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Los jóvenes en esta crisis, el 'poder del ahora'.

"Rara vez los ímpetus juveniles detonan graves conflictos ideológicos, sino más bien se transforman en detonantes activos de nuevas sensibilidades". Dra. Francis Espinoza F., Académica UCN
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Fue en los 60' que el experimentado vicepresidente de Estados Unidos, Lyndon B. Johnson le dijo a Bobby Kennedy "para ustedes todos somos viejos". Ésta es la misma tesis que el rector de la Universidad Diego Portales y comentarista político Carlos Peña define como 'crisis generacional' a nuestra 'Primavera chilena 2019', refiriéndose al cúmulo de 'expectativas hiperactivas' de la juventud para hacer cambios continuos en las estructuras políticas del poder, pero en un período del 'hic et nunc', del 'right now'. Son los jóvenes del 'poder del ahora' del que habla el maestro espiritual canadiense Eckhart Tolle.

El fenómeno de 'juventud, divino tesoro' en política es un proceso casi natural. A nivel internacional podemos recordar la Reforma Universitaria de Córdoba de 1918, Mayo del 68, la Primavera Árabe, el 15M o movimiento de los indignados/as donde emergen nuevos partidos (X en 2013 y Podemos el 2014), e influye sobre otras manifestaciones sociales posteriores como el Movimiento Occupy en US, YoSoy132 en México, y Nuit debout en Francia.

Desde un contexto nacional, la movilización del 2006 llamada 'revolución pingüina' luchó por el derecho a la educación en respuesta a la privatización del sistema educativo heredado de la dictadura militar. Los/as universitarios no se quedaron atrás y en 2011 pararon las universidades por casi seis meses, reclamando por el financiamiento, la demora en la entrega de becas y los problemas con la Tarjeta Nacional Estudiantil (TNE). Los resultados fueron, como diría Steven Lukes (2005), la instalación en la agenda pública del concepto de gratuidad en la educación que más tarde se transformaría en propuesta de campaña y gobierno en el segundo período de Michelle Bachelet.

Esta genealogía del poder de la agencia como precisaría Foucault (1988) está nuevamente marcada por un tema etario. Sin embargo, no se puede hablar de un choque generacional. Por una parte, emergen los/as Millennials o la generación 'Y' que caracteriza a los/as jóvenes nacidos/as entre 1980 - 1999, y por la otra aparece la descendencia 'Z', nacida en 2000, llamada también post-millenial o centenialls y que abarca el 32% de la población mundial.

Por lo tanto, en nuestra crisis institucional ciudadana como yo la denomino, la CIC, conviven activamente los Millennials y los Centenials, y debemos preguntarnos, ¿qué caracterizan a estas generaciones? y ¿qué rol han cumplido estos/as jóvenes en esta crisis institucional ciudadana, mal llamada 'crisis social'?

De acuerdo a la encuesta Cadem (octubre 2019), la generación 'Y' presenta los mayores niveles de descontento social, una lejanía significativa hacia los actores del orden público y la crítica más dura hacia el presidente Piñera, el Ejecutivo y la elite gobernante en general. Asimismo, un 57% señala que participa activamente de marchas y caceroleos, el 79% aprueba las evasiones masivas y un 66% está en completo desacuerdo con la agenda social planteada por el gobierno. Éstos/as son los/as jóvenes de las marchas pacíficas y de la transformación del movimiento hacia la intervención barrial, que intenta llevar la alta cultura a las poblaciones (de norte a sur y de sur a norte) y hacer contracultura también.

Con más adrenalina en el cuerpo, la generación 'Z' está más cerca de lo que Henry David Thoreau (1849) llamó la 'desobediencia civil'. Son los/as jóvenes que hicieron estallar el movimiento con el llamado a las evasiones masivas, saltándose simbólicamente las vallas del metro. Paula Luengo Kanacri (2019) precisa que no hay un único líder o lideresa estudiantil como ocurrió en Tunisia con Mohamed Bouazizi, quien se inmoló y desató la Primavera Árabe. Aquí, Luengo habla de un 'actor social colectivo', que no tiene una articulación clara, que no es específico en su pliego de peticiones, pero que mueve el cambio a través de lo que la colega Giglia Vaccani llama la 'tiranía del hashtag', es decir, la convocatoria política a través de las redes sociales. Es la juventud temeraria, aquélla que ha radicalizado la protesta, la que ha recibido más reprimenda de parte de los aparatos represores del Estado (Althusser, 1970), que de seguro vio el documental 'Winter on Fire' (2015) sobre la rebelión ucraniana y que de ahí tomó el concepto de 'primera línea', y que sigue el manual de guerra urbana de la revolución del color en Hong Kong.

Ambas generaciones se identifican con el 'Baile de los que sobran', pues no sólo recogen la desesperación de sus abuelos/as por el tema de las pensiones, o la impotencia por las deudas de sus padres/madres, o la presión de la violencia estructural del sistema económico neoliberal, son aquéllos/as que ven su juventud y adultez sin futuro, porque rara vez los ímpetus juveniles detonan graves conflictos ideológicos, sino más bien se transforman en detonantes activos de nuevas sensibilidades frente a los problemas humanos.