Las diversas expresiones de la sexualidad adolescente suelen tener en su base un gran número de procesos sicológicos, sociales y culturales, los cuales adquieren matices muy diversos, ofreciendo oportunidades y riesgos para un adolescente en plena construcción de la identidad.
La adquisición de un nuevo cuerpo emerge con fuerza en la pubertad y, junto a esto, surge todo un conjunto de nuevas sensaciones y emociones.
La gran mayoría de estos adolescentes, incluso desde las etapas más tempranas, van descubriendo en sus nuevos cuerpos, a partir de nuevas formas de pensar, las relaciones de vínculo tanto con sus padres como con las instituciones educativas que los rodean. El lenguaje de estos años está marcado por la acción, por el atreverse, intentando romper lo establecido, como también lo prohibido. Aquí comienzan otros desafíos para los padres, pues tanto en la adolescencia media como en la final, las manifestaciones de la sexualidad toman expresiones que suelen estar influidas por el medio cultural contemporáneo.
La urgencia y las demandas omnipotentes provenientes del aumento del narcisismo adolescente, en el marco de una modernidad líquida, suelen colocar a las relaciones de amor y su relación con la sexualidad como un bien de consumo, perdiendo de vista la persona con quien inicio y desarrollo las exploraciones de mi sexualidad.
En concreto, se sabe que en nuestro país el embarazo adolescente ha registrado un descenso importante en los últimos años, pues existe no sólo una educación de mayor calidad en estos temas de prevención, sino porque además existen mayores niveles de expectativas de desarrollo social para la juventud actual, especialmente para las mujeres. Sin embargo, el aumento en la cantidad de casos de VIH en la población adolescente resulta del todo alarmante.
La promoción de la salud física y sexual, en particular, busca fomentar acciones positivas, no para prevenir las enfermedades, sino para mejorar el bienestar físico y mental de los adolescentes. Este es el punto de partida de las campañas de prevención. Es necesario dejar de lado nuestros temores y dudas, pues es necesario conversar y corregir el rumbo de los programas de promoción y prevención, para evitar que más jóvenes y adolescentes adquieran una enfermedad que aún tiene un estigma social muy importante.
Roberto Sepúlveda Yévenes
Sicólogo y académico USS