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ENTREVISTA. Isabel Allende y su más reciente novela, "Mi nombre es Emilia del Valle":

"Yo tampoco conocí a mi padre, como Emilia, pero tuve un padrastro fantástico y este es un homenaje"

LITERATURA. La escritora chilena detalla que su último libro se adentra a través de los ojos de una corresponsal extranjera en la guerra civil de 1891.
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Una guerra civil sangrienta y la trágica muerte por suicidio de un presidente derrocado fueron los detonadores para el libro más reciente de Isabel Allende, "Mi nombre es Emilia del Valle".

Allende lleva hasta el campo de batalla a su protagonista, Emilia del Valle, una joven periodista californiana que logra ser enviada a Chile para reportar sobre el enfrentamiento entre congresistas y los leales al presidente José Manuel Balmaceda en 1891.

"Siempre tuve curiosidad por esa guerra civil", dijo Allende en entrevista con AP por videollamada. "Ahí murieron más chilenos que en los cuatro años de la guerra contra el Perú y Bolivia y se mataron como bestias".

"Eso que sucedió en Chile con el presidente Balmaceda tiene muchos ecos en lo que pasó en 1973 con Allende; ambos eran presidentes progresistas que trataron de cambiar muchas cosas y se echaron encima a la derecha y al Congreso", comenta.

Para contar la historia de Balmaceda, quien se quitó la vida tras ser depuesto, a Allende le interesaba un personaje que no fuera ni congresista ni del gobierno. Así surgió Emilia del Valle, una joven curiosa de 25 años, con un sentido de aventura, que habla español y tiene raíces en Chile gracias a su padre biológico. Emilia es una hija nacida fuera del matrimonio. Va a Chile para reportar sobre la guerra, pero también a encontrar sus raíces.

"A pesar de todo lo que le pasa, ella se enamora con el país", dijo Allende, quien una vez más entrelaza California y Chile en su narrativa. "Me sale muy fácil escribir sobre Chile; a pesar de que no he vivido allí por tantos años, me siento todavía chilena", dijo la autora afincada en California desde la década de 1980.

"Doble de esfuerzo"

En el campo de batalla, Emilia conoce a Angelita Ayalef, una mujer mapuche que forma parte de las llamadas cantineras, mujeres que seguían al ejército para alimentar y curar a los soldados, entre otras funciones no reconocidas.

"Al hacer la investigación para un libro, lo que importan son las preguntas", dijo Allende. "¿Quiénes eran estas mujeres, las cantineras? La historia no les da una voz, no tienen personalidad, no hay nombres, pero te cumplían una función igual a la del soldado y morían como los soldados".

Allende dijo que en un principio las trataron de prohibir, luego pedían que fueran "solteras de probada virtud", pero al final no pudieron apartarlas del ejército. Eran hermanas, madres, esposas y novias que seguían a sus hombres. Así surgió Angelita.

Al crecer con una madre católica irlandesa y un padrastro de origen mexicano, Emilia no es ajena a la religión y lleva consigo en todo momento una medalla de la Virgen de Guadalupe. A su padrastro, Emilia le dice de cariño Papo.

"Es un homenaje a mi propio padrastro. Yo tampoco conocí a mi padre, como Emilia, pero tuve un padrastro fantástico y entonces este es un homenaje a él", confiesa Allende.

La autora recordó cuando recién había escrito "La casa de los Espíritus" y se lo envió a la célebre agente literaria Carmen Balcells en Barcelona, quien impulsó el boom latinoamericano.

"Y ella me llamó y me dijo 'esta es una buena novela y te la voy a publicar, pero eso no significa que seas escritora'", recordó Allende. "Y te voy a advertir que por ser mujer vas a tener que hacer el doble de esfuerzo que cualquier hombre… Y eso fue la biblia, porque eso ha sido mi vida, el doble de esfuerzo para obtener respeto, reconocimiento por el trabajo que hago".

