Dániza Urrutia Sepúlveda
Y llegó el momento. A partir de las 08.30 horas de hoy se iniciará en Calama el juicio oral en contra de Cristian Riquelme Araya (31), a quien la Fiscalía imputa participación en la muerte del menor Mateo Riquelme Tejada, que había reconocido como hijo, pero que había nacido en una anterior relación de su pareja, y cuya muerte en una primera etapa se intentó hacer pasar por desaparición.
La acusación presentada por el fiscal Raúl Marabolí da cuenta que el sábado 6 de diciembre de 2014, entre las 15 y 16 horas de la tarde, el imputado junto con su hijo Mateo, de dos años, llegan hasta el domicilio ubicado en calle Federico Errázuriz, haciendo ingreso a una habitación que éstos arrendaban desde el 17 de noviembre del mismo año.
Agresión
Una vez en la habitación y luego de haber consumido droga, el imputado procedió a agredir al menor por motivos que aún se desconocen, pero presumiblemente por una discusión telefónica con la madre del menor, que se encontraba privada de libertad.
El menor sufrió un traumatismo craneoencefálico cerrado por contusión directa, que le provocó la muerte luego de un período de agonía.
Ante ello, el imputado procedió a introducirle un pañal en su boca, con el fin de evitar la expulsión de fluidos provenientes del menor y evitar ser descubierto por los vecinos.
Posterior a aquello, se produce el deceso del menor y al ver estas circunstancias, el imputado procede a retirar distintas prendas y a envolver al menor con una frazada, sacándolo del domicilio para trasladarlo a un sector de Calama, ubicado en las cercanías del Cerro la Cruz correspondiente a un sitio eriazo denominado como quebrada Quetena.
Búsqueda
El lugar era conocido por el imputado con anterioridad y correspondía a un basural clandestino. Allí enterró al menor a unos 20 centímetros de profundidad del suelo, para posteriormente deshacerse de las distintas prendas que lo incriminaban en un radio aproximado de 20 metros.
Luego y con el objeto de ocultar cualquier rastro y generarse una coartada, concurrió al domicilio de su hermana a quien le pide ayuda inventándole una historia ficticia, consistente en una primera instancia en la pérdida del menor desde la plaza 21 de Mayo.
Siendo aproximadamente las 20.00 horas del mismo día ambos realizan una serie de acciones, tendientes a la búsqueda del menor, tales como llamado a viva voz, consultas a las personas en el lugar, finalmente solicitar auxilio a Carabineros de Chile, y en conjunto realizar otras diligencias tendiente a la ubicación del menor en base a esta historia ficticia.
Luego de aquello en una primera instancia, a fin de hacer más creíble la historia del imputado, le señalan a la policía, que tanto él como su hermana se encontraban con sus respectivos hijos en dicha plaza, y en un momento de descuido, le es sustraído el menor al imputado, no dándose cuenta de aquella sustracción.
Evidencia
En el afán de ocultar evidencias, no sólo induce tanto a su hermana como a la madre del menor, a concurrir a la pieza N° 6 del domicilio de calle Federico Errázuriz, para realizar una limpieza profunda con abundante cloro.
El fiscal Marabolí calificó estos hechos como parricidio e inhumación ilegal, al tiempo que solicita aplicar al acusado dos circunstancias agravantes: abusar de la superioridad o fuerza de su sexo, de modo que la víctima no pudiere defenderse y ejecutar el ilícito de noche o en despoblado, pidiendo la pena de presidio perpetuo calificado.