La mujer en la Guerra del Pacífico
Dentro de la historiografía chilena de la Guerra del Pacífico el papel desempeñado por la mujer es ignorado. Es necesario darlo a conocer y demostrar cuál fue el rol de la mujer en la contienda.
Hubo tres grupos que se destacaron: Primero están las más conocidas, las cantineras, aquellas que, recién comenzada la movilización, corrieron a alistarse en los regimientos.
Ellas vestían el mismo uniforme que los soldados de su batallón, ayudaban durante los combates repartiendo agua y municiones, socorriendo y aliviando a los heridos e incluso empuñando el fusil en caso de necesidad.
Las cantineras fueron verdaderas madres de los soldados, como protectoras, enfermeras y confidentes. Ellas han registrado sus nombres en la historia, como Irene Morales que, viuda dos veces, residiendo en Antofagasta, siguió al ejército chileno en todas las campañas.
El segundo estaba compuesto por aquellas mujeres que permanecieron en sus hogares y cumplieron una labor anónima, pero muy significativa: confeccionaron uniformes, ropa interior, pañuelos; sábanas, vendajes e implementos hospitalarios; bordaron banderas, estandartes y gallardetes; otras que engalanaron las calles con arcos de triunfo y flores para el paso de los soldados que regresaban victoriosos y todas en conjunto oraron por el triunfo de las fuerzas chilenas.
Sin embargo, hubo dos rubros o actividades donde el papel de la mujer de la ciudad tuvo un significado especial: el trabajo hospitalario y la dedicación principalmente fue hacer vituallas para los heridos y ayudar a los que regresaban al país y debían permanecer en los hospitales cuando la cantidad de nosocomios no eran suficientes para atender a tantos enfermos.
El segundo rubro se refiere a la labor desplegada en la ayuda a los desamparados del conflicto, formando varias sociedades de beneficencia que cooperaron auxiliando a las viudas y huérfanos que dejó la guerra.
Es necesario dar a estas sacrificadas mujeres el reconocimiento de nuestra Patria.
Paz Larraín Mira