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Educarnos de otra forma

Una de las tantas cosas atendidas en estas semanas tiene que ver con la manera y contenidos que aprendemos y qué tanto nos sirven para la vida. ¿Dónde aprendemos a ser pacientes, a ser resilientes, a tener fortaleza emocional y espiritual? Se trata de características fundamentales, pero sorprendentemente invisibilizadas desde las aulas.
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Hasta ahora gran parte de la educación chilena y mundial está referida casi exclusivamente a la suma de conocimientos puntuales y precisos, pero con una escasa relación a lo contextual y a cómo tales detalles impactan en nuestra individualidad y cultura.

Paralelamente, existe el analfabetismo funcional, es decir, la incapacidad para resolver problemas o seguir instrucciones. Al no comprender a cabalidad los mensajes recibidos, muchos no son capaces de comprender mensajes o seguir instrucciones sencillas.

No hablamos de la desobediencia, sino de algo más simple: entender la comunicación y tener habilidades mínimas para hacerse entender.

Es cierto que mucho del problema puede entenderse por el escaso por la mínima cantidad de palabras, del escaso vocabulario que se posee, pero también se vincula con algo más profundo: lo que estamos enseñando y aprendiendo en los hogares, las escuelas y universidades.

¿No sirve solo acumular contenidos?

Cuánto, por ejemplo, del conocimiento que tenemos nos sirve para lidiar con fenómenos puntuales como la pandemia, la crisis social, la forma en que se están disponiendo los poderes en el mundo y cómo afectará esto nuestras vidas.

Tampoco sabemos mucho de los estados de ánimo individuales y colectivos en los que transita la sociedad nacional, que resultan tan fundamentales para acercarnos mejor a lo que discutimos y la manera en la que lo hacemos.

Indiscutiblemente concordaríamos en que la paciencia, la lectura, la fortaleza emocional, la capacidad de tejer redes con otros, de comunicarnos eficazmente, son características más que necesarias y relevantes; son urgentes y fundacionales.

Hay habilidades que no poseemos, que no se enseñan, que no vienen con nosotros, sino que deben ser aprendidas. La educación es fundamental, pero no solo la tradicional, sino también educarnos en sensibilidades como la resiliencia, la flexibilidad, paciencia. Esta serie de crisis enfrentadas son una oportunidad para tomar un camino en tal sentido, en especial con los niños y jóvenes.

Infraestructura: redefiniciones necesarias

"Lo que será difícil de resolver en el corto plazo es la disponibilidad de camas de hospitales". "El corazón está en manos del Congreso; ustedes tienen el ventilador mecánico que ellas necesitan".
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Un exministro de Hacienda denominó como "tormenta pluscuamperfecta" a lo que vivimos desde el 18/10: un estado de convulsión social sin parangón en nuestra historia reciente; cambio climático y la peor sequía de la que se tenga registro; una pandemia que ha requerido tomar medidas radicales que han reducido la actividad económica y una crisis internacional con gran impacto en las exportaciones. Todo esto en un ambiente de debilidad estructural de la economía chilena en la que el crecimiento se ha debilitado y el PIB tendencial ha ido decreciendo.

Las reacciones del gobierno frente a esto han sido a veces erráticas; otras oportunas y radicales, como en el caso de la crisis sanitaria. El paquete de medidas anunciadas hace un par de semanas es tal vez lo más potente que se conozca como reacción ante situaciones críticas. Quizá no resuelva todos los problemas, pero será un alivio para muchos que podrán mantener cierto nivel de actividad.

Si bien hoy hay que ocuparse de lo más urgente -la salud- apremia analizar la incertidumbre acerca del futuro económico, cuando se pronostica una menor actividad -algunos hablan de recesión- en los mercados mundiales. El gobierno debe ver cómo adecuar los mercados a las distintas circunstancias, asumiendo que el rol del Estado es fundamental para evitar conductas especulativas; supervisar el comportamiento de los agentes económicos que proveen de bienes públicos con criterios de realismo, oportunidad y foco en el bien común y orientar el destino de la economía en el largo plazo, especialmente cuando las decisiones de inversión a tomar trascienden el actual gobierno.

