en un viaje con destino hacia Antofagasta (1878) en búsqueda de una estabilidad económica en la región que vivía el apogeo de la explotación del mineral de plata de Caracoles.
Antofagasta estaba bajo administración boliviana, por lo que los malos tratos y persecuciones hacia los chilenos, a pesar que eran mayoría, solían ser pan de cada día. Aun así, Irene se establece en la ciudad y comienza una relación con el músico chileno de la banda boliviana, Santiago Pizarro. Tras un altercado con sus compañeros de trabajo, en una noche de San Juan, Pizarro da muerte al colega boliviano, por lo que es rápidamente apresado y condenado a muerte. Pese a todas las diligencias realizadas por Morales, el fusilamiento de su amado se lleva a cabo en una oscura madrugada del 24 de septiembre de 1878. Los lamentos desgarradores de esta mujer fueron escuchados por toda la ciudad y en su corazón roto por la pérdida del amor de su vida, comienza a engendrarse el mayor de los odios contra quienes empuñaron un arma contra Pizarro. De allí en adelante, comienza una historia que se fue construyendo mezclando la realidad con la leyenda de Irene. Entre ellas, se decía que tenía 14 años cuando se bate como soldado y cantinera en la Guerra del Pacífico. También se aseguraba que su apellido materno era "Infante" y que muere con tan solo 25 años. La presencia de Pizarro en su vida era un gran enigma ya que no hay documento legal que ratifique su enlace. Pero sí se hablaba de una fotografía que ella hizo sacar al difunto y que llevaría siempre entre sus ropajes.
A pesar que tanto historiadores nacionales como internacionales refutaban los prematuros años de Irene como combatiente, sus dudas solo se basaban en la imagen de retratos que, claramente, mostraban a una mujer más madura. Solo con el hallazgo realizado por el presidente de la Agrupación Los Viejos Estandartes® Antofagasta, Rodrigo Castillo Cameron, sobre un documento publicado en 1896 llamado "Esbozos Militares" se ha podido comprobar, corregir y establecer fehacientemente cuál es la verdadera historia de la espectacular Irene Morales.
En el inicio, este indica lo de su primer matrimonio y viudez. Ambos hechos ocurrieron en el mismo año, 1877, cuando Irene cumplía 29 años y no 12 como se establecía por tanto tiempo. Así lo indica un certificado de matrimonio (gestionado por Patricio Salas Rojas) con el ciudadano argentino, Juan Lucena, realizado en Valparaíso, donde se registran los nombres de los padres de Irene: Doroteo Morales e Isabel Galaz. El hallazgo de este documento fue el resultado de lo que el equipo investigador de Los Viejos Estandartes® Antofagasta había establecido con anterioridad al publicar un 2do certificado de matrimonio de Irene, esta vez, en Lima en el año 1883, con el soldado chileno Alfredo Cisterna. En él se señala su estado de viudez (de Juan Lucena) y los nombres de sus padres (José Doroteo Morales e Isabel Galaz). De esta manera se corrige definitivamente que su apellido materno nunca fue "Infante" sino "Galaz". Esta confusión se debió a que, por muchos años, se asumía a otra Irene Morales nacida en 1848 y fallecida en 1890 como la cantinera del 79. Sin embargo, el certificado de defunción real de Morales indica que fallece a los 42 años. Sumando y restando, nos da como nacimiento en 1848, lo que coincide con sus certificados de matrimonio.
Otro dato que nos entrega "Esbozos Militares" señala: "(sic) sobre el cadáver de Santiago, Irene hizo el juramento de vengarse de sus matadores, i para recordar en todo momento, hizo sacar una fotografía del finado, la cual guardó siempre en su pecho". Con esta información, nuestros ojos se volcaron a una publicación anterior de Mario Castillo Rojas quien mostraba una fotografía ubicada en la Sala Medina de la Biblioteca Nacional, cuya catalogación lo describía erróneamente como "Santiago Rivano, muerto el 26 de febrero de 1878". Inmediatamente nos dirigimos a Santiago para solicitar acceso a dicha fotografía y poder leer el reverso, donde estaban escritos detalles no publicados en el catálogo audiovisual de la unidad. Gracias a la gentileza de sus funcionarios, pudimos revisar el álbum "Personajes de la Guerra del Pacífico" y analizar la fotografía y su escrito, ratificando que lo escrito realmente decía: "Santiago Pizarro, esposo de l. Morales, cantinera del 3ro, fusilado por los bolivianos el 24 de septiembre de 1878". De esta manera, Biblioteca Nacional hizo la corrección de catalogación y nosotros verificamos que la toma de dicha fotografía sí se realizó, aunque esta es una copia de la original que, seguramente, de tanto trajinar, se perdió en el tiempo o se fue a la tumba con Irene. Es importante destacar que llama la atención la inclusión de esta fotografía en este álbum específico de la Guerra del Pacífico ya que, en lo concreto, Pizarro no participó en dicha guerra, además, es el único retrato de un fallecido. Sin embargo, la figura de Irene Morales fue tan atrayente en la época que integrar a Pizarro dentro de los personajes del 79 estaba debidamente justificada.
