Aunque no se puede determinar visualmente, las estrellas que componen una constelación no están cercanas entre sí, sino muy distantes unas de otras. La ilusión se debe a que visualmente apreciamos el espacio en 2D: una estrella más brillante pero más lejana, nos parecerá menos brillante que otra más cercana y débil, puesto ésta última se verá más luminosa únicamente debido a su cercanía.
El brillo con que vemos un cuerpo celeste desde la Tierra depende de cuán lejos se encuentre. Las escalas para clasificar el brillo estelar son la magnitud aparente y absoluta. Hace más de 2000 años, el astrónomo Hiparco de Nicea dividió las estrellas visibles a simple vista en seis clases de brillo y produjo un catálogo ordenado por magnitudes, siendo el precursor del ordenamiento de las estrellas según su brillo. Así, la magnitud aparente refiere al brillo de un objeto desde la Tierra, en una escala inversa donde las estrellas más brillantes serán aquellas con valor más bajo en la escala. La magnitud aparente, entonces, es una referencia que sabemos no es real. Para solventar este problema, se definió la magnitud absoluta, que equivale a la magnitud aparente para una estrella calculada a una misma distancia estándar (usando la misma escala inversa), siendo aquella distancia de 10 pársecs (1 pársec equivale a 3,26 años luz), y en este caso es de gran utilidad a astrónomos profesionales, al dar una idea real del brillo de las estrellas.
Por Farid Char
* Centro de Astronomía, Universidad de Antofagasta, www.astro.uantof.cl