Cuando se habla de aumentar la productividad regional, lo primero que viene a la mente son los números asociados directamente a las toneladas de mineral que se mueven en las faenas mineras, pero detrás de estas cifras hay un importante soporte industrial sustentado por las pequeñas y medianas empresas proveedoras de la Minería.
El gran desafío de la industria minera en Chile es reducir sus costos de producción, que nos permita afrontar de mejor forma la ciclicidad propia del precio del cobre y general de los commodities; en tal sentido la innovación y el desarrollo tecnológico son aspectos claves para mejorar la productividad, solucionar desafíos operacionales y reducir los costos en las distintas áreas de procesos. Y por cierto las empresas proveedoras, están llamadas a jugar un rol protagónico.
En este contexto y en las valiosas alianzas público-privadas, la Asociación de Industriales de Antofagasta, en cofinanciamiento con Corfo ha estado ejecutando desde el año 2016, el proyecto "Centro de Extensionismo Tecnológico para proveedores de la Minería (CET), cuyo objetivo principal justamente es estimular la competitividad por medio de la optimización de sus procesos productivos y la absorción tecnológica al interior de sus organizaciones, entre otros indicadores.
La experiencia en terreno del CET visitando las realidades de las empresas refleja importantes desafíos, en que los empresarios hacen notables esfuerzos para seguir los estándares definidos por la industria minera, pero hay camino por recorrer pues la presión de reducir los costos de operación es transversal y es en estos espacios de los procesos tecnológico-productivos en que el equipo de profesionales del Centro de Extensionismo Tecnológico de la AIA, está dando respuesta al revisar en forma conjunta con las empresas, cuales áreas debe potenciarse para contribuir a una productividad más competitiva y espacios para generar soluciones innovadoras en sintonía con los principales desafíos operacionales de la industria minera.
Los empresarios pymes locales valoran notablemente esta intervención, ya que el tiempo pasa a ser unos de sus activos más valiosos y en la práctica deben cumplir múltiples funciones, lo que a veces les impide asignar espacios como ellos quisieran, pero es aquí justamente en los tiempos difíciles dónde nacen las buenas ideas y la necesidad de "re-inventarse".
Una vez que las empresas adquieren la confianza y validan el apoyo, comienza a tejerse en forma natural la necesidad de estar más cerca de las redes del ecosistema, para progresar en la innovación y gestión del conocimiento; que permitan desarrollar y ofertar propuestas de valor más potentes para los desafíos que hoy demanda la industria minera.
Revalorar la sociedad civil
Encontrándonos ad portas de la elección presidencial, se echa de menos la discusión en torno a la importancia de la sociedad civil en nuestro país. Poco y nada se han referido los candidatos a este concepto, denominado por algunos como el "tercer sector", cuando debería ser considerado el primero. Y es que resulta importante destacar la capacidad de la sociedad civil de conformarse de manera voluntaria e independiente, en torno a los más variados intereses y causas, más allá de las fronteras del Estado y del mercado.
Una sociedad civil activa y robusta es un elemento esencial en el progreso de un país, ya que permite potenciar el total desarrollo de las capacidades de los individuos. Esta muchas veces se desempeña o responde de una mejor manera que el Estado ante los diferentes desafíos y problemáticas que nos afectan como país. Un ejemplo claro de ello, es la gran capacidad que tenemos los chilenos de ayudarnos mutuamente ante los diferentes desastres naturales que hemos vivido en el último tiempo.
Conjuntamente, la sociedad civil puede constituirse como un contrapeso efectivo al poder del Estado, al ser la mejor instancia donde los ciudadanos son capaces de proteger sus propias libertades, haciendo posible, en muchos casos, frenar las malas decisiones de los gobiernos.
En nuestro país existen 234.502 organizaciones de la sociedad civil, número considerable que incluso nos posiciona por sobre Estados Unidos y Australia, países que cuentan larga trayectoria asociativa. Esto es lo que muestra el reciente estudio publicado por el Centro de Políticas UC y la Fundación Chile + Hoy que, además, evidencia un positivo escenario en cuanto éstas se distribuyen de manera descentralizada a lo largo del país, a diferencia de la propia estructura estatal chilena.
El informe señala que estas asociaciones son relativamente "jóvenes" gracias a una amplia expansión sufrida particularmente en los últimos años. Además, se manifiesta que éstas contribuyen al desarrollo integral de nuestro país, son altamente valoradas por los chilenos, se desempeñan en los más variados rubros -como educación, recreación e investigación y cultura-, y aportan considerablemente a la economía nacional.
Particularmente la región de Antofagasta ostenta 12,8 organizaciones por cada mil habitantes, ubicándose dentro del promedio de nuestro país. Es de esperar que los antofagastinos tomen conciencia de los enormes beneficios que una sociedad civil dinámica y robusta genera. Es de suma importancia poner todos los esfuerzos en seguir desarrollando estas iniciativas, en vez de seguir esperando soluciones provenientes del gobierno central, que la mayoría de las veces al desconocer la realidad local se tornan ineficientes, costosas y poco producentes.
Fernando Cortez
Gerente general de la Asociación de Industriales de Antofagasta
Yasmín Zaror
Asistente de Investigación Fundación para el Progreso