No bastó el esfuerzo
René
Cortés,
comentarista deportivo
No es fácil determinar el porqué, en la etapa final, el CDA no logró un mejor logro después de la muy buena campaña en el torneo Nacional. Razones hay múltiples. Varias de ellas escapan a la lógica del fútbol, siempre y cuando este atractivo deporte profesional, la tenga.
Ya hace varias fechas, especialmente después del ajustado triunfo sobre la Universidad de Concepción, los altos y bajos fueron más notorios. Lo que en algún momento se puedo soslayar, incluidos también errores arbitrales, adquirieron una dimensión superior. Es el caso de las lesiones. De una u otra manera, por ejemplo, se eludieron sus efectos, pero las de Michel Lepe y Eduard Bello, en la fase decisiva, tuvieron un "efecto negativo en el funcionamiento del equipo".
Ante Unión Española, pese a que no se puede negar el intento por preservar el ordenamiento tradicional, "se volvió a flaquear". En la zona más sensible: mediocampo, tanto para elaborar el juego, marcar los equilibrios de las líneas y frenar a los rivales, las respuestas no fueron las deseadas. Y se hicieron notar los "fantasmas" de Lepe y Bello.
Nombres habían a la mano del técnico Ameli, pero sin los mencionados, el "puzzle" no resultó fácil de descifrar, más aún cuando la presencia de un sub 20 costó convertirlo en "solución", sin desconocer las cualidades de Marco Collao, en pleno proceso de crecimiento.
Resentido el CDA, más bajas individuales y un notorio desgaste físico, más algunas elecciones que no fueron precisas, con responsabilidad del que decidió y el que asumió, los hispanos sacaron la igualdad. Sin olvidar que, a los 69 y 71 minutos, Tobías Figueroa, acercó a los albicelestes a la derrota. En la primera, el achique de Fernando Hurtado, evitó el bochorno.
En la etapa final, de ida y vuelta, donde primó la intención más que el orden para elegir como llegar al arco de Diego Sánchez, el equipo de Gerardo Ameli, volvió a exponer su "espíritu de sacrificio", pero no sirvió mucho. Se llegó sin la cohesión adecuada. Felipe Flores clarificó en algo el funcionamiento ofensivo, pero no era lo necesario. Ya la suerte estaba echada.