El segundo elemento señalado en "Esbozos Militares" sobre la muerte de Pizarro, indica: "(sic)…vino a Valparaíso a buscar una elegante plancha de mármol para colocar en su sepultura. Esta plancha ha sido una de las primeras de esta material puestas en el cementerio de Antofagasta". Así, con la ayuda de José Orellana, funcionario del recinto y parte del equipo investigador de la agrupación, se inició la búsqueda de dicha placa. La tarea fue ardua y minuciosa, pero entregó los frutos esperados a corto andar. La placa yacía sobre una bóveda a pocos centímetros de la superficie, en excelente estado de conservación y cuya leyenda señala: "Aquí yacen los restos de Santiago Pizarro, muerto el 24 de septiembre de 1878 a las 5 de la mañana a la edad de 25 años". Lo preciso de su epitafio nos valida una vez más, que lo escrito en "Esbozos Militares" sobre la hora de su fusilamiento y la compra de dicha placa es una realidad. Actualmente, nuestra agrupación se encuentra en los trámites con el Consejo de Monumentos Nacionales para que dicha tumba sea declarada como Monumento Histórico, ya que no solo es la más antigua del cementerio sino que, además, tiene atributos territoriales y nacionales de sobra para considerar su protección patrimonial.
Finalmente, la imagen de una pequeña y menuda mujercita ponía en duda los relatos de gallardía y valentía que se mencionan en algunos escritos. Nadie entendía el motivo que inspiraba a Morales a renunciar inicialmente a su condición de mujer y enrolarse como soldado varón en el 3ro de Línea. Su actuar solo respondía a su sed de venganza, ya que en el rostro del enemigo del 79, veía al fusilero de su amado. "Esbozos Militares" así lo describe: "(sic) Irene avanzaba disparando i derribando a bayonetazos a cuantos enemigos se le ponían en frente. Era una especie de ametralladora de carne i hueso…era terrible i hasta feroz…no había perdón ni súplica que salvara a su inolvidable Santiago Pizarro…".
Independiente de las razones que impulsaron a Morales a estar presente en un escenario bélico totalmente hostil para una mujer, su historia aún es fuente de inspiración e investigación.
En 1930, cuando se cumplieron 40 años de su fallecimiento, el Crnl. Enrique Philips dedica una columna a la imagen de Irene, poniéndola como ejemplo a las nuevas generaciones y, a la vez, llamando la atención para que no pase al olvido, tanto ella como otras mujeres civiles que voluntaria sirvieron a su país. Así leemos: "…Esta gran mujer no debe ser olvidada y su tumba debe ser un santuario donde se desprendan ascuas de patriotismo y un Altar de la Patria…mujer admirable que jamás escatimó su vida ni sus sufrimiento…". Y finaliza diciendo: "…no debemos olvidarnos que la virtud más hermosa de todo pueblo consciente es la gratitud a sus servidores…debemos inclinarnos reverentes ante la memoria de esta gran mujer…".
En la persona de Irene del Carmen Morales Galaz, hoy queremos poner en valor a todas las cantineras y camaradas de la Guerra del Pacífico, para quienes aún se les debe el reconocimiento del Estado. Es por eso que hoy impulsamos nuestro proyecto de ley "Día Conmemorativo a la Cantinera de la Guerra del Pacífico" que se encuentra en la Comisión de Educación del Senado, y que solo busca visibilizar el difícil y desconocido rol de las féminas chilenas del S.XIX y reconocer su legado omitido por más de 141 años.
Es destacable mencionar que en los países hermanos de Perú y Bolivia si han hecho este reconocimiento a las mujeres de los soldados presentes durante la guerra. Se les conmemora y respeta. Además, los sitios de batalla están debidamente resguardados y protegidos. En Chile, no podemos decir lo mismo, ya que estos lugares son objetos de continuos saqueos e intervenciones mineras, como lo es Pisagua, Dolores y Tarapacá en general.
Agradecemos enormemente el apoyo en nuestras investigaciones a los historiadores Wilfredo Santoro Cerda y Joel Avilez Leiva.
A los 130 años del fallecimiento de la cantinera.
Ana Olivares Cepeda,