Balsas de cuero de lobo
Las balsas de cueros inflados construidos por los antiguos pescadores indígenas del Norte de Chile ya desde antes del periodo hispano, estuvieron en uso en nuestro litoral, no sólo a lo largo de la Colonia sino durante gran parte del siglo 19.
Los buques procedentes del Reino de Chile y en viaje al Perú se servían de dichas embarcaciones de cueros para conducir las mercaderías a la caleta de Iquique y a otras del litoral. Se usaron también para transportar cargas pesadas, incluso productos minerales. Numerosos autores, generalmente viajeros europeos, mencionan en sus relatos el empleo de este peculiar artefacto náutico de los changos, ya en el periodo republicano, en los puertos nortinos.
Referiremos el empleo que se les dio en el embarque de salitre… La frágil construcción de estas embarcaciones, su escasa capacidad de carga y hasta el hecho de que ésta quedara expuesta a las salpicaduras del agua, ha hecho dudar de su empleo en el embarque salitrero.
Las balsas estaban construidas con pellejos de lobos marinos, propiamente el gran lobo Otaria jubata, utilizándose por lo menos dos cueros para la confección de cada odre. Con dos de éstos se formaba una balsa.
Los cueros eran prolijamente cosidos e inflados, y sus extremos, a proa y popa, quedaban bastante levantados, especialmente el primero.
Los dos cueros inflados se ajustaban en paralelo, siendo unidos por amarras y por una plataforma de madera colocada en el centro. La carga se depositaba encima de la plataforma, yendo también sobre esta el balsero armado de un remo doble.
La eslora de las balsas alcanzaba a 2.50 m., siendo algunas de 3 metros.
Para comprender el papel que desempeñó este extraño tipo de embarcación, era su capacidad de carga. Según Frezier, que vio las balsas tripuladas por los pescadores changos en 1713, la capacidad alcanzaba a mil o mil 500 libras de peso. Tal capacidad fue suficiente para efectuar los embarques, siempre que se dispusiera de un número adecuado de balsas.
N. de E. Revista NORTE, abril 1968, U del Norte.
Óscar Bermúdez M.