Solidaridad
Como bien sabemos, nuestro centro de Antofagasta cada vez está más lleno de antisociales, que van para hacer sus fechorías con la gente más vulnerables de la ciudad y esta vez me tocó a mí. El sábado 21, más o menos al mediodía me dirigía a enviar un dinero para mi madre y fui interceptado por un rufián el cual me robó una cantidad importante, corrí detrás de él gritando que me había robado y un señor le hizo una zancadilla, lo que hizo que el antisocial cayera y todo el dinero volara por todos lados.
Lo más bello de todo esto es que toda la gente se puso a recoger los billetes y a mis manos llegó todo mi dinero, recobrando la solidaridad y la fe ciudadana. Quiero agradecer a todos aquellos que mostraron honradez y empatía con mi situación, en especial al señor que lo detuvo en su huida y a una señora que me hizo contención en esos momentos que estaba muy nervioso y muy gentil hasta agua me ofreció. Muy agradecido y orgulloso de mi ciudadanía.
Carlos Eluzen O.
La cola del pan
Don Isidro Morales nos ha traído el recuerdo de las viejas crisis que tuvimos en Antofagasta por la escasez y carestía de harina y otros alimentos, presentes desde comienzos de los años 50 hasta mediados de los 60. De esos tiempos recordamos la expresión: "más larga que la cola del pan", para referirnos a un trámite interminable.
Los tiempos cambiaron, pero los vicios no. El centralismo y el comercio mafioso aún prosperan hoy. Por ejemplo, el 2015 comprobamos que las papas que provenían de Coquimbo valían casi el doble en Antofagasta de lo que costaban en Arica, pese a que en este último caso, el producto tenía un recargo de 700 Km. de flete.
El relato de don Isidro resulta increíble en cuanto a que en esa época la escasez y la carestía no dependían de la especulación comercial como ahora, sino de la iniciativa de las autoridades políticas. Si estas últimas no se hubiesen preocupado de enviar oficios, la espera por una solución habría sido más larga que la cola del pan.
Juan Enrique Pimentel Bunting
Piromanía
Llevar ministros a las zonas de catástrofe revela una cierta debilidad de los intendentes, cuyas futuras atribuciones están o deberían estar en discusión, pero es una medida que debería ser muy positiva al sacarlos de la comodidad de sus oficinas y empaparlos de los problemas reales.
Una vez superada la tragedia de los incendios forestales, es probable que vuelvan los incendios que causan los otros pirómanos, esos que consumen máquinas, viviendas, galpones y cosechas en La Araucanía. Y ahí sería oportuna una medida como la de solicitar a un ministro instalar por un tiempo su oficina en esa región, de preferencia en la zona rural.
José Luis Hernández Vidal
Estado
Bajo la mirada horrorizada de los chilenos, el país parece incendiarse por los cuatro costados. Frente a esta situación ¿qué hay? Un Estado asombrosamente pasivo; tal como lo ha sido por lo demás frente al crecimiento del terrorismo en La Araucanía.
Queda claro que quienes nos gobiernan son del todo incapaces de lidiar con problemas reales. Ellos, para justificar su permanencia en el gobierno, se inventan problemas que no existen, como el del mito de la "terrible" desigualdad.
Su mundo es la irrealidad. De aquí, su estruendoso fracaso cuando se trata de enfrentar los problemas de verdad. Para éstos, no tienen ni soluciones ni capacidad para encontrarlas.
Veremos qué explicación dan ahora.
Gonzalo Ibáñez
Servicio
Los dantescos incendios forestales nuevamente han cobrado la vida de un sencillo pero heroico servidor, Héctor Áviles. Sin embargo, a pesar de los criminales autores de estos incendios sumado a la incompetencia del gobierno, miles de personas siguen prestando ayuda en la zona para controlar este desastre.
Gracias a los cientos de bomberos, miembros de la Defensa Civil, brigadistas de Conaf y técnicos, FF.AA. y Carabineros, Cruz Roja, ciudadanos y decenas de organizaciones prestan servicios a Chile. Es lo mejor de lo nuestro, jóvenes y no tanto. Gracias muchachos, sigan adelante, su ejemplo no quedará en el olvido.
Francisco Sánchez
Calor
Queda claro que la autoridad sanitaria aplica criterios bastante distintos cuando se trata de un público o privado. Así no se avanza en respeto al derecho y las personas.
Paola Castillo