Canastas y cooperación
Una buena y necesaria medida termina algo opacada por una polémica innecesaria con los alcaldes. Esto pudo evitarse perfectamente conversando con ellos. Es urgente entregar las canastas, claro que sí -y también es una buena idea-, pero pudo hacerse de mejor manera, integrando a otros actores y escuchando otras propuestas, por ejemplo, entregar dinero.
El gobierno comenzó la entrega de canastas con alimentos en los sectores más vulnerables del país, a fin de ayudar a las familias que enfrentan una delicada situación económica producto de la pandemia de coronavirus.
Serán 2,5 millones de cajas las que serán dispuestas en toda la nación y 64 mil a nivel regional, lo que comenzó a desarrollarse la semana pasada para beneficio del 70% de la población más vulnerable.
Una encuesta da cuenta de que ocho de cada diez compatriotas (81%, Cadem) apoya esta medida, que es absolutamente necesaria y que no será la última que habrá que disponer.
En ese contexto encontramos historias y lecturas diversas, lo que confirma que la realidad es muchas veces una interpretación. Hay quienes valoran el aporte, mientras otros se quejan de la cantidad entregada.
Más atendible es el reclamo de algunos alcaldes a quienes se obvió en esta tarea. Ante la magnitud del desafío -y lo hemos dicho antes- es mejor sumar aliados que pretender buscar soluciones en solitario.
Pareciera que el gobierno improvisó parte de esta gestión, por lo que es mucho más razonable recurrir al auxilio de los ayuntamientos y sí disponer de la ayuda de mejor manera. Son esas instancias las que conocen mejor el territorio y tienen los equipos más preparados para ello.
Encima, para qué sumar otro foco de conflicto innecesario, cuando es más urgente que nunca la unión en pos de un objetivo que es evitar más contagiados y muertes en la población.
Lamentablemente, hay acciones que se repiten al interior del gobierno central: un exceso de protagonismo, que resulta innecesario, improductivo y hasta molesto para muchas personas.
El ejecutivo ha reclamado y llamado a que el país se una en estos momentos, lo que es positivo y encomiable, pero debe mostrar hechos concretos que validen que su posición es sincera en instancias como la actual. Compartir el trabajo y los logros es más que un acto de generosidad, es una señal potente de que el discurso público es verdadero.