Cristian Castro Orozco
"Ganaba unos cinco millones de pesos por semana y di a mi familia lujos que antes me eran imposible costear. Pero el precio a pagar es que vivía con el miedo a que algo malo les ocurriera. Lo menos grave que podía pasar es que nos decomisara la policía".
Este es el testimonio de un extraficante de drogas, quien comenzó su "carrera" vendiendo pequeñas dosis de pasta base, para después comercializar directamente a los proveedores.
"En ese mundo todos te quieren agarrar. Si no son los pacos (Carabineros), son tus "amigos" o "clientes", quienes te pueden hacer una "mexicana" (quitar la droga) o extorsionaste", asegura.
Este hombre, quien pidió la omisión de su identidad por razones obvias, fue detenido por este ilícito en 2010, siendo condenado a tres años y un día de presidio, pena que después de un año fue conmutada por cinco años de libertad vigilada.
Venta
El viernes, la Brigada Antinarcóticos de Antofagasta desbarató a una banda internacional compuesta por colombianos y un canadiense, que pretendía enviar US$7 millones de clorhidrato de cocaína a México.
"Me crié en un barrio en donde era habitual ver drogadictos. Tenía muchos amigos volados (drogadictos) y a pesar que probé, nunca me hice dependiente. Era más rentable venderla. Si bien mi familia tenía carencias, no me hice traficante por necesidad, sino para obtener plata de manera fácil", cuenta.
Comenzó vendiendo "monos" (dosis de pasta base a mil pesos), pero después cambió la estrategia de venta debido a la exposición en la que quedaba por sus mismos "clientes".
Peligro
"Llegaba gente a tu casa a cada rato. La mayoría ni siquiera la conocías y algunos eran tipos violentos que sólo querían conseguir drogas de la forma que sea. Decidí hacerla más piola (secreto) y vender a los traficantes. Ahí la cosa tenía algo más de seriedad", dice.
El extraficante tomó contacto con una mujer que residía en Iquique. Ella le hizo el nexo con una pareja de bolivianos quienes le vendía los bloques de pasta base (llamada "bazuca") a 700 mil pesos.
"Ahí comenzó todo. Ganabas rápido, pero igual el dinero lo tenías que reinvertir, o sino quedabas corto. Había que pagar el coste de la 'bazuca' al 'burrero' (persona que traslada la droga de una ciudad a otra) y a tus socios", asegura.
Fue ahí en donde el "negocio" quedó al descubierto, luego que uno de los "burreros" cometiera un error que lo dejó en evidencia ante Carabineros.
"Estaba todo calculado. Teníamos una ruta alternativa para esquivar el control de la aduana en El Loa (entre Iquique y Tocopilla), la cual el "burrero" debía pasar a pie. De ahí, un auto lo estaría esperando desde el lado sur de la aduana, a fin que lo trajese a Antofagasta", manifiesta.
El problema fue que quien debía transportar el kilo de pasta base, se quedó consumiendo la droga en medio de ese paso. Como no apareció, el auto que lo esperaba se marchó, por lo que el burrero comenzó a hacer dedo para que lo trasladaran.
"El tipo estaba duro (drogado) y además abrió el paquete para consumir. La pasta tiene un olor muy fuerte, por eso hay que envolverla bien. Pero como la abrió, quedó pasado a pasta y de ahí lo pillaron rápidamente. Ahí contó todo a los carabineros y en cosa de tiempo yo y mis socios estábamos detenidos".