Resident Evil: capítulo final
Periodista, Magíster en Edu. Escritor, Académico U. A.
Con guión y dirección de Paul W.S. Anderson y con la incombustible actriz Milla Jovovich, aparentemente se completa la longeva saga 'Resident Evil' que, de menos a más, logró instalar un universo deprimente, con algunas cuotas de interés -sobre todo en los dos primeros capítulos-, en especial porque hablaba de cómo la corporación trasnacional Umbrella, amparada en las sombras destinaba millonarios recursos para la experimentación genética y la clonación a alta escala, provocando el apocalipsis en el mundo.
Basada en una saga de videojuegos, al igual que la decepcionante Assassin's Creed, esta película, sin ser una obra de excepción, es mucho más entretenida que la mayoría de los casos de películas que tiene como fuente de inspiración un videogame.
La serie alcanzó con este capítulo final seis películas en quince años, a contar de 2002 y todas fueron escritas y cuatro de ellas dirigidas por Paul W.S. Anderson, un director que es aclamado en una nueva tendencia denominada 'vulgar auterism', algo así como realizadores que podrían ser considerados autores o cultores de un estilo propio, en la zona menos prestigiosa de la industria fílmica.
Este (supuesto) Capítulo Final parte con un tema algo repetitivo y como premisa bastante básica: Alice, la protagonista, dispone solamente de 48 horas para cruzar una carretera dominada por hambrientos zombies y llegar hasta Raccoon City, un lugar en donde la fatídica Corporación Umbrella guarda el antídoto para el mal que ha dominado a la Humanidad y que, una vez diseminado, salvará a los pocos humanos que aún sobreviven.
El filme mantiene su misma estética oscura y casi sepia, con un despliegue de efectos visuales característicos del video clip, demostrando que la apuesta sigue funcionando y demuestra también que la ucraniana Milla Jovovich, a los 41 años, sigue siendo indestructible y de armas tomar.
El filme desarrolla una gran batería de efectos sonoros y visuales para conseguir ese look apocalíptico, haciendo que los clones, los zombies y las criaturas tipo gárgolas merodeen por todos lados, con algunos excesos de tipo gore.
Lo más interesante de este Capítulo Final radica en que, más allá de cumplir con sus objetivos, logra redondear la historia, haciendo que todo calce y sea coherente respecto de sus capítulos anteriores, aun cuando no sea lo suficientemente espectacular como podría pensarse.
En todo caso, este (aparente) final demuestra que, con limitaciones evidentes, la saga supo mantenerse en pie y crear su propia estética decadente de un futuro que, como es tan habitual en el cine anti utópico, parece estar condenado a la masacre y al exterminio.
Como nota adicional, el mejor ejercicio que puede hacer un auténtico cinéfilo es verse los seis capítulos de un solo golpe para constatar que el director ha sabido mantener una estética y un planteamiento absolutamente coherente y que ha sabido instalar una digna heroína de ese subgénero de la distopía que siempre resulta fascinante.
Víctor Bórquez N.