Alejandro Ahumada R.
Como muchos antofagastinos, el 23 de diciembre del 2017 Carla Cortés (41) realizaba junto a su hija Javiera (19), las últimas compras antes de Navidad.
Tras una tarde de compras, decidieron pasar a comer al Mercado Municipal. Al salir, Carla quiso comprar algo de fruta en uno de los tantos puestos ambulantes de la Plaza Sotomayor.
Fue su último recuerdo de esas festividades. "No sé qué pasó después. Sentí un ruido fuerte y que alguien gritó. Después de eso no recuerdo nada ", comenta Carla Cortés tras casi 18 meses del accidente.
Hechos
En plena plaza Sotomayor, el desprendimiento de un tronco de eucaliptos desde al menos 10 metros de altura, impactó de lleno en Carla y en menor medida en su hija. Al lugar acudieron bomberos y el SAMU quienes la rescataron y llevaron hasta la Urgencia del Hospital Regional.
Luego de estabilizada, la familia decidió trasladarla a la clínica BUPA Antofagasta.
"Esos primeros días fueron súper difíciles porque teníamos que decidir qué hacer con mi mamá. Si operarla acá o llevarla a Santiago. Finalmente el médico nos recomendó operarla aquí porque la lesión era en la espalda y era un riesgo muy alto el traslado en avión", recuerda Javiera.
El diagnóstico tras el accidente no era muy alentador: debido al golpe, Carla había sufrido una fractura en su órbita izquierda y un traumatismo raquimedular con compromiso de una vértebra.
Carla fue intervenida en su columna donde le colocaron 2 placas y 8 tornillos de titanio y luego sometida a una cirugía reconstructiva de su cavidad ocular.
En total estuvo 22 días en la clínica. Las secuelas del accidente -afirman sus médicos tratantes- serán permanentes.
TESTIMOnio
"Ingresé a la UCI directamente. Allí estuve seis días. Los primeros dos, estuve en coma inducido. Luego me operaron la columna. Lo único que sentía, pese a todos los medicamentos que me indicaban, era un dolor de cabeza insoportable, espantoso ", recuerda Carla.
"Yo era una persona bien activa. Me encantaba trotar, hacer deporte. Y ahora ya no podré hacerlo nunca más. Este accidente me cambió radicalmente la vida", señala.
Tras el alta médica. Carla comenzó un proceso de tratamiento que se extendió durante seis meses, periodo en que requirió aprender a caminar nuevamente y adaptarse a su nueva condición.
"Pasas por momentos de frustración, rabia e impotencia. Te preguntas ¿Por qué te pasa esto? ¿Qué hubiera pasado si hubiese sido un niño el que podría haberse accidentado?", se cuestiona.
Pese a la resistencia de su familia, en julio de 2018 Carla quiso volver a su trabajo. En parte -aclara-, sentía la necesidad de retomar su rutina habitual. El retorno, no obstante, no ha sido fácil.
"He pasado por periodos de altos y bajos. Pero hoy, lo que más me preocupa es el futuro. Qué va a pasar conmigo más adelante. Tengo placas, tornillos en mi columna y no sé qué va a pasar con eso con el paso de los años o si necesito una intervención más adelante", agrega.
Acción judicial
Carla volvió a la Plaza Sotomayor a agradecer la atención de las personas que le prestaron ayuda en el accidente.
En ese minuto, comenta, los propios locatarios le relataron que habían advertido a la empresa responsable del área, que los árboles de la plaza presentaban problemas.
Ese hecho y la necesidad de encontrar justicia para su caso, le llevó a interponer una demanda por indemnización de perjuicios en contra de la Municipalidad de Antofagasta.
" La misma gente de ahí les había advertido del peligro. Antes ya se había caído otro árbol que afortunadamente no lesionó a nadie. No puede ser que nadie se haga responsable de lo que me pasó, que nadie se haga cargo. Yo necesito que se haga justicia con esto por eso decidí hacer la demanda" afirma.