El largo camino al desconfinamiento
El gobierno ha definido un protocolo para la reapertura, pero hay que ser precavidos, los excesos de confianza cuestan caro y no se debe actuar bajo presión. La Región de Antofagasta tiene además una condición particular que debe considerarse. La zona parece estar en una etapa retrasada del desarrollo de la pandemia.
El gobierno anunció ayer un plan de cinco etapas hacia el desconfinamiento, el cual busca reabrir las ciudades de manera segura y permitir que las personas, paulatinamente, comiencen a regresar a sus trabajos y estudios, luego de meses de restricciones y cuarentenas.
El plan -se ha dicho- no tiene plazos preestablecidos y considera la posibilidad de retrocesos si las condiciones sanitarias de un territorio o comuna empeoran debido al relajo de ciertas medidas.
La elaboración de este protocolo permitirá una evaluación más seria y objetiva de las realidades de cada zona, lo que debe valorarse, pues será más fácil conocer el punto en que se encuentra una ciudad en el largo camino hacia la "normalización".
Pero no hay que perder de vista que se tratará de un proceso lento y donde se deberá ser extremadamente precavido, pues el exceso de confianza puede jugar en contra. En Europa, Asia y Norteamérica son varias las ciudades que han debido reinstalar rápidamente las cuarentenas por bruscos rebrotes de coronavirus, lo que demuestra lo delgada que es la línea entre una política de reapertura buena y segura, y un paso en falso en el esfuerzo por comenzar a recuperar los espacios secuestrados por el virus.
La Región de Antofagasta tiene además una condición particular que debe considerarse. La zona parece estar en una etapa retrasada del desarrollo de la pandemia, y así mientras en Chile muchos indicadores mejoran, acá se mantienen elevados. A saber, la tasa de positividad regional es de 33% (uno de cada tres test PCR da positivo) y la ocupación de camas críticas en la red llega al 94%. Antofagasta es, además, la comuna del país que tiene la mayor cantidad de casos covid activos y Calama también se ubica dentro de las diez en este mismo indicador.
Así no queda más que entender que la desescalada tomará tiempo. El plan anunciado por el gobierno es un avance, porque aclara la senda que se debe recorrer, pero debe llevarse adelante con total prudencia. En esta pandemia ha quedado claro que no existen atajos y que los errores no solo implican pérdidas económicas, también vidas.