Después de disfrutar en vivo de unos notables conciertos de rock, entre otros, los de Rogers Waters, The Cure y David Gilmour, el Festival de Viña es simplemente una nota a pie de página harto ordinaria que veo sólo cuando sale un humorista. La noche del lunes 22 no fue diferente y pasé de la lectura de "El gran experimento. Mercado y privatización de la educación chilena", de Cristian Bellei, a Edo Caroe, el humorista de turno.
Su inicio me pareció explícitamente temeroso, pues puso como escudo antes de salir a escena a Coco Legrand, primero en un video donde salió en un ring dándole instrucciones y unas arengas en el estilo de Bonini, y después personificado el Coco por el famoso "Oscarito". Caroe sabe que Legrand ha tenido exitosas presentaciones en la Quinta Vergara y no me cabe dudas que partir con la figura del Coco (humorista desagradable) fue la mejor táctica persuasiva para preparar a ese mal llamado monstruo de la Quinta, que en estos días más parece un animal insignificante, amaestrado y reducido a gato de angora.
Una vez instalado en el escenario, Edo Caroe hizo su negocio. La corrupción, la falta de credibilidad de una parte importante de la clase política y la mención a un elenco de empresarios-corsarios fueron sus temas y no costó que el público enganchara con su rutina.
A los políticos y los empresarios los impugnó directamente por la ausencia de honestidad y prácticas delictuales. Los nombres de Jorge Pizarro, Jovino Novoa y Eliodoro Matte, entre otros, y las torpes intervenciones del diputado Gustavo Hasbún fueron los momentos de mayor notoriedad del humorista.
Pero la parte más débil de Caroe en la mención a los integrantes de la clase política fue su referencia a Camila Vallejo, que al no tener cómo impugnarle prácticas éticamente reprobables, acudió a un chiste sexista. Nada con contenido político en lo que respecta a la diputada. Por lo tanto, aquello motivó la reacción del PC, a mi juicio, razonablemente justificada.
Crítica tan esperada como cuando el escritor Hernán Rivera Letelier se refirió a la misma dirigente en términos sexista con una notable minimización de ella como sujeto político. En aquella ocasión, Rivera dijo: "Me van a matar en la casa, pero me gustaría conocerla y conversar con ella (Camila Vallejo) de política, pero en babydoll".
Patricio Peñailillo
Profesor de Filosofía