La ciudad, el espejo del estallido social
"Antofagasta carece de suficientes terrenos urbanos, lo que se traduce en un alto precio de la vivienda y poca disponibilidad de espacios públicos. Tenemos la combinación para la explosión social". Andrés Letelier, Director ejecutivo Creo Antofagasta
Las ciudades chilenas se ha convertido en un territorio donde las desigualdades están a la vista de quien los recorre con ojos abiertos y dispuestos a ver esta realidad. La ciudad es causa del malestar que hoy sienten millones de chilenos y si la miramos como un espejo de la crisis social, podemos ver que la solución y la respuesta a las demandas también puede estar en la ciudad.
Podemos buscar la solución en la ciudad porque esta no es una abstracción de los urbanistas, sino que constituye un ente vivo, compuesto por personas que viven, trabajan, conviven, sueñan, sufren, se esfuerzan y disfrutan de lo que significa habitar una ciudad.
Antofagasta no es una excepción. Su población se ha más que triplicado en los últimos 50 años y su crecimiento y expansión ha sido desigual. Es la ciudad con mayor ingreso per cápita de Chile, pero repartido de manera desigual en el territorio.
No es lo mismo vivir en la zona norte, centro o sur de la ciudad o bajo o sobre la línea del tren. En amplias zonas de Antofagasta no ha llegado el desarrollo y tienen bajo acceso a los beneficios urbanos; y lo que es más graves tenemos extensos territorios donde no llega ni el Estado ni el mercado.
Demasiados antofagastino no tienen acceso a servicios urbanos sociales, salud, educación, deportivos, culturales y económicos. Y esta constatación se realiza utilizando una conocida regla urbana para medir equidad urbana: "la cantidad de servicios a los que podemos acceder en un barrio o a distancias caminables". A pesar de que Antofagasta tiene 32 kilómetros de borde costero y solo tres kilómetros entre el desierto y el mar, muchos antofagastinos tienen que trasladarse grandes distancias para acceder a buenos servicios.
Si a lo anterior le sumamos que increíblemente Antofagasta carece de suficientes terrenos urbanos para su expansión, lo que se traduce en un alto precio de la vivienda y poca disponibilidad de espacios públicos, tenemos la combinación perfecta para la explosión social que hemos vivido estas últimas semanas.
La realidad estaba a la vista y los números también, pero, y también es parte de las causas del estallido social, muchos no lo quisieron ver. En 2013, en Creo Antofagasta ya sabíamos en las zonas altas, sobre la línea del ferrocarril, donde vive más del 60% de la población, apenas se concentra el 10% de la inversión pública como privada.
Creo Antofagasta ha sido una instancia pionera que ha dado pasos importantes, pero aún insuficientes para articular instancias públicas, gremios, universidades y comunidad, priorizar y acelerar proyectos de inversión y activación ciudadana.
Al mirar la ciudad, la forma en que funciona y cómo se toman las decisiones surgen inmediatamente caminos de acción para superar la crisis y avanzar en disminuir la brecha de las desigualdades y comenzar a reconstruir confianzas. Algunos de estos caminos:
Zonas de prioridad nacional para barrios en crisis:
En el corto plazos los barrios o distritos en crisis debiesen ser abordados como zonas de prioridad nacional, liderados por autoridades que cuenten con plenas atribuciones sobre las distintas áreas desarrollo económico, social, ambiental y cultural.
Estas zonas deben contener planes urbano integrados con participación ciudadana efectiva y vinculante de modo que los habitantes en la definición de su futuro.
La equidad en el centro de las prioridades de inversión:
Se requiere revisar la inversión pública poniendo en el centro de la toma de decisiones la equidad, donde los recursos se concentren principalmente donde están las brechas, o al menos que los proyectos en áreas consolidadas tengan un proyecto equivalente en alcance e inversión en zonas más postergadas. Para esto debemos asegurar el estándar de los espacios y equipamiento públicos sea equivalente en las zonas periféricas y consolidadas. Una buena medida es que estas condiciones queden acordadas en guía de diseño para el espacio público.
Banco de suelo público para barrios integrados:
Para enfrentar los principales desafíos de vivienda - reducir el déficit y los precios de venta y arriendo y mejorar la integración social- se requiere una gestión más agresiva para el desarrollo de barrios integrados.
Para esto es clave aumentar la disponibilidad de terrenos públicos bien localizados entorno a áreas centrales, para lo cual se requiere un servicios moderno y eficiente para gestionar el suelo público, tal como lo ha propuesto el Consejo Nacional de Desarrollo Urbano con el banco de suelo público.
Antofagasta tiene condiciones para concretarlo, debido a la alta disponibilidad de terrenos público o semi publico vacante muy bien ubicados, donde, en este escenario de crisis, no parece muy presentable que éstos continúen ociosos, ni menos permitir que sigan siendo entregada al mercado solo para el desarrollo de barrios exclusivos.
Acceso a centros de barrio:
Para una ciudad más equitativa, también se requieren tener barrios equipados con un conjunto de servicios sociales, culturales, deportivos y comerciales a distancias caminables. Para su desarrollo se requiere integrar una batería de beneficios normativos y financieros, tal como si fuesen zonas francas urbanas, donde se permita el desarrollo polos de encuentro para la comunidad y emprendimiento a escala local.
Participación efectiva no simulada a través de acuerdos interbarriales:
Llevamos años hablando de la importancia de la participación ciudadana para el desarrollo de nuestras ciudades, pero en la practica la hemos seguido evitando, porque toman tiempo, porque no nos entendemos, amenazan el juicio experto, los profesionales hablamos en lenguaje técnico, que es difícil de comprender. Entonces generamos simulacros de participación donde nos juntamos, de vez en cuando, pero ni nos escuchamos ni nos entendemos, por lo tanto, nos restamos.
Para construir confianza se requiere dialogo abierto, honesto, permanente y consistente en las acciones. Condiciones claves para generar acuerdos y acción colectiva en nuestros barrios. Todos los sectores de la ciudad debieran contar con acuerdos de barrios, donde los vecinos sistematizan su necesidades y aspiraciones, acuerdan una visión común y las propuestas para alcanzarla. Estos acuerdos generan mejores condiciones para dialogar con las autoridades y todas organizaciones que quieran aportar al desarrollo de sus barrios.
A estos acuerdos, en el centro alto y centro norte de Antofagasta, se le denominó Agenda interbarrial. En esos sectores hemos sido testigo del trabajo permanente y articulado que realizan los vecinos y sus dirigentes para mejorar sus comunidades y entorno.
Uno de los aspectos rescatables y valorados de esta crisis es que se ha despertado el sentido de comunidad y la motivación por ser partícipe de la transformación de nuestra realidad.
Es lo que hemos hecho en Creo Antofagasta y ponemos a disposición, nuestra experiencia y espacio de articulación a quienes se quieran sumar en este camino.