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ENTREVISTA. Vinko Tomicic, jefe de la UCI del Hospital Regional:

"Las personas se van muy agradecidas cuando logran salir vivas de esta tremenda enfermedad"

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Constanza Caldera Pfeiffer

En febrero se incorporó al Hospital Regional de Antofagasta. Y unas semanas después asumió el desafío de llevar adelante el proceso de capacitación y formación de médicos generales y otras especialidades en la atención de casos críticos ante la inminente llegada del COVID-19.

Aunque el número de casos en la región va en aumento, el jefe de la Unidad de Pacientes Críticos del HRA, médico especialista en cuidados intensivos, Vinko Tomicic, es optimista y asegura que el servicio está preparado para enfrentar una situación como esta.

Eso sí, advierte que se trata de una enfermedad peligrosa, que puede provocar serias consecuencias en las personas, principalmente en los ancianos y enfermos crónicos.

¿Cuál es la situación que ha observado en estos días en la UCI? ¿Cree que existe colapso o que estemos cerca a raíz del aumento de casos por COVID-19?

-Por el momento estamos bien. Todo el equipo de la unidad ha implementado un sistema de incremento progresivo de camas. Entonces, hemos ido ocupando otros servicios que tienen recursos de oxigenación, de aspiración necesarios para conectar un ventilador respiratorio.

Las unidades se han ido implementando en forma progresiva y hemos ido aumentando el número de camas a 69. Y la unidad coronaria, que tiene 10 camas, se ha dedicado a manejar todos los enfermos que no son COVID-19, porque no se pueden mezclar enfermos covid con no covid. Y los enfermos no covid siguen llegando.

Así que se ha ido creciendo en forma progresiva y no hemos colapsado en ningún momento, y ojalá que no nos ocurra. Como ha bajado un poquito el arribo de enfermos covid al hospital a raíz de la cuarentena, estamos mejor preparados para recibir pacientes. Esperemos que no se produzca una explosión de pacientes ahora que terminó la cuarentena, puede que las personas se liberen un poco y dejen de tomar las medidas adecuadas.

¿Usted cree que debió mantenerse la cuarentena?

-Ese tema lo discutí con un infectólogo. Y el resultado que hubo en Temuco con cinco semanas fue muy bueno. Y a nosotros nos hubiese gustado haber completado lo mismo, pero fueron tres semanas nomás. Allá la cuarentena tuvo un impacto bien importante en bajar la cantidad de enfermos, pero no sé si acá habrá otros factores que inciden en que la cuarentena sea más corta, lo desconozco.

¿Qué tipo de pacientes están llegando a la UCI del HRA?. ¿Más jóvenes o adultos?

-Tenemos un promedio de 58 años más o menos, pero llegan pacientes entre 30 y 70 y tantos años. Hemos tenido también algunos jóvenes de 23 y 26 años, pero la población es relativamente joven, o sea, 58 años promedio.

La gente mayor que ha llegado ha sido difícil de manejar porque son mucho más delicados, tienen más enfermedades crónicas. Eso significa mucho más tiempo de trabajo y la evolución es más prolongada.

¿Qué diferencia a un paciente con coronavirus de los que usualmente llegan a la UCI?

-El COVID-19 tiene una característica muy particular, y es que al cuarto o quinto día de que comienzan los síntomas iniciales y sistémicos, como dolores musculares, tos, dolor de garganta, los enfermos se derrumban bruscamente y empiezan con dificultad respiratoria. Eso no le ocurre a todos, pero hay un grupo de pacientes que desarrolla una insuficiencia respiratoria muy rápida. Por lo tanto se deterioran de manera brusca y requieren un soporte respiratorio inmediato. Ese elemento condiciona una gravedad extrema debido a la falla respiratoria, lo que obliga a sumar muchos más recursos tanto de personal, médicos y de insumos para hacer la atención inicial.

Habitualmente, los enfermos llegan a la urgencia, donde hay ventiladores mecánicos, tenemos un grupo de urgenciólogos preparados, y cuando llegan muy mal, a veces son intubados en la misma urgencia, mientras se ubica la cama y son trasladados las siguientes horas a la unidad de cuidados intensivos.

¿Qué tipo de tratamiento reciben esos pacientes?

-El tratamiento es intubación endotraqueal. O sea, se pone un tubo directamente a la tráquea, luego son sedados y conectados a un ventilador mecánico, que debe ajustarse de acuerdo a las demandas que está generando la enfermedad. Hay enfermos que están muy graves, otros de mediana gravedad, pero si están con ventilación mecánica, ya estamos hablando de un enfermo grave con una mortalidad elevada.

Afortunadamente nosotros no hemos tenido una mortalidad muy elevada dentro de lo que se ha sabido con respecto al estándar nacional.

¿Tiene muchas implicancias ese tratamiento en lo físico?

-Estos enfermos inicialmente están con una frecuencia respiratoria muy alta y una demanda de oxígeno muy importante. Muchas veces hay que sedarlos profundamente e incluso poner relajantes musculares. Y los relajantes musculares producen cierto grado de deterioro en la función neurológica y muscular si están mucho tiempo. La estadía de estos enfermos generalmente es prolongada, de 8, 10 a 12 días en ventilación mecánica, y nosotros podemos usar hasta 2 ó 3 días de relajante muscular.

Y cuando salen de ventilación mecánica, les hacemos traqueostomía para que empiecen a hacer una desconexión progresiva y lenta del ventilador. Un rato solito, otro con un ventilador, así se va haciendo lo que llamamos "ventana".

En ese sentido, no existe un tiempo promedio que el paciente pase en la UCI, dependerá netamente de sus características físicas...

