Isaac Arce Ramírez e Irene Morales
Un 2 de febrero de 1951 fallece Isaac Arce Ramírez, quien fuera testigo privilegiado del crecimiento de Antofagasta. Fue activo partícipe de los hechos más importantes de la ciudad y conoció a los grandes personajes que fueron los forjadores de la "Perla del Norte", siendo sin saberlo, él mismo uno de ellos.
Don Isaac nos dejó "Narraciones Históricas de Antofagasta" (1930). El obispo de la época, Luis Silva Lezaeta, expresa: "Contiene muchas noticias del todo desconocidas para la generalidad y documentos inéditos importantes que sería imposible consultar en otro libro". Y cuán ciertas eran sus palabras. Dentro de sus páginas, Arce es el único que relata un hecho pasado por alto por todos los historiadores chilenos que se refieren a la Guerra del Pacífico (1879-1884).Sólo lo recoge otro antofagastino, Enrique Agullo Bastias, en su libro "Antofagasta, La Ciudad Heroica: "(…)un numeroso grupo de manifestantes desfilaba por la calle Santa Cruz, (hoy Condell), grupo en el cual iban muchas mujeres del pueblo (…)irrumpió de las filas una mujer de viril apostura y de aire resuelto, incitando a los demás manifestantes a romper el escudo de Bolivia, colocado en el frontispicio de la casa en que funcionaba la Prefectura del Departamento (…) los mismos manifestantes álzanla en sus brazos hasta la altura de la puerta, y ella procede entonces a coger el escudo, despedazándolo en medio de frenéticos aplausos. Irene Morales era el nombre de esta bizarra mujer, la cual acompañó, posteriormente, como "cantinera", a las tropas organizadas en esta ciudad".
Es un acto impensable en una mujer del siglo XIX, pero ella tenía una razón muy poderosa para descargar su rabia contra la autoridad. Cuatro meses antes, su esposo, Santiago Pizarro, había sido fusilado sin mediar juicio. Había perdido al amor de su vida, aunque hizo lo imposible por evitarlo, incluso solicitar el indulto del presidente boliviano de la época.
La sensibilidad y empatía con el género de don Isaac lo lleva a dejar plasmado este importantísimo hecho. Por su relato entendemos hoy la venganza de una desconsolada mujer chilena, Irene Morales Galaz.
Ana Olivares Cepeda, guía de Turismo Patrimonial