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Población Bonilla: el enclave más violento de las manifestaciones sociales

ESCENARIO. El populoso sector, donde habitan unas 40 mil personas, ha sido escenario de serios incidentes que tienen atemorizados a muchos de sus habitantes.
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Redacción

Al menos diez días de paz alcanzaron a disfrutar los vecinos de la población Óscar Bonilla de Antofagasta, diez días de respiro desde el último enfrentamiento entre manifestantes y fuerzas policiales. Pero la quietud terminó la tarde de Navidad.

Los nuevos choques dejaron quince detenidos y al menos una decena de heridos dejó. Ni siquiera la efeméride del nacimiento de Cristo logró terminar con las manifestaciones en ese sector de la ciudad.

Y es que la Bonilla se ha transformado en el enclave de mayor conflicto durante las manifestaciones, con jornadas que terminan con lesionados, instituciones destruidas (una oficina del Registro Civil fue quemada y la subcomisaría atacada), escombros, murallas rayadas y un fuerte olor a lacrimógenas y humo de barricadas que tarda días en disiparse.

"No damos más. Al principio esto era una lucha del pueblo, ahora se ha vuelto una excusa para que delincuentes y drogadictos puedan arremeter contra todo. Los ataques ya se vuelven hacia las casas, a mí me trataron de quemar el antejardín. Con mi marido ya pusimos en venta la casa, pero tengo que esperar que alguien la compre", dijo una vecina del sector.

Relatos

Viviana Neira es una joven inmigrante que vive en el campamento Eulogio Gordo en Los Arenales, emplazado a solo dos cuadras al oriente de la plaza Bicentenario.

A pesar del prejuicio que pesa sobre los campamentos, los conflictos no escalan hasta estos puntos, puesto que sus mismos habitantes toman resguardos y cuidan que ninguno de los vecinos se inmiscuya en los enfrentamientos. Tampoco dejan a desconocidos ingresar a los campamentos.

"Nos ha afectado demasiado, porque muchos trabajamos en el centro, y debemos regresar lo antes posible porque después cortan las calles. Al menos nosotros solo escuchamos los ruidos, pero ni policías ni manifestantes llegan acá. Lo único molesto es el olor de las lacrimógenas que a veces acarrea el viento", cuenta la pobladora.

En la esquina de Av. Bonilla con Julio Montt Salamanca, de cara a las ruinas calcinadas de lo que era una moderna oficina del Registro Civil, se encuentra un centro comunitario perteneciente a la Red Ignaciana. Allí operan el Servicio Jesuita Migrante, Techo y Fundación Súmate, del Hogar de Cristo.

Fuera de este recinto, carteles, anuncios y lienzos advierten "Aquí funcionan programas sociales, no somos empresas. El Pueblo no saquea al pueblo", instalados a modo de protección.

Dentro del inmueble habitan 21 inmigrantes venezolanos, la mayoría llegados durante el último mes. Todos ellos estaban en situación de calle, por lo que son hospedados mientras esperan hallar alguna residencia más estable.

Milko Zenteno, director de la Red Ignaciana se encuentra en su oficina sin energía eléctrica. No es el único, pues todos los vecinos del sector están sin servicio hace dos días, debido a los daños que sufrió la red en las jornadas de protestas.

"Durante los primeros enfrentamientos utilizaron las panderetas de este recinto a modo de escudos de protección, pero han tomado conciencia y ya nos respetan. Muchas veces han entrado manifestantes a sacar las bombas lacrimógenas que caen dentro. Acá trabajamos con diferentes problemáticas sociales", cuenta.

Asimismo, explica que deben instruir a los 21 inmigrantes para que puedan soportar las jornadas de conflicto.

"Para ellos esto es perturbador y debemos velar por su seguridad. No les recomendamos salir para que no se expongan. Debemos además explicarle el tema del bicarbonato, el agua, para que puedan soportar el olor de las bombas en las tardes", dijo Zenteno.

Peñascos

La Plaza Bicentenario, que con sus 40 mil metros cuadrados en su tiempo era sindicada como "la más grande de Chile". De no ser por la presencia de tres guardias, se encontraría completamente vacía. O al menos así se mantiene hasta poco después de las 18 horas.

Ignacio es uno de sus celadores. Según explica, él y sus otros dos colegas deben cuidar que nadie ingrese a la plaza desde las 7 hasta las 19 horas. ¿El motivo? Las escalinatas interiores del espacio público han sido picoteadas para crear escombros, los que a la postre son utilizadas como proyectiles por manifestantes.

"A nosotros nos destruyeron la garita -cuenta Ignacio-, además no nos debemos exponer tanto, por lo que a las 19 horas nos vamos de acá. Pero han habido al menos cuatro ocasiones en las cuales debimos evacuar la plaza porque la situación ya era insostenible".

En la esquina norponiente de la Plaza Bicentenario se halla el Cesfam Juan Pablo II, centro asistencial donde llegan las primeras víctimas de los enfrentamientos, y de ambos bandos. Ruth, una de las enfermeras del recinto, cuenta los episodios de los que ha sido testigo.

"Se han generado algunas broncas cuando atendemos personas, porque llegan heridos por lacrimógenas o impacto de proyectiles, y se escandalizan o se retiran indignados sin esperar atención cuando se percatan que a la vez atendemos a algunos carabineros en la misma situación. En mi caso, no atiendo ni a Carabineros ni a manifestantes. Yo atiendo a seres humanos", dice.

Panorama

Haya o no enfrentamiento, el olor a lacrimógena persiste más fuerte que en ningún otro punto de la ciudad. El Registro Civil aún no cuenta con proyecto de reparación de su local en Bonilla y los semáforos que no han sido derribados no funcionan. Los locales comerciales cierran a las 17 horas y ya nadie pasea por las calles después de esa hora.

Al cierre de esta edición, mientras se desarrolla una marcha pacífica en el sector de la Municipalidad, los vecinos de la Bonilla cerraban sus puertas y ventanas esperando tener una noche tranquila.

Capitán herido por una piedra

En medio de los enfrentamientos del día de Navidad, el capitán de la subcomisaría norte de Carabineros, Pedro Durán, fue alcanzado por una piedra en medio de los habituales ataques que recibe el recinto policial. El proyectil impactó en su espalda, no obstante en la tarde de ayer dijo estar recuperándose.