Secciones

  • Portada
  • Actualidad
  • Actualidad general
  • Opinión
  • Clasificados
  • Clasificados
  • Servicios
  • Deportes
  • Espectáculos
  • Contraportada

Cinco estallidos, un acuerdo

"Toda esta simultánea conjunción de cuatro estallidos: social, ético, político y delincuencial, se unió en la calle".
E-mail Compartir

Varios estallidos simultáneos produjeron la explosión que sorprendió a Chile. Se conectaron unos a otros no sólo por obedecer a factores relacionados, sino también porque se retroalimentaron y se proveyeron mutuamente de una caja de resonancia. Temas distintos pero conectados, lo que es muy importante para elaborar una agenda de acción sobre los factores determinantes de las acciones que el país ha presenciado, con un gobierno ausente y un Parlamento embelesado en la discusión de una Asamblea Constituyente entregada al libre albedrío de los partidos.

El primer y más fundamental estallido fue el de tipo social, derivado de la situación de los ingresos de la población, especialmente de los pensionados. En esta dimensión también se incluyó el olvido de las políticas públicas orientadas a los más pobres y la clase media, especialmente en educación y salud. Pero un segundo estallido se relaciona con la ética y las indignas prácticas que ha venido validando nuestra sociedad. La gente protestó porque percibe la existencia de un tipo de justicia para "ricos" y otra para "pobres".

Pero aún hay un tercer estallido que se confunde con los demás, relativo a los privilegios que ostenta nuestra clase política que, como curiosa contrapartida, se mantiene en una aparente burbuja, lejos de los problemas que afligen a la gente y que han sido señalados. Lo anterior se unió, además, a un cuarto estallido referido al rol de la delincuencia, el narcotráfico y el anarquismo en las protestas, que se manifestó en estos días aciagos y que continúa accionando en las calles.

Toda esta simultánea conjunción de cuatro estallidos: social, ético, político y delincuencial, se unió en la calle de una manera no necesariamente concertada, aunque sí orquestada por la izquierda no democrática. Todo nos ha traído hasta este punto de desolación en que nos encontramos, y que nos pone frente a todavía un estallido que se aproxima como nefasta secuela de los estallidos anteriormente descritos: el estallido económico. Por cierto sufriremos la consecuencia de toda esta estela de protesta y destrucción, y nos traerá mayor desempleo, menor crecimiento e inversión y perjuicio para las empresas medianas y pequeñas, especialmente.

Un programa de gobierno frente a estos cinco estallidos y sus efectos colaterales, debiera separar los temas envueltos y enfocarse con eficacia en sus detonantes principales. El estallido social debe manejarse con más recursos y mejores políticas que promuevan elevar los ingresos del trabajo y las pensiones, quizás fortaleciendo una mayor productividad laboral en el primer caso. El estallido ético debe acometerse corrigiendo la torcida aplicación de la justicia y del sistema administrativo, para que todos paguen las consecuencias de sus actos. Estos dos aspectos están siendo atendidos por medio de las iniciativas de gobierno. Sin embargo, los privilegios de la clase política que subyacen al tercer estallido, deben enfrentarse recortando los ingresos de los parlamentarios reduciendo el número de los mismos. El estallido delictual debe enfrentarse con más y mejor policías, protegiendo el bien común y separando la protesta legítima y ciudadana de los actos terroristas y vandálicos.

Para que Chile se pacifique sobre la base de estas acciones y nuevas orientaciones de política, ciertamente se requerirá un gobierno de unidad nacional, que pueda además echar las bases para un programa de recuperación económica. Nuevas políticas y un acuerdo sustantivo de gobierno por parte de la clase política, podrán aislar al terrorismo, la delincuencia y la acción de grupos anárquicos y extremistas.

La buena marcha de la economía requerirá un país en paz, reencontrado sobre la base de superar las fuentes de los estallidos que tanto nos sorprendieron. Este es el gran reto que los políticos, el gobierno y la oposición, debieran estar discutiendo en estos días cruciales para Chile.

* Esta columna fue publicada en Estrategia

Luis Riveros

Exgran maestro de la Gran Logia de Chile

La nueva Constitución

"En todo caso vale expresar una advertencia: ninguna Constitución hace milagros". Rubén Gajardo Chacón, Decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad de Antofagasta
E-mail Compartir

Se ha sostenido que la Nueva Constitución se escribirá en una página en blanco, lo que ha llevado a preguntarse: ¿eso significa que se cambiará por entero la actual Constitución y de ella no quedará nada?.

