"Hay que salir de esto adaptados a un mundo distinto, y adecuar las maneras de enseñar"
El estallido social en el país y ahora la pandemia por COVID-19 generaron importantes interrupciones en el sistema educativo, episodios que tendrán un impacto en la calidad del aprendizaje, aunque eso no será un daño que no pueda repararse, explica el presidente de la Comisión Nacional de Acreditación (CNA), Hernán Burdiles.
La CNA es la encargada de acreditar de los niveles de calidad que tienen las instituciones de educación superior y si corresponde, también sus programas específicos (carreras y postgrados). La acreditación, que entre otras cosas permite a los estudiantes de esos planteles postular a beneficios estatales, se otorga por una determinada cantidad de años, en función de la calidad de sus programas.
Burdiles asumió la presidencia de la comisión en mayo del año pasado y ahora trabajan adaptar los procesos de acreditación a la contingencia, con instituciones cerradas y con labores de forma remota. "Estamos en una situación de emergencia que no se resuelve con rigidez, sino con flexibilidad", apuntó el presidente de la CNA.
¿Cuál es la diferencia entre los planteles que logran un acreditación por más años?
- La diferencia es el número de dimensiones en que está evaluada la institución. Si se trata de universidades, las que obtienen la máxima certificación desarrollan muy bien su gestión, la docencia de pre y postgrado e investigación. Además tienen buenos niveles de vinculación con el medio relevante para esa institución.
Esto quiere decir, si es una universidad de región, que cuenta con formación y desarrolla investigación apropiada a su zona geográfica.
¿Cuántos planteles logran la acreditación por el máximo de siete años y cuáles son los aspectos más complejo en ese proceso?
- En Chile, a nivel de universidades tenemos la de Chile y la Católica por siete años.
La Universidad de Concepción está en esa misma categoría, pero tiene seis años de acreditación. En materia técnico profesional, el DUOC e Inacap también están acreditados por siete años.
En las universidades lo más sofisticado es la producción de conocimiento, aunque son instituciones de educación y lo central es entregar formación en pre o postgrado. Pero esto último está ligado a la capacidad de investigación, producir innovación y creación, por ejemplo en Ciencias Sociales, el arte o la cultura, donde la creación es muy valorada.
Debido a la emergencia sanitaria, ¿qué medidas tomó la CNA para el proceso de acreditación de los planteles?
- Hicimos dos cosas, flexibilizamos la norma y los procedimientos. Una parte importante del proceso de acreditación es la inicial con la autoevaluación, los logros, falencias y el plan para mejorar lo bueno y superar deficiencias.
La segunda etapa es la evaluación externa que analiza la autoevaluación y elabora un informe que es emitido por un comité de pares evaluadores designados por la CNA. Ese reporte más las observaciones o contraargumentaciones de la institución, es recibido por la comisión y se emite el dictamen de acreditación.
En la segunda parte de esta etapa, en el informe de autoevaluación, es donde tenemos problemas, porque las instituciones están cerradas, salvo cosas excepcionales, y los pares evaluadores deben visitar los planteles.
Por eso flexibilizamos los procedimientos, admitiendo por ejemplo, reuniones virtuales para analizar a las instituciones, esa etapa es la que empezamos a experimentar con el acuerdo del plantel. Si creen que esto los perjudica, pueden rechazar y pedir que se postergue.
Y ahí está el otro acuerdo, si la acreditación vence este año, pueden enviar los antecedentes antes y automáticamente se prorroga hasta que se normalice la situación o finalicemos todo y emitamos un nuevo pronunciamiento.
Calidad
La acreditación busca asegurar que las instituciones entreguen educación de calidad. Pero la pandemia forzó el paso a la modalidad online, ¿es este un mecanismo que entrega la misma calidad a los alumnos?
- Hay un impacto inevitable de la emergencia sobre la educación que se entrega, porque el sistema de enseñanza y formación está diseñado para situaciones sin pandemia. Lo que se debe hacer es enfrentar la emergencia con decisiones de emergencia para esta circunstancia y como la emergencia es transitoria, las medidas también lo serán. No puedo pedir que instantáneamente un instituto profesional diseñe un sistema de enseñanza no presencial, a distancia, y que sea perfecto.
Si eso lo tuviéramos que medir, requiere inversiones, recursos, docentes capacitados y diferentes formas de medición de los aprendizajes.
Lo que debemos hacer es que aquellos aprendizajes que son factibles de entregar con educación remota, se entreguen y los responsables tomen las mediciones de lo aprendido y luego se contraste con los aprendizajes que un programa normal de enseñanza consideraba. Lo que falte, una vez pasada la emergencia, la institución debe otorgarlo con alguna solución mitigadora. No creo que esto sea un problema definitivo, un daño irreparable o una caída de calidad que no tenga compensación.
Con el estallido social y ahora la pandemia, la educación sufrió interrupciones importantes, ¿cree que los planteles deberían adaptar sus mallas curriculares, tanto para la contingencia, como para eventuales episodios similares en el futuro?
- Hay salir de esto adaptados a un mundo que será distinto y en consecuencia también tenemos que adaptar las maneras de educar. Cuando eso ocurre, hay que mirar lo que hacemos ahora y evaluarlo para tener evidencia de los logros y de los problemas que se presentaron y con eso, decidir cómo seguiremos.
Lo que es calidad y procesos educativos, no puede improvisarse de un día para otro y como CNA tampoco podemos exigir que ahora nos digan cómo harán las cosas de aquí a los próximos diez años. La flexibilidad, toda, y la prudencia es mucho más necesaria.
Desde este año la acreditación es obligatoria para todas las instituciones, ¿será difícil para las que recién se unen a este proceso?
- Que hoy sea obligatoria no es sorpresa para nadie, de esto se habla desde el 2016. El 95% de los estudiantes ya está en instituciones acreditadas.
Pueden tener algún problema los centros de formación técnica que funcionan en regiones con un tamaño reducido. Ellos tienen un desafío porque se presume que no disponen de grandes recursos para enfrentar la acreditación, pero el Ministerio de Educación dispuso recursos para contribuir a estos CFT y apoyarlos.
"Hay un impacto inevitable de la emergencia sobre la educación que se entrega, porque el sistema de enseñanza y formación está diseñado para situaciones sin pandemia".