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Estudio científico: Estar 20 minutos en un bosque reduce el estrés

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Permanecer durante 20 minutos en un bosque puede ser suficiente para lograr una reducción "medible" del estrés y contribuir así al "bienestar psicológico", según un estudio realizado por la Universidad de Medicina de Viena.

Los resultados de la investigación "muestran claramente que incluso una breve estancia en el bosque mejora el estado de ánimo", afirmó la experta en medicina ambiental Daniela Haluza.

El estudio publicado en la revista Forests, separó a 66 adultos en dos grupos. Mientras que el primer grupo pasó 20 minutos en el Bosque de Viena, el otro grupo estuvo en un entorno urbano sin vegetación.

Tanto antes como después de la estancia de ese lapso de tiempo, los investigadores tomaron muestras de saliva de los participantes para medir el nivel de cortisol, que es un indicador del estrés.

Los datos demostraron que los niveles de cortisol se redujeron de unos 4 a 2 nanogramos por mililitro en los individuos que estuvieron en el bosque.

Además, las emociones positivas disminuyeron en un 25% en los participantes que permanecieron en un entorno urbano, frente al 12% registrado en el otro grupo,"lo que indica un alivio notable de las emociones negativas" en quienes se encontraron rodeados de árboles.

"Nuestro estudio en el Bosque de Viena confirma que los paisajes forestales cercanos a la naturaleza pueden contribuir de forma medible a la reducción del estrés y al bienestar psicológico", declaró Haluza.

El equipo de investigación destacó la necesidad de que todo el mundo pueda acceder a espacios recreativos, "ya que no todas las personas pueden hacer excursiones frecuentes a las montañas o permitirse vacaciones costosas, pero un breve paseo por el bosque es factible para muchos".


Hombre récord del Everest: "La nieve se está derritiendo y el ascenso es más peligroso"

El escalador nepalí Kami Rita, que se convirtió el martes en la primera persona en ascender el monte Everest 31 veces, advirtió que "la nieve se está derritiendo, posiblemente debido al calentamiento global y esto pone a todos en riesgo, especialmente a los guías de gran altitud"

El montañista de 55 años, detalló que el segmento de la Cascada de Hielo de Khumbu, uno de los más peligrosos de la ruta del Collado sur, es uno de los puntos del trayecto que podrían representar un riesgo aún mayor para los ascensionistas.

"Los guías tienen que subir y bajar por la Cascada más de 30 veces cada temporada", dijo el sherpa, que es la persona que más veces ha llegado a la cumadel gigante de 8.848,86 metros.

La Cascada de Hielo de Khumbu, justo encima del campamento base del Everest, entre los 5.500 y 5.800 metros, es el primer gran obstáculo para los escaladores.

Neandertales fueron las 'víctimas' humanas de una plaga hace 60.000 años

VIRGINIA TECH. Chinches de una cueva saltaron de un murciélago a un humano.
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Efe

Hace unos 60.000 años las chinches de una cueva saltaron de un murciélago a un neandertal. Desde entonces, este linaje de chinches ha seguido un patrón demográfico muy similar al de los humanos y, según un estudio, pudieron originar la primera plaga urbana de la historia.

Por el contrario, las chinches menos 'aventureras', las que se quedaron con los murciélagos, no han dejado de disminuir desde el Último Máximo Glacial (una época conocida como la Edad de Hielo), que tuvo lugar hace unos 20.000 años.

Esta es la principal conclusión de un estudio realizado por científicos del Virginia Tech, tras comparar el genoma completo de dos linajes de chinches. Los detalles de la investigación se publican en la revista 'Biology Letters'.

"Queríamos observar los cambios en el tamaño efectivo de la población, es decir, el número de individuos reproductores que contribuyen a la siguiente generación, porque eso puede indicar lo que ha ocurrido en el pasado", explica Lindsay Miles, autora principal y estudiante posdoctoral del Departamento de Entomología.

Los investigadores creen que conocer bien la relación de simbiosis histórica y evolutiva entre humanos y chinches puede ayudar a predecir la propagación de plagas en las poblaciones urbanas y ayudar a controlar o prevenir plagas como la que sufrió en 2010 la ciudad de Nueva York, que se vio obligada a cerrar edificios emblemáticos como el Empire State, las tiendas de la Quinta Avenida e incluso el Hospital Universitario de la ciudad.

"Inicialmente, con ambas poblaciones, observamos un declive general que concuerda con el Último Máximo Glacial; el linaje asociado a los murciélagos nunca se recuperó, y sigue disminuyendo de tamaño" mientras que "el linaje asociado a los humanos sí se recuperó y su población efectiva aumentó".

Miles señala el establecimiento temprano de grandes asentamientos humanos que se expandieron en ciudades como Mesopotamia hace unos 12.000 años.

"Eso tiene sentido porque los humanos modernos salieron de las cuevas hace unos 60.000 años. Había chinches que vivían en las cuevas con estos humanos, y cuando se mudaron se llevaron un subconjunto de la población con ellos, por lo que hay menos diversidad genética en ese linaje asociado a los humanos", explica Warren Booth, profesor Asociado de Entomología Urbana en Virginia Tech.

A medida que los humanos aumentaron el tamaño de su población y siguieron viviendo en comunidades y las ciudades se expandieron, el linaje de las chinches asociado a los humanos experimentó un crecimiento exponencial en el tamaño efectivo de su población.

Futuras plagas

Aunque ambos linajes tienen diferencias genéticas, no son suficientes como para haber evolucionado hasta convertirse en dos especies distintas. Por eso, los investigadores quieren estudiar bien las alteraciones evolutivas del linaje asociado a los humanos y compararlas con las del linaje asociado a los murciélagos.

"Lo interesante será observar lo que ha ocurrido en los últimos 100 a 120 años. Las chinches eran bastante comunes en el mundo antiguo, pero una vez que se introdujo el DDT para el control de plagas, las poblaciones se desplomaron. Se creía que habían sido esencialmente erradicadas, pero en cinco años empezaron a reaparecer y se resistían al pesticida", afirma Booth.

Parapentista chino es arrastrado por una nube a más de 8.500 metros de altitud y logra sobrevivir

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Las autoridades chinas abrieron una investigación después de que un parapentista fuese arrastrado por una nube y alcanzara una altitud de más de 8.500 metros en el oeste del país, un incidente al que logró sobrevivir pese a las extremas condiciones.

El parapentista despegó el pasado sábado desde una región situada a una altitud superior a los 3.000 metros, en las montañas de Qilian, ubicadas entre las provincias occidentales de Qinghai y Gansu, informó el diario local Global Times.

Durante el vuelo, una avería en el equipo impidió el control del aparato, lo que provocó que fuese arrastrado por una nube hasta los 8.598 metros de altitud, casi la altura del monte Everest. Todo el incidente fue grabado en vídeo por el deportista.

Las imágenes muestran al parapentista afectado por congelaciones visibles, aunque permaneció consciente durante el trayecto y logró maniobrar el parapente hasta efectuar un aterrizaje seguro, según la prensa local, que citó declaraciones del afectado en las que aseguraba haber experimentado síntomas de hipoxia y frío extremo en las manos.

El experimentado parapentista, de apellido Ou y citado por los medios del país asiático, explicó que los vuelos a gran altitud requieren equipamiento especializado para bajas temperaturas, dado que a 2.000 metros el clima ya es muy frío.

Ou indicó que a 8.000 metros la temperatura puede alcanzar los -40 grados centígrados, y que los niveles de oxígeno son críticamente bajos.

También señaló que, aunque se han registrado casos de personas absorbidas por nubes hasta altitudes de entre 6.000 y 7.000 metros, pocos sobreviven a tales condiciones.

Las autoridades están examinando posibles infracciones administrativas vinculadas al vuelo.

Pese a que el parapentista contaba con una licencia válida para la práctica de este deporte, no presentó el plan de vuelo requerido para esa jornada ni obtuvo autorización previa para utilizar el espacio aéreo del lugar de despegue.