Formalmente es así, tanto que la nueva derogará íntegramente a la actual. No obstante en ésta existen normas que forman parte de la tradición constitucional chilena que deberán mantenerse, aun cuando es muy posible que se expresen en otros términos. Veamos algunos ejemplos: el artículo 4° señala que "Chile es una república democrática", idéntico a lo que establece la Constitución de 1925; el artículo 19 N°2 sobre la igualdad, expresa que "En Chile no hay esclavos y el que pise su territorio queda libre", norma contenida en iguales términos desde la Constitución de 1823 (artículo 8°) y que reproducen las cartas de 1828 (art. 11), de 1833 (art. 132), de 1925 (art. 10 N°1).

Si bien puede pensarse que hoy día una disposición así carece de toda necesidad y bien podría excluirse; no obstante es importante la tradición de mantenerla en atención que fue Chile uno de los primeros países en consagrar la eliminación de la esclavitud como garantía de rango constitucional.

Difícil veo la posibilidad de suprimir alguna de las garantías constitucionales que establece el artículo 19 en sus 25 numerales. Lo más probable es que muchas de las que allí se señalan sean reelaboradas, como creo que ocurrirá, por ejemplo, con la educación. También es posible que se agreguen nuevos derechos en las áreas económicas y sociales y se consagre una redefinición del estado como agente activo del quehacer en tales áreas. Tampoco concibo que no se incluya la protección jurisdiccional de las actuales garantías constitucionales tales como los recursos de amparo y de protección.

En todo caso vale expresar una advertencia: ninguna Constitución hace milagros. Las falencias que en las encuestas de opinión aparecen como las más sentidas por la ciudadanía, superarlas requerirá más que normas jurídicas por muy buenas intencionadas que resulten; se necesitará voluntad política para implementar sus soluciones y, tan importante como ello, recursos económicos con que llevarlas a cabo.

Un compromiso

Durante los últimos años hemos iniciado una serie de transformaciones que apuntan a hacer un periodismo responsable, que ayude a nuestra ciudad y región. En medio de la crisis social más importante que ha tenido el país desde la recuperación de la democracia, todos nos podemos dar cuenta del enorme valor que tiene un periodismo responsable.
E-mail Compartir

Son 113 años los que acaba de cumplir El Mercurio de Antofagasta, un medio que ha cruzado generaciones, que ha acompañado el desarrollo de la historia local, de nuestras ciudades y la región, teniendo como foco principal, la promoción de quienes aquí viven.

Superar el siglo de existencia no ha sido fácil y entendemos que se ha concretado por el apoyo recibido por nuestros lectores, por el vínculo existente y por la abnegada labor de los profesionales que trabajan en la elaboración de contenidos para el Diario y la plataforma digital www.soyantofagasta.cl.

En medio de la crisis social más importante que ha tenido el país desde la recuperación de la democracia, todos nos podemos dar cuenta del valor que tiene la acción política, el debate y el trabajo de un periodismo responsable que aporte a la formación de opinión libre y no trabaje con sesgos ideológicos.

En tiempos de fake news, donde las redes sociales han ganado un inmenso poder, la sociedad requiere de informaciones veraces, oportunas y de un mejor análisis para tomar las mejores decisiones. A ello debe sumarse el control del poder, denunciar la corrupción o los delitos, cuestión que los medios tradicionales han realizado en los últimos años. No hay hecho que estas instituciones en la política, la empresa y las autoridades.

Estamos muy contentos, por ejemplo, porque este año se nos reconoció con el premio Periodismo de Excelencia de la Universidad Alberto Hurtado, por la serie de reportajes "Las mujeres carne de cañón". Ello da cuenta del interés que ponemos en los textos que desarrollamos. Ese es uno de nuestros esfuerzos cotidianos: aportar para que Antofagasta sea una mejor ciudad y Chile un país inclusivo, donde todos los ciudadanos estén en el centro de las preocupaciones, sin distingo de sus orígenes, color de piel o creencias.

La tarea no es sencilla y honestamente pedimos disculpas por los errores cometidos. Solo podemos decir que jamás han sido adrede o con el ánimo de causar daño específico en contra de nadie. No nos mueve el odio, sino la profunda convicción de que el diálogo es el antídoto y mejor remedio para sanar las heridas y construir un mundo mejor.

Hoy queda en evidencia la importancia de un periodismo serio, responsable y comprometido, cuales son los objetivos más profundos que viven en El Mercurio de Antofagasta.