El último censo realizado el 2017, reveló que en nuestro país aún existe un déficit habitacional y que llega nada menos que a las 400 mil viviendas. La cifra se construye entre quienes viven de allegados y aquellos que habitan campamentos, una realidad que aparece en aumento en distintas ciudades del país.
El dato es relevante y comprende un 24% menos que los resultados del año 2002, mientras la población creció en un 18%.
La Región Metropolitana, la del Biobío y la de Valparaíso, son las zonas más complicadas por este fenómeno, considerando la cantidad, aunque el sector norte, en especial nuestra Región de Antofagasta y la capital regional, viven una de las situaciones más complejas, por la proporción considerada.
"Tenemos alarma en las regiones del norte de Chile, y eso lo vamos a resolver con un anuncio que estamos trabajando con el ministerio, que dice relación con una mayor inyección de recursos de esfuerzos e incentivos para el déficit habitacional en la zona norte", aseguró el ministro de Hacienda, Cristián Monckeberg.
En efecto, el gobierno prepara un amplio plan de construcciones, una deuda que el Estado mantiene con la zona a través de sucesivos gobiernos.
Hay una cosa sobre la cual insistir: Lo público desapareció por mucho tiempo de nuestro territorio, presumiblemente porque el éxito económico de Antofagasta (alto empleo, altos salarios, entre otros) hacían parecer innecesario aportes, mientras otras provincias presentan, hasta hoy, rezagos más que relevantes.
Ello pudo justificarse desde lo político, pero tuvo y tiene efectos para quienes vivimos aquí. Solo así puede entenderse que recién en los últimos años se avanzara en la construcción de carreteras, hospitales y viviendas. Precisamente porque el estado se desentendió del norte, pensando que los indicadores impulsados desde el sector privado eran más que suficientes. Ayudan mucho por cierto, pero hay espacios que son propios de lo público y el caso de la vivienda, aquí y en cualquier región del país, es un ejemplo pleno de ello.