Antofagasta es -y fue- una ciudad de migrantes
"Construyamos un nuevo Antofagasta intercultural, que valore la riqueza de la diversidad".
Leo con preocupación los resultados del estudio realizado por el Instituto de Políticas Públicas de la Universidad Católica del Norte y Mori Market Opinión Research International respecto a la percepción que tienen los habitantes de la región sobre la migración. Por lo visto, un alto porcentaje considera negativamente la llegada de extranjeros. En este punto, me viene a la memoria aquello de "un pueblo sin memoria es un pueblo sin historia", pues parece que algunos olvidaron que Antofagasta siempre ha sido una ciudad de migrantes. Lo son nuestros bisabuelos y bisabuelas que arribaron buscando oportunidades.
Desde el Servicio Jesuita a Migrantes (SJM) estamos convencidos de la necesidad de una ley migratoria, pero nunca con un perspectiva de control, sino bajo una visión intersectorial y holística que permita aplicar políticas y transformaciones de nuestra sociedad.
Frente a estos resultados que revelan un Antofagasta conservadora, prejuiciosa e inflexible al cambio, apostamos por avanzar hacia el encuentro y la interculturalidad. Para levantar un discurso común de unión y ejecutar políticas locales, con enfoque de derecho, en pro de la inclusión, es preciso la unión de todos los actores implicados: sector privado, organizaciones de la sociedad civil y aquellos que ejercen la gobernanza local y regional.
En el SJM trabajaremos para generar los espacios de convivencia y encuentro que permitan comprender que detrás de cada cifra estadística hay una familia latinoamericana, un niño que sueña con cambiar su futuro, una mujer que busca sacar adelante a los suyos o un joven trabajador que, simplemente, ama esta tierra. Ojalá todos se contagien de esta visión, participen en espacios comunitarios, compartan con sus vecinos y, entre todos, construyamos un nuevo Antofagasta intercultural.
Los migrantes que ahora llegan también persiguen un sueño. Entender que son "el otro", "lo extraño" o incluso "lo peor" es desconocer este fenómeno. Para empezar, y así sucede a nivel mundial, la migración es imparable, especialmente en zonas, como Antofagasta, que se venden como 'la tierra prometida'. Solicitar mayor control o leyes más restrictivas no frenará la llegada de personas, pero sí potenciará la entrada irregular y el crecimiento de las mafias dedicadas a ello.
Catalina Rojas
Directora SJM Antofagasta