El llamado de las empresas de agua potable para tomar medidas que aseguren el normal abastecimiento de agua a la población, por ejemplo, es fundamental. Adecuar las regulaciones para que esto sea una condición ineludible de su función es razonable, dado los cambios en la disponibilidad del recurso en los últimos años. Algo similar se requiere en banda ancha. Hoy, dada la crisis, se ha multiplicado el trabajo a distancia y es necesario contar con la máxima confiabilidad en los sistemas de transmisión de datos y voz. Este es un buen momento para poner urgencia a las inversiones necesarias para asegurar la calidad de los servicios y la plena cobertura a lo largo del país.

Lo que será difícil de resolver en el corto plazo es la disponibilidad de camas de hospitales. La escasa capacidad de nuestro sistema hospitalario para responder a una eventual presión por la pandemia es una razón para solicitar a la población de algunas zonas asumir una cuarentena voluntaria. Lamentablemente, la constante postergación en la construcción de nuevos hospitales por falta de recursos y por el rechazo sistemático de gremios vinculados al sector a la posibilidad de llevarlos a cabo a través del sistema de concesiones, nos está pasando la cuenta.

Otras infraestructuras sufrirán efectos diversos, de mayores o menores oportunidades en sus sectores. Superada la crisis, habrá que discutir sobre los requerimientos del nuevo Chile en materia de infraestructura productiva y social.

Esta es una buena oportunidad para reflexionar y retomar cuanto antes el proceso de inversiones para recuperar nuestro camino hacia el desarrollo. Lo dijo el ministro de Hacienda: Chile está mejor preparado que otros países para superar esta crisis. Si es así, este puede ser el momento para dar el salto hacia un mayor desarrollo. Será función del gobierno señalar la ruta que deberemos seguir para ello.


El coronavirus de las Pymes

Mientras el Congreso busca acuerdos - indicaciones más indicaciones menos - hay miles de Pequeñas, Medianas y Micro Empresas en serio riesgo de bajar la cortina, mientras otro centenar de medianas y grandes empresas están viendo qué hacer con sus proveedores y grandes contratos.

Una encuesta de la CNC reveló que el 87% de las empresas podrían quebrar si se paralizan sus ventas durante tres meses. Las Pymes no pueden esperar más. Llegamos a fin de mes y aún no tenemos medidas concretas a favor de ellas.

En la Región de Antofagasta la situación no dista de la nacional, y todo el comercial local se paralizó casi por completo. Los más afectados son los negocios locales, sobre todo los pubs y restaurant, que representan una parte importante del comercio por cantidad y concurrencia, y más allá de que algunos sigan funcionando, están sin público.

Es por eso que estamos muy ansiosos de los apoyos que se puedan dar a este sector. Estamos contra el tiempo porque muchos pequeños empresarios ya tienen cerrados sus negocios y deben pagar sueldos.

Si bien las medidas anunciadas por el gobierno van en el sentido correcto, porque buscan entregar recursos a estas empresas, en momentos en que tienen mermados sus ingresos, se requieren otras iniciativas complementarias. Es primordial establecer una "cuarentena financiera", que permita a las Pymes suspender el pago de sus deudas hasta que exista claridad sobre como los bancos implementarán las líneas de créditos con garantía estatal.

Además, proponemos dos soluciones que pueden aliviar la carga: Modificar la Ley de Insolvencia y Reemprendimiento para facilitar la reorganización de las Pymes y suspender cobranzas y el registro en DICOM de Pymes que entran en cesación de pagos.

La rapidez que puedan dar a la tramitación de modificaciones legales que resguarden la sobrevivencia de las Pymes, manteniendo sus pulmones y el corazón, está en manos del Congreso; ustedes tienen el ventilador mecánico que ellas necesitan.

Carlos Cruz

Director ejecutivo Consejo de Políticas de Infraestructura

Ricardo Ibañez Villarroel

Abogado fundador Defensadeudores.cl