-Los promedios nuestros acá son de 12 a 13 días en UCI y 9 a 10 días en ventilación mecánica. Estamos hablando de entre 10 a 14 días, más o menos el promedio que los enfermos salen a otros servicios.

Trabajo

Desde que comenzó la escalada de casos en Antofagasta, las jornadas de trabajo en el hospital se han hecho agotadoras para todo el personal asistencial.

Y a los turnos extendidos hay que sumar el permanente miedo a un contagio, que además podría significar infectar con el virus a sus más cercanos. En el país hasta ayer habían fallecido seis funcionarios de la red de salud por coronavirus, un antecedente que deben manejar, pero que no los puede intimar, piensa el médico.


( viene de la pagína anterior )

¿Cómo ha sido estar sometido a tanta carga de trabajo?

-Bueno, habitualmente la UCI es una unidad con carga alta de trabajo. Evidentemente ahora se ha duplicado o más el trabajo, pero se han hecho algunos ajustes en la forma de implementar los turnos. Hay varias modificaciones que han hecho las enfermeras para optimizar el trabajo de las personas. Algunos se van a casa, hacen turnos de 24 horas. Entonces permanecen más tiempo en casa, por dos motivos, uno para evitar estar expuesto más tiempo al virus y, por otra parte, para descansar bien. Así se puede asumir de mejor forma este gran trabajo.

Nosotros, los médicos, en el caso mío, estamos conectados 24/7. Por teléfono, WhatsApp, en las noches. Los fines de semana vengo, porque son enfermos que hay que estar encima de ellos.

¿Qué costo personal ha tenido para usted?

-Bueno, es un trabajo de alto rendimiento. Uno está menos en la casa, en vez de estar hablando con su familia está colgado al teléfono y hablando con los colegas que están de turno. Hay una interrupción de la vida normal en la casa.

¿Cómo maneja el temor a contagiarse?

-Tenemos que olvidarnos del miedo, no nos queda de otra. Nosotros somos profesionales de esta área y tenemos que asumir los riesgos de cualquier enfermedad que venga, puede ser esta u otra. Estamos en riesgo permanente, tenemos que estar con un manejo de aislamiento de contacto con muchas enfermedades, como la tuberculosis, H1N1 y otras enfermedades respiratorias.

Entonces, habitualmente estamos tomando muchas precauciones y ahora especialmente. Usamos antiparras, mascarilla, incluso algunos tienen máscaras industriales, y sobre eso usamos un escudo facial. Además hay que ponerse un traje con el que te impermeabilizas al entrar a ver al paciente y te pones guantes. Es todo un protocolo.

¿Cómo maneja la presión de tomar decisiones que son la diferencia entre la vida y la muerte?

-Siempre hemos estado sometidos a presión. Creo que lo manejamos tratando de desconectarnos un poco del hospital. Somos varios colegas y nos alternamos muchas veces las responsabilidades. El fin de semana está a cargo uno, el próximo fin de semana otro para poder desconectarse un poco.

Los pacientes que se han recuperado, ¿qué les manifiestan?

-Bueno, mirado desde ese punto. Nosotros, no tenemos contacto con estos pacientes habitualmente porque ellos salen de alta desde otros servicios, de las camas básicas o servicios de medicina. Y rara vez vuelven. Menos ahora que el hospital está cerrado y las visitas no existen. Por ende, no vemos a los enfermos cuando se van, sino que sabemos a través de los colegas. Pero evidentemente las personas se van muy agradecidas cuando salen vivas de esta tremenda enfermedad.

¿Estamos preparados para recibir un posible aumento de casos en las próximas semanas?

-Nosotros estamos preparados para recibir una mayor cantidad de pacientes porque tenemos organizado un algoritmo de camas que se irán implementando si esto va aumentando. Y también se puede acudir a servicios externos, a sistemas privados, como Clínica La Portada, el Hospital Militar. Es decir, si nos saturamos, tendríamos cómo derivar a otros servicios u hospitales también, y si no, recibimos a los pacientes donde sea, puede ser hasta en camillas o en las ambulancias, como ha ocurrido en otros países, por ejemplo, Estados Unidos. Incluso, en algunos han estado los pacientes hospitalizados en ambulancias, mientras se consiguen camas.

Uno puede estar en un lugar donde tenga los recursos de oxigenación, aspiración, de cuidados generales, una camilla suficientemente apta para tener al paciente. Se puede hacerlo en cualquier parte, lo importante es tener al médico cerca, las enfermeras y auxiliares de enfermería. Así que como sea, no podemos dejar a ninguno sin tratar, esa es una cosa muy extrema.

¿Qué opina sobre el debate de la última cama?

-Es difícil que tengamos que decidir. Ahora, evidentemente que si un enfermo muy mayor entra por COVID-19, está con ventilación mecánica y no evoluciona en forma favorable y comienza a tener disfunciones orgánicas, como suele pasar, sobre todos en los adultos mayores que son diabéticos, obesos, hipertensos o tienen una serie de patologías agregadas de base; se conversa con la familia, se hace una reunión de varios colegas y se toma una decisión de si seguiremos o no. Limitación del esfuerzo terapéutico es el nombre que se le da a esto.

Si un enfermo no va bien y no tiene cómo salir, las posibilidades son nulas, en vez de estar ocupando una cama en forma eterna, porque la UCI no puede tener vivo a un enfermo mucho tiempo sin un destino definido, porque la idea de la UCI es que la persona que está tratada, tenga una posibilidad de incorporarse posteriormente a la vida ojalá lo más normalmente posible, ahí se produce lo que se llama encarnizamiento terapéutico, una palabra un poquito fea, pero es hacer de más. Hay un límite ético ahí, uno tampoco puede "hacer de más", porque puede tener ahí a un enfermo sufriendo sin tener las posibilidades de reincorporarse a la familia.