Jonathan Villella Coyán
El próximo 22 de abril, el periodista antofagastino de 32 años, Fernando Aguilera, cumplirá tres años recorriendo el continente en su bicicleta, a la cual llama "Engendro".
Se trata de un viaje que después de 17 mil kilómetros, muy posiblemente está llegando a su fin producto de avance del COVID-19.
El periodista se encuentra en Costa Rica y su próximo destino iba a ser Nicaragua, sin embargo, la gran cantidad de contagios y la precariedad en que se encuentra, considerando que en su trayecto trabaja para alimentarse y proveerse lo básico, lo han hecho pensar en los riesgos que corre.
Además, la situación de Nicaragua es incierta. Hay que recordar que el régimen de Daniel Ortega ha sido fuertemente criticado por mantener hermetismo respecto a los alcances del pandemia en ese país y las medidas para controlarlo, lo que hace aún más razonable la duda de si seguir o no.
Todo esto le sugiere al ciclista antofagastino, que su viaje llegó a su fin y que es hora de retornar a Antofagasta.
"Seguir viajando se complica, ya que no sé bien qué voy a hacer. Depende de cómo estén los países vecinos una vez se levanten las restricciones, para continuar. No me quiero arriesgar en un país con una peor situación económica o sanitaria que Costa Rica, que es uno de las naciones centroamericanas más estable", precisó el deportista.
Aguilera acotó que "enfermarme en Nicaragua o El Salvador, sería fatal. Aquí por lo menos (en Costa Rica) todo es más moderno, por decirlo de alguna manera, en comparación con los países vecinos".
Prevención
Fernando Aguilera describió que, si bien en Costa Rica aún funcionan los supermercados, panaderías y comercio en general, hay restricciones en el tránsito de vehículos, tanto en la ciudad, como al ingreso de algunos supermercados.
"Es una situación peculiar. La gente está preocupada, pero no exagera. Obviamente hay botellitas de alcohol gel, en todas partes. Hay un supermercado que solo permite el ingreso de unos pocos autos a la vez, para no aglomerar personas. Los almacenes tienen letreros diciendo que no se permiten más de cuatro personas. Tanto las plazas y los parques, están cerrados, encintados para que no se pueda ingresar, pero el tránsito libre de personas está permitido. Creo que por el hecho mismo de que no hay militares", precisó.
Experiencias
El aventurero relató que al principio de la cuarentena estuvo viviendo en un "camper", una especie de habitación de 1.70 metros de largo, 74 centímetros de ancho, y 1.10 cm de largo, que arrastra con la bicicleta. Pero esto tuvo que cambiar conforme aumentaban las restricciones impuestas por la Policía respecto del tránsito de civiles en la calle.
Tras algunas semanas de estar allegado en distintos hogares, regresó al "camper", para usarlo en el terreno privado de una conocida.
Como el país está en cuarentena, no ha podido trabajar de forma constante (vende postales y otros artículos en la calle), por lo que ha tenido que improvisar en otros oficios, sin mucho éxito.
"Me ha costado trabajar, hace un mes que no estoy generando ingresos, como solía hacerlo. Lo bueno es que eso me ha servido para ir explotando otras disciplinas. En estos momentos estoy dictando un curso de post producción de videos en internet, tengo cuatro alumnos y eso, obviamente, me ha permitido darme vuelta en este complejo escenario", comentó.
Acotó que por lo menos, con su visa, no tiene problemas hasta el 17 de mayo, ya que el Departamento de Migraciones de Costa Rica, decidió extenderlas por dos meses.
Sus planes más inmediatos son buscar algún vuelo humanitario para regresar a Chile.
"Es eso, o esperar a volver por las mías, lo cual tampoco descarto, ya que en estos momentos hay mucha burocracia en todos lados (…) me pasó con el consulado, donde mandé varios mails, pero no me respondieron nada. Ni siquiera para saber cómo estoy. Me siento súper abandonado, ciudadanamente hablando", argumentó.