Duros momentos para la región
El virus no da tregua. Otros 317 contagios en 24 horas confirman que la tormenta no ha pasado y que se necesita un mayor esfuerzo para superar la crisis. Es cierto que el momento actual dificulta pedir esfuerzos mayores, pero no queda más que hacerlo. Son momentos duros que exigen el máximo de cada uno de nosotros. No podemos fallar.
Antofagasta, Mejillones y Tocopilla cumplen hoy su primera semana en cuarentena con un desafío urgente: redoblar los esfuerzos para que la cifra de contagios de coronavirus por fin decrezca, lo que no se ha logrado a la fecha.
La capital regional sumó ayer otros 102 casos, mientras que Mejillones y Tocopilla anotaron 11 y 3, respectivamente. Calama, la cuarta comuna de la región que se mantiene en confinamiento total (en su caso hace tres semanas), sumó otros 173 contagios y enfrenta un reto incluso mayor.
La capital loína es una de las más afectadas del país por el virus y su red de salud ya sufre un peligroso colapso que ha obligado al traslado de pacientes a ciudades como Antofagasta, Arica, Copiapó e incluso Los Ángeles, en el centro sur del país.
Otras comunas de la región, como San Pedro de Atacama, María Elena y Sierra Gorda también experimentan alzas de contagios, configurando así un escenario que desde todo punto de vista asoma tremendamente complejo y exigente.
La región vive un momento crítico. La pandemia se instaló con fuerza y aún no da pie atrás. Los equipos de salud están sobrexigidos o sencillamente colapsados y las medidas, pese a ser las que los expertos consideran indicadas, aún no surten el efecto deseado.
Es cierto que el momento actual dificulta pedir esfuerzos mayores, pero no queda más que hacerlo. Durante meses, la ciudadanía, los equipos de salud, las autoridades, todos, hemos sentido la angustia, la incertidumbre y el miedo de enfrentar un escenario nuevo, del cual no tenemos referencias. Otras experiencias límite del pasado llegaron a nosotros como relatos de nuestros padres o abuelos, y por lo mismo son de alguna forma "conocidas", pero esta no. Nadie que esté vivo -o muy pocos para ser precisos- habían enfrentado antes un trance similar, y eso lo transforma en una vivencia más aún desconcertante... pero no es el momento de bajar los brazos, al contrario, es tiempo de sacar fuerzas de flaquezas y perseverar. Hagamos un esfuerzo aún mayor por ser solidarios, responsables y resilientes. Son momentos duros que exigen el máximo de todos.