La democracia, como toda obra humana, no es perfecta, pero de todos los sistemas de administración del Estado, es la mejor; la que presenta menos puntos en contra, toda vez que se busca la participación de todos los ciudadanos en esa construcción de una sociedad que busque el bien común.
El logro de la democracia, tal como la tenemos hoy en día, ha costado miles de años, cientos de regímenes, miles de muertos y demandas civiles de todo tipo. En las libertades de las que gozamos está el rastro de las mujeres que reclamaban su derecho a voto, la de las minorías perseguidas y postergadas, la de clases sociales más populares que recién hace un siglo pueden ejercer su voto, es decir, ese tránsito no ha sido nada de fácil.
Es cierto que el sistema político tiene asuntos que resolver; no obstante, los avances son más que relevantes en el tiempo. El presente es mejor que el pasado. En tal perspectiva, los resultados del Estudio Longitudinal Social de Chile (Elsoc) del Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (Coes), son inquietantes, toda vez que un 43% de los 3.000 ciudadanos entrevistados se declaró "nada" satisfecho con la democracia y otro 25% "poco satisfecho".
Y los números son todavía más sorprendentes. Un 30% de los encuestados está más de acuerdo la frase con que "a la gente como uno, nos da lo mismo un régimen democrático que uno autoritario". Incluso, el 14% afirma que en algunas circunstancias, un gobierno autoritario puede ser preferible.
Desde el punto de vista de la construcción de país, es muy grave que la gente vea la política como un sistema desordenado y oportunista, donde las elites se aprovechan del resto. Así podría explicarse el desapego y desencanto de la población con una actividad capital en la conformación del país.
Pero tal estado de ánimo no nos sirve en absoluto. Se necesitan acciones para remediarlo y cambiar esta impresión, lo que necesariamente implica tender puentes de comunicación entre las partes y comenzar a construir confianza.
Chile necesita comenzar a creer y todos somos parte de ello, cuidando la democracia, que no es gratis.