Lo inmediato y el futuro
Un desafío enorme es salir a responder a la coyuntura, pero también ocuparnos del futuro que viene y de cómo nos preparamos mejor. Ciertamente es lamentable que pocas de nuestras autoridades estén en estas conversaciones, siempre atoradas en cuestiones inmediatas, pero pocas veces en las importantes.
Antofagasta enfrentará en el corto plazo un escenario muy difícil, caracterizado por el alto desempleo y las dificultades económicas, a lo que se sumarán las consecuencias del estallido social que sigue latente y con diagnóstico incierto.
Será complejo navegar los próximos meses, dando respuesta a la ciudadanía en aquellas cosas que hoy sean posibles y asumiendo que no todo tendrá salida para muchos, porque los bienes -aunque muchos parlamentarios no lo sepan- son escasos.
Encima, esto se soluciona con algo más contundente que el dinero: es un nuevo trato que debiera materializarse en una forma distinta de levantar nuestras ciudades, de relacionarse con las personas y entender que solo la cooperación hará que el territorio tenga paz social y oportunidades mayores.
La Región está en un punto muy interesante, complicada indudablemente con el presente y desafiada por el futuro, que bien manejado y gestionado, puede asegurar un buen colchón para las siguientes generaciones. Lo hemos dicho muchas veces: la minería del cobre tiene varias décadas por delante, la industria del litio, las energías renovables, a partir de lo cual se puede desarrollar el hidrógeno verde y muchas otras actividades.
Asimismo, el desarrollo portuario, el turismo tendrán un desarrollo mayor gatillado por el efecto que tendrán obras como la integración al Zicosur, mediante la consolidación de la construcción del corredor bioceánico que nos unirá por tierra a Brasil.
Pero toda esa discusión, igual de necesaria, debe hacerse carne junto a la que hoy nos aqueja y comprime: la coyuntura. Si Antofagasta es capaz de llevar adelante esas conversaciones de manera razonada y aplicando urgencia en cada una de ellas, tenemos posibilidades.
El riesgo, y los hay muchos, es que el corto plazo, tan característico en la visión de nuestras autoridades, nos ciegue en todos los esfuerzos y así, sin más, dejemos de ver lo que será relevante para mañana.
Obviamente se pueden conseguir resultados en ambos canales, pero eso exige socializar las metas que tenemos: las inmediatas y las de futuro.