"Me gusta el paisaje del norte"
IDENTIDAD. Alejandra Álvarez, gerente general Corporación Proloa.
Alejandra Álvarez Mansilla es ingeniera comercial titulada de la Universidad de Concepción, casada y madre de cinco hijos, tres mujeres y dos varones.
Si bien nació en Santiago, sus mejores recuerdos están en Puerto Montt, donde aún viven sus padres y hermanos.
Cuenta que llegó a esta zona siguiendo a su esposo, a quien se le presentó una buena oferta de trabajo. "En febrero de 2013 nos vinimos con camas y petacas, como dice el dicho, por tierra, hicimos paradas que hicieron más fácil asumir el cambio, recorrimos casi 2500 kilómetros", dijo.
En 2017, Alejandra Álvarez asumió la gerencia general de la Corporación Proloa en Calama.
-¿Qué recuerdos tiene de su infancia?
-Mi infancia fue feliz, me gustaba mucho jugar. Mi mamá jugaba con nosotros y yo invitaba a mis amigas a jugar con ella, yo soy la mayor de mis cuatro hermanos, me sigue mi hermana, y dos hermanos. En esos tiempos el entorno permitía salir a jugar, nosotros vivíamos en Puerto Montt y después de nuestra casa había campo, entonces jugábamos, hacíamos excursiones, comíamos frutos silvestres, maqui, murras o moras, calafate, principalmente. Las vacaciones era jugar todo el día, los días de lluvia esperábamos un momento a que ya no lloviera para salir.
-¿Cuál es la mejor enseñanza que recibió de sus padres?
-En términos de familia, la dedicación y el esfuerzo por mantenerla unida, proteger a los hijos, estar siempre preocupados de nuestras necesidades. En lo laboral mis papás fueron toda su vida funcionarios públicos en el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) y desde esa vereda me entregaron ese amor por la función pública en primer lugar y por el trabajo en el ámbito público.
¿Por qué llegó a Calama?
-La decisión de venirnos al norte fue porque a mi esposo le ofrecieron una muy buena oferta laboral, yo llevaba 18 años trabajando en el Ministerio de Desarrollo Social y vi que era una posibilidad de cambio, crecimiento y decidimos venirnos. No puedo negar que con mucha tristeza todos, dejábamos una vida, toda nuestra familia, pero con la ilusión de que sería bueno como familia.
¿Qué piensa de esta zona y su gente? El paisaje es muy diferente al lugar de donde viene?
-Puerto Montt es totalmente distinto porque predomina el verde, los árboles, flores, el pasto, llueve mucho, es una ciudad costera, uno se levanta y mira al mar. Sin duda que el paisaje del norte y de Calama en especial, es muy distinto.
A mí me gusta el paisaje del norte, aunque es un paisaje árido, seco, los colores del desierto son realmente hermosos, los atardeceres, la noche estrellada. Los colores del sol, el cielo, lo prístino del cielo en la noche donde es posible ver las constelaciones. Poder mirar hacia el horizonte y no tener algo que te impide mirar el infinito, es impagable, y de tanta aridez aparece el oasis, que te asombras. El río El Loa es magnífico e imponente, por su importancia y como ha condicionado el territorio. Cada paisaje tiene su encanto, lo importante es darse cuenta de ello y disfrutar en donde estás.
¿Qué es lo que más rescata del trabajo que realiza como gerente de Proloa?
-Yo trabaje durante 18 años en el Ministerio de Desarrollo Social y era mi sueño estar allí. Cuando yo decido estudiar mi carrera también fue pensando en que quería ser economista para trabajar en el Ministerio de Planificación. Me gusta el trabajo público, la labor de servicio a favor de las personas y del bien común y Proloa me ha dado la oportunidad de poner al servicio de ese objetivo mis conocimiento y experiencia.
¿Cómo le ha afectado esta crisis sanitaria, especialmente en el aspecto personal?
-En lo personal preocupados como familia por mis padres y suegros que son mayores, eso nos tiene en alerta permanentemente, de que cumplan con las restricciones para el aislamiento físico, que tomen las medidas sanitarias. Lo bueno es que lo han hecho de manera muy responsable, pero hoy en lo personal es una gran preocupación.
Gracias a Dios pudimos traer a nuestros hijos que estudian en la universidad, sólo nuestra hija mayor se quedó en Santiago por temas laborales, pero tenemos contacto con ella. El estar en familia significa un gran valor.
-¿Cree que esta crisis nos cambiará y de qué manera?
-Espero que sea así, esta crisis ha venido a evidenciar aspectos desde todos los ámbitos. En lo humano nuestras grandes brechas, no tan sólo económicas, sino también sociales y culturales, que finalmente tienen implicancias directas a la hora de enfrentar este tipo de crisis y esto debería ser contemplado en las políticas públicas.
Ejemplo de ello, es la carencia de redes inmediatas y efectivas de apoyo para aquellos que deben enfrentar una cuarentena; o culturales, para asumir con empatía y responsabilidad las recomendaciones, ahora instrucciones, de aislamiento físico. Importante es cómo el Estado genera condiciones que aseguren que las familias van a poder superar la crisis, ya sea con recursos propios o con recursos del Estado para garantizar sus niveles de bienestar que les permita sobrellevar la vida.
No estamos totalmente preparados para enfrentar adecuadamente esta u otra crisis, hay muchas familias que definitivamente se han visto afectadas gravemente y que dan cuenta que las brechas en diversos ámbitos pesan en nuestro país.
Sinceramente, creo que vamos a volver mejores, valorando nuestras relaciones familiares, amistad, entender y pensar en el de al lado para poder avanzar en conjunto hacia una mejor sociedad.