"Cuando Carmen leyó los manuscritos (de esas novelas) me dijo '¡esta soy yo!', se reconoció inmediatamente", dijo Allende. Balcells falleció en 2015.

La escritora logra adentrarnos a través de Emilia en la terrible crudeza de la guerra cuerpo a cuerpo, los cañonazos y la represión contra los seguidores de Balmaceda.

"En una novela histórica, ¿qué es lo que trato de hacer? Es darle voz a los que no la tienen, a las mujeres, a los derrotados, a los pobres", dijo.

"Las batallas de entonces eran cuerpo a cuerpo, cara a cara, pero moría menos gente de la que muere ahora, porque se mataban de a uno. No se mataban en masa como se matan ahora, no existían los armamentos que existen hoy. Hoy día desde una oficina en Texas aprietan un botón y estalla una bomba en Irak y cuánta gente muere, no importa; son números nomás".

Allende le dedica el libro a su hermano Juan, quien la ayudó bastante para su investigación histórica.

Vargas Llosa y Francisco

Aunque no es religiosa, Allende lamenta la muerte del papa Francisco, a quien calificó como un "hombre maravilloso, sencillo, humilde, inteligente".

"Yo lo adoraba, no por ser papa, sino porque fue a revolucionar una iglesia que ya estaba completamente añeja", señaló.

Allende dice que no ha visto nada de la serie de "La casa de los espíritus" próxima a estrenarse en Prime Video, por lo que señaló que será para ella toda una sorpresa. Lo que sí sabe es de qué se tratará su próximo libro, que escribe ayudándose con las cartas que le enviaba diariamente a su madre desde que cumplió 16 años.

"En este momento, estoy escribiendo una memoria, que es mucho más difícil que una novela", señala.

A sus 82 años, Allende agradece poder seguir haciendo lo que más ama: "Todavía me funciona la cabeza. Mientras pueda prestar atención, recordar, no repetirme, voy a poder seguir escribiendo, pero llegará un día que no se va a poder".

Avant-Garde

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En 1944 Andrés Sabella publicó "Norte Grande", novela que sirvió de bautizo para Tarapacá y Antofagasta. De 282 páginas, subtitulada "Novela del Salitre", describe el movimiento obrero en las calicheras al este de Antofagasta, cuando la actual metrópolis giraba en torno a la explotación del abono.

El relato metafórico encarnó en Rosendo, un capitalino convertido en obrero, al protagonista de la historia. Por extensión, la obra convoca la crítica social y revela el sufrimiento y pobreza que debían sufrir obreros y sus familias, tal cual lo padecía Rosendo.

Para las élites de ese momento, el trabajador debe permanecer en su lejanía, ajeno a la modernidad urbana, antecedente que Sabella captura de la experiencia capitalina, donde los campesinos son redirigidos a los extramuros de Santiago para que no contaminen.

En "Norte Grande", Sabella captura tres perfiles de la muerte: el espacio, el hombre y sus utopías.

En tanto espacio, el poeta describe una tierra seca y macabra. No contribuye a la vida. Mistral alude a la misma inclemencia y aridez: "Estas tierras blancas de sed".

Del hombre, Andrés nos remite a las peligrosas condiciones laborales que el obrero enfrenta dinamita en mano (accidentes, explosiones, descarrilamientos) y las adversidades de la naturaleza (frío y calor excesivos que conducen a deshidratación, pulmonías, pestes, amén de contaminación por el polvo y la consiguiente silicosis). Además de otro peligro latente: la tremenda posibilidad del extravío en la inmensidad del territorio.

De la mujer revela su explotación hogareña por el machismo y la sobrecarga de trabajo en la atención de los hijos y la atención de las pensiones con que subsidiaba parte de las finanzas familiares.

Otro aspecto del rol femenino fue su sociedad como compañera en la lucha social y política contra el patrón y el Estado. En muchas de las matanzas obreras muchas víctimas fueron mujeres.

Finalmente, respecto de la utopía, hay un aspecto que la ciudad moderna y los tiempos actuales han ido perdiendo paulatinamente: la antigua cultