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Antofagasta recibe por primera vez el Festi val TIANFU

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A partir de junio, la Región de Antofagasta recibirá por primera vez al Festival TIANFU, el mayor evento de luces chinas que ya ha tenido un paso por Santiago y ha cautivado a miles de familias.

La actividad, producida por ProHANYU y organizada en colaboración con la Universidad del Alba y la Asociación de Industriales de Antofagasta (AIA), busca promover la cultura oriental en esta zona y explotar las relaciones de intercambio que se han consolidado gracias a la fuerte presencia de inmigrantes de origen chino en la región.

Concretar esta iniciativa es producto del apoyo de la AIA que facilitó el Recinto Ferial de Actividades Comunitarias, espacio que abre sus puertas a eventos tales como la Exponor.

Festival TIANFU tendrá una extensión de 55 días, entre junio y agosto. Este año, los asistentes podrán recorrer un circuito de más de 20 conjuntos de luces, los que se inspiran en leyendas, símbolos y animales del folclore chino, además de disfrutar de espectáculos en vivo que incluyen acrobacias, danza, kung-fu y juegos de máscaras con artistas provenientes desde Sichuan.

Para Li Ma, jefe de proyecto de ProHANYU, "Antofagasta, en particular, se ha consolidado como un polo de intercambio con China, y nos pareció el lugar ideal para continuar fortaleciendo lazos a través de la cultura. Además, el entorno desértico y sus cielos limpios ofrecen un telón de fondo espectacular para un Festival de Luces, creando una experiencia visual única".

ENTREVISTA. francisco daniels, empresario antofagastino:

"Soy un enamorado de esta tierra y no soy capaz de ver las cosas malas"

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Constanza Caldera Pfeiffer

El empresario antofagastino Francisco Daniels (71 años) vive hace cincuenta años en Francia tras el exilio por la dictadura militar. Pese a la cantidad de años, nunca ha dejado de estar preocupado por Antofagasta. Ciudad a la que dice amar, con la cual incluso comparten el día de su cumpleaños, el 14 de febrero.

Daniels es uno de los impulsores del tranvía en Antofagasta, además de fundar la Asociación Pablo Neruda Siglo XXI, a través de la cual realizan intercambio de estudiantes y que ya ha beneficiado a más de 200 jóvenes. Por su parte, durante pandemia entregaron diez toneladas de alimentos y también ayudaron a trasladar migrantes varados.

Este compromiso con la ciudad fue destacado en un reconocimiento que le realizó la CUT de Antofagasta el viernes, en el contexto de una jornada de la escuela de formación sindical desarrollada en la exoficina salitrera Chacabuco, en la cual participó el exministro del Trabajo Osvaldo Andrade.

¿Qué significa para usted estar en la exoficina salitrera Chacabuco?

-Es tremendo porque la historia de Chile está confundida con el movimiento sindical. No nos olvidemos que estas son las tierras de Recabarren, de las grandes luchas. Y las oficinas salitreras no fueron solamente dentro de la dictadura campos de concentración, las empresas en sí misma eran campos de concentración. Recuerda que los trabajadores no se les pagaban con dinero, se le pagaban con ficha, y las fichas solamente se podían gastar en la oficina salitrera donde trabajan, por lo tanto no podían manejar el dinero. Y después está toda la historia del campo de concentración que es tremendo, muy emotivo.

Yo estuve aquí para los 40 años del golpe y que se haga este evento aquí con la CUT es muy emotivo y significativo.

En ese lugar se le hizo un homenaje el cual le entregó el exministro Osvaldo Andrade, ¿qué sintió?

-Bonito, hermoso, emocionante. Osvaldo Andrade es un amigo, compañero del Partido Socialista de siempre. Me emociono porque pienso en compañeros sindicalistas que murieron, como Mario Terrazas Calderón, compañero dirigente sindical de la molinera de acá, que fue torturado en la molinera. Estuvo preso mucho tiempo y que logramos sacarlo con sindicalistas franceses, y vivió Francia, vivió conmigo un tiempo y él murió en Toulouse hace varios años atrás. Y el reconocimiento que yo recibí se lo dedico a él y su familia.

Usted lleva cincuenta años viviendo en Francia...

-Cumplo cincuenta este año. Estuve casi dos años preso aquí en Antofagasta. Al final del año 1975 salí de Chile. Fui expulsado por el decreto 504, tenía una condena de diez años. Se suponía que iba a estar ocho años máximo, y no fue así, fueron trece años. Entré en lo que se llama la lista del Papa, cuando el Papa Juan Pablo II vino acá. El Papa negoció con la dictadura una lista, una lista difícil, y ahí tuve la suerte de estar en esa lista y poder volver a Chile el 1 abril de 1987.

Y luego de eso, usted ha hecho su vida en Francia...

-He hecho mi vida en Francia con altos y bajos y con cosas buenas, no muy buenas y he tratado que sea una vida de resiliencia. Pero bueno, no sé si está para bien o para mal, ya a esta altura el partido está jugado. Yo me quedé aquí, en realidad. He estado con mi vida en Francia, pero toda mi vida política, sociológica, la he dedicado a Chile, y América Latina un poco menos. México mucho, pero siempre aquí porque esta es mi tierra y hemos vivido allá, mi familia se ha ido quedando de a poco afuera. Tengo una hermana que falleció en Venezuela, mis papás están enterrados en Francia y tengo un hermano enterrado en Maipú. Yo trato de interpretar las cosas con el menos dolor posible porque es lo que ha habido. Estoy en un país maravilloso. Francia es ahora mi copatria (...).

Y ahora está en Antofagasta después de ocho años, ¿cómo ha sido este reencuentro?

-Hay sorpresas para mí, por ejemplo, que el centro está desalojado, tenía una imagen de que había un lío muy grande. Es cierto que hay problemas de seguridad en todo Chile, pero también hay una intención de utilización política que tú llegas con un miedo que es fatal. O sea, me volví en la noche a pie desde la clínica Antofagasta hasta la calle Riquelme. No te voy a decir que venía con temor, no, pero con vigilancia. Pero, yo soy un enamorado de esta tierra y no soy capaz de ver las cosas malas. Me cuesta.

De hecho, usted nunca ha perdido el vínculo con Antofagasta. Creó una asociación que ayuda a estudiantes de la región y también a quienes lo necesitan…

-Tenemos muchas actividades muy ligadas a Chile y especialmente a Antofagasta. Hemos hecho intercambios de educación desde 2010. Hemos intercambiado a 212 estudiantes directa e indirectamente. Tres, cuatro, hasta cinco anuales, que se van renovando porque hay algunos que se van quedando varios años.

Ahora tenemos el honor de tener al hijo de Juan Salva, Leonardo Salva, que está en el segundo año de arte contemporáneo. Para mí ha sido un tremendo honor porque yo estudié con Juan en el liceo. Es un gran artista antofagastino, un gran pintor, que yo creo que no ha sido muy bien tratado en Antofagasta, y Antofagasta debiera hacer un esfuerzo para recuperar su patrimonio (...).

Usted es también uno de los impulsores del Tranvía, cuyo proyecto está siendo activo…

- Sí, yo no creo ser el principal, yo creo que este es un sueño que en lo político, lo impuso -con nosotros incentivando y ayudando-, la exalcaldesa Marcela Hernando. Ella fue a Besançon. En 2010 llegaron delegaciones, y se hizo un seminario por la ciudad de Antofagasta durante una semana. El alcalde de la época, Jean-Louis Fousseret, que es un amigo que estaba haciendo el tranvía en esa época allá, nos prestó la ciudad para hacer un seminario temático y nos entregaron los planos del tranvía que ellos hicieron que no estaban ni siquiera aprobados en general y ahí surgió la idea del tranvía para Antofagasta. Y después se hicieron gestiones con Francia desde la embajada, y se consiguió un FASEP, que son estudios de factibilidad que en Francia están destinados a las empresas francesas que ven una posibilidad de inversión en otros países. En este caso, era el tranvía, y se consiguió un apoyo de financiamiento de Francia de 750.000 dólares de la época, el 85% del millón. Y la Universidad de Antofagasta aportó con el 15%.

¿Y todavía piensa que es viable para la ciudad?

-Ahora mucho más que antes. Al ver los problemas de urbanismo que tenemos con los campamentos, los atochamientos (...) y en el proyecto actual se habla de 12 kilómetros, yo creo que no es suficiente. Yo sugeriría de que se liciten como lo quieren hacer (...) Yo pienso que desde los estudios hasta la realización de la infraestructura general del transporte, no debieran hacerlo empresas chilenas, creo que tiene que ser empresas internacionales.

"Yo me quedé aquí. He estado con mi vida en Francia, pero toda mi vida política, sociológica, la he dedicado a Chile".

Antofagasta recibe por primera vez el Festi val TIANFU

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A partir de junio, la Región de Antofagasta recibirá por primera vez al Festival TIANFU, el mayor evento de luces chinas que ya ha tenido un paso por Santiago y ha cautivado a miles de familias.

La actividad, producida por ProHANYU y organizada en colaboración con la Universidad del Alba y la Asociación de Industriales de Antofagasta (AIA), busca promover la cultura oriental en esta zona y explotar las relaciones de intercambio que se han consolidado gracias a la fuerte presencia de inmigrantes de origen chino en la región.

Concretar esta iniciativa es producto del apoyo de la AIA que facilitó el Recinto Ferial de Actividades Comunitarias, espacio que abre sus puertas a eventos tales como la Exponor.

Festival TIANFU tendrá una extensión de 55 días, entre junio y agosto. Este año, los asistentes podrán recorrer un circuito de más de 20 conjuntos de luces, los que se inspiran en leyendas, símbolos y animales del folclore chino, además de disfrutar de espectáculos en vivo que incluyen acrobacias, danza, kung-fu y juegos de máscaras con artistas provenientes desde Sichuan.

Para Li Ma, jefe de proyecto de ProHANYU, "Antofagasta, en particular, se ha consolidado como un polo de intercambio con China, y nos pareció el lugar ideal para continuar fortaleciendo lazos a través de la cultura. Además, el entorno desértico y sus cielos limpios ofrecen un telón de fondo espectacular para un Festival de Luces, creando una experiencia visual única".

ENTREVISTA. francisco daniels, empresario antofagastino:

"Soy un enamorado de esta tierra y no soy capaz de ver las cosas malas"

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Constanza Caldera Pfeiffer

El empresario antofagastino Francisco Daniels (71 años) vive hace cincuenta años en Francia tras el exilio por la dictadura militar. Pese a la cantidad de años, nunca ha dejado de estar preocupado por Antofagasta. Ciudad a la que dice amar, con la cual incluso comparten el día de su cumpleaños, el 14 de febrero.

Daniels es uno de los impulsores del tranvía en Antofagasta, además de fundar la Asociación Pablo Neruda Siglo XXI, a través de la cual realizan intercambio de estudiantes y que ya ha beneficiado a más de 200 jóvenes. Por su parte, durante pandemia entregaron diez toneladas de alimentos y también ayudaron a trasladar migrantes varados.

Este compromiso con la ciudad fue destacado en un reconocimiento que le realizó la CUT de Antofagasta el viernes, en el contexto de una jornada de la escuela de formación sindical desarrollada en la exoficina salitrera Chacabuco, en la cual participó el exministro del Trabajo Osvaldo Andrade.

¿Qué significa para usted estar en la exoficina salitrera Chacabuco?

-Es tremendo porque la historia de Chile está confundida con el movimiento sindical. No nos olvidemos que estas son las tierras de Recabarren, de las grandes luchas. Y las oficinas salitreras no fueron solamente dentro de la dictadura campos de concentración, las empresas en sí misma eran campos de concentración. Recuerda que los trabajadores no se les pagaban con dinero, se le pagaban con ficha, y las fichas solamente se podían gastar en la oficina salitrera donde trabajan, por lo tanto no podían manejar el dinero. Y después está toda la historia del campo de concentración que es tremendo, muy emotivo.

Yo estuve aquí para los 40 años del golpe y que se haga este evento aquí con la CUT es muy emotivo y significativo.

En ese lugar se le hizo un homenaje el cual le entregó el exministro Osvaldo Andrade, ¿qué sintió?

-Bonito, hermoso, emocionante. Osvaldo Andrade es un amigo, compañero del Partido Socialista de siempre. Me emociono porque pienso en compañeros sindicalistas que murieron, como Mario Terrazas Calderón, compañero dirigente sindical de la molinera de acá, que fue torturado en la molinera. Estuvo preso mucho tiempo y que logramos sacarlo con sindicalistas franceses, y vivió Francia, vivió conmigo un tiempo y él murió en Toulouse hace varios años atrás. Y el reconocimiento que yo recibí se lo dedico a él y su familia.

Usted lleva cincuenta años viviendo en Francia...

-Cumplo cincuenta este año. Estuve casi dos años preso aquí en Antofagasta. Al final del año 1975 salí de Chile. Fui expulsado por el decreto 504, tenía una condena de diez años. Se suponía que iba a estar ocho años máximo, y no fue así, fueron trece años. Entré en lo que se llama la lista del Papa, cuando el Papa Juan Pablo II vino acá. El Papa negoció con la dictadura una lista, una lista difícil, y ahí tuve la suerte de estar en esa lista y poder volver a Chile el 1 abril de 1987.

Y luego de eso, usted ha hecho su vida en Francia...

-He hecho mi vida en Francia con altos y bajos y con cosas buenas, no muy buenas y he tratado que sea una vida de resiliencia. Pero bueno, no sé si está para bien o para mal, ya a esta altura el partido está jugado. Yo me quedé aquí, en realidad. He estado con mi vida en Francia, pero toda mi vida política, sociológica, la he dedicado a Chile, y América Latina un poco menos. México mucho, pero siempre aquí porque esta es mi tierra y hemos vivido allá, mi familia se ha ido quedando de a poco afuera. Tengo una hermana que falleció en Venezuela, mis papás están enterrados en Francia y tengo un hermano enterrado en Maipú. Yo trato de interpretar las cosas con el menos dolor posible porque es lo que ha habido. Estoy en un país maravilloso. Francia es ahora mi copatria (...).

Y ahora está en Antofagasta después de ocho años, ¿cómo ha sido este reencuentro?

-Hay sorpresas para mí, por ejemplo, que el centro está desalojado, tenía una imagen de que había un lío muy grande. Es cierto que hay problemas de seguridad en todo Chile, pero también hay una intención de utilización política que tú llegas con un miedo que es fatal. O sea, me volví en la noche a pie desde la clínica Antofagasta hasta la calle Riquelme. No te voy a decir que venía con temor, no, pero con vigilancia. Pero, yo soy un enamorado de esta tierra y no soy capaz de ver las cosas malas. Me cuesta.

De hecho, usted nunca ha perdido el vínculo con Antofagasta. Creó una asociación que ayuda a estudiantes de la región y también a quienes lo necesitan…

-Tenemos muchas actividades muy ligadas a Chile y especialmente a Antofagasta. Hemos hecho intercambios de educación desde 2010. Hemos intercambiado a 212 estudiantes directa e indirectamente. Tres, cuatro, hasta cinco anuales, que se van renovando porque hay algunos que se van quedando varios años.

Ahora tenemos el honor de tener al hijo de Juan Salva, Leonardo Salva, que está en el segundo año de arte contemporáneo. Para mí ha sido un tremendo honor porque yo estudié con Juan en el liceo. Es un gran artista antofagastino, un gran pintor, que yo creo que no ha sido muy bien tratado en Antofagasta, y Antofagasta debiera hacer un esfuerzo para recuperar su patrimonio (...).

Usted es también uno de los impulsores del Tranvía, cuyo proyecto está siendo activo…

- Sí, yo no creo ser el principal, yo creo que este es un sueño que en lo político, lo impuso -con nosotros incentivando y ayudando-, la exalcaldesa Marcela Hernando. Ella fue a Besançon. En 2010 llegaron delegaciones, y se hizo un seminario por la ciudad de Antofagasta durante una semana. El alcalde de la época, Jean-Louis Fousseret, que es un amigo que estaba haciendo el tranvía en esa época allá, nos prestó la ciudad para hacer un seminario temático y nos entregaron los planos del tranvía que ellos hicieron que no estaban ni siquiera aprobados en general y ahí surgió la idea del tranvía para Antofagasta. Y después se hicieron gestiones con Francia desde la embajada, y se consiguió un FASEP, que son estudios de factibilidad que en Francia están destinados a las empresas francesas que ven una posibilidad de inversión en otros países. En este caso, era el tranvía, y se consiguió un apoyo de financiamiento de Francia de 750.000 dólares de la época, el 85% del millón. Y la Universidad de Antofagasta aportó con el 15%.

¿Y todavía piensa que es viable para la ciudad?

-Ahora mucho más que antes. Al ver los problemas de urbanismo que tenemos con los campamentos, los atochamientos (...) y en el proyecto actual se habla de 12 kilómetros, yo creo que no es suficiente. Yo sugeriría de que se liciten como lo quieren hacer (...) Yo pienso que desde los estudios hasta la realización de la infraestructura general del transporte, no debieran hacerlo empresas chilenas, creo que tiene que ser empresas internacionales.

"Yo me quedé aquí. He estado con mi vida en Francia, pero toda mi vida política, sociológica, la he dedicado a Chile".