Madre de Nicolás Marambio: "Los culpables e irresponsables tendrán que dar la cara"
CASO. El Tribunal de Garantía de Antofagasta rechazó nueva ampliación de las pesquisas, debido a que la investigación por la muerte del menor, tiene casi dos años.
Tal cual se prepara para visitar la animita de su hijo todos los días 11 de cada mes, desde hace poco más de dos años, la señora Olga Martínez, de 60 años, realiza los arreglos previos una vez más.
No hay nada que conmemorar esta vez. No se cumple otro aniversario desde la muerte de Nicolás, su hijo menor (quien falleció el 11 de febrero de 2017 después que un cesto de basquetbol le cayó en la cabeza). No. No hay nada que conmemorar; la razón que motiva a su madre a visitar el lugar una vez más, es explicarle a la memoria de su hijo, justamente en el lugar donde falleció, que la investigación desarrollada por el Ministerio Público llegó a su fin.
Cierre
El Tribunal de Garantía de Antofagasta, rechazó una nueva ampliación de las pesquisas (la novena en este caso), concluyendo así la investigación que estaba cerca de cumplir los dos años.
Dos funcionarios municipales están imputados (Ignacio León, director de Dideco y Kimmverley Espinoza, coordinadora, en aquel entonces, del área de Recreación), quienes hoy son pesquisados por Fiscalía en cuanto a la responsabilidad que les pudiera tocar como directivos del organismo municipal, dentro de las áreas de mantención y desarrollo del espacio comunitario.
Este eventual resultado, no termina de convencer a la señora Olga. Sigue sosteniendo que en este caso hay más implicados, personas que incluso tuvieron aún más responsabilidad que los funcionarios indicados, como un inspector municipal a quién, según la versión de la madre y otros testigos (deportistas, amigos de Nicolás, según consta en la investigación), se le advirtió que el aro en cuestión estaba mal.
"Ellos no hicieron nada por mejorar esos aros antes que de se cayeran. Me da impotencia el saber que después de dos años todavía no hayan responsables, siendo que son varios los culpables de que esa infraestructura haya estado en malas condiciones", manifestó.
Respecto al proceder de la justicia (proceso de investigación y pesquisas), la todavía desconsolada madre, sostuvo que "han actuado mal. La justicia se ha demorado mucho en llegar hasta los responsables y ahora, la investigación se cerró sin identificar a los verdaderos responsables. Esto no puede terminar así", dice.
Y es esa misma frase la que repite una y otra vez mientras jura delante de la foto de su hijo, que seguirá con el caso hasta las últimas consecuencias. "Yo no sé qué más hacer, a dónde más puedo ir, si ya he hecho todo (...) pero te prometo hijo -dice-, que esto no se quedará así y que los culpables e irresponsables que no evitaron que este accidente pasara, tendrán que dar la cara".
Familia
Un poco más tranquila, mientras limpia y barre la animita de su hijo, la señora Olga nos relata, después de realizada la consulta respecto al estado de su familia, que el tema de Nicolás es algo que se intenta no tocar mucho en la casa. Pues aún la hace sufrir mucho, situación que preocupa con a sus otros dos hijos.
"Yo sé que mis hijos se preocupan y temen que por mi depresión, haga alguna tontera. Por eso tampoco hablamos mucho sobre lo que pasó, intentando dar vuelta la página. Pero cómo puedo yo, cómo podría una madre en mis zapatos, no seguir buscando justicia por la muerte de su hijo. Yo no puedo hacer eso. No sé si podré", confidenció.
Relató que actualmente, sigue en contacto con los amigos y la gente que su hijo quiso en vida, como un pequeño de 12 años, a quien su hijo comenzó a instruir en el baloncesto. "Mi hijo lo apreciaba mucho y este chico también apreciaba a mi hijo, de hecho utiliza el mismo número de camiseta (el 6) cuando le toca jugar. Mi hijo dejó mucho en muchas personas, lo quisieron harto", se lamenta.
Recuerdos
Media hora después de haber llegado, la visita a la animita concluye cuando la señora Olga cambia las flores antiguas por las nuevas que trajo consigo. Una rosa roja, que simboliza el amor, y una amarilla, que le recuerda un regalo de ese color que su hijo le dio cuando apenas era un niño. Un regalo por el cual disimuladamente, días antes, le preguntó cuál era su color favorito. "De haber sabido que me regalaría una cartera, le habría dicho otro color", recuerda, mientras se ríe.
Así es como pasa sus días. Ya no sale mucho de casa, no le dan ganas. Teme que si un día ella deja de pensar en su hijo, el dolor desaparezca y con él, las ganas de buscar justicia. Una justicia que hoy parece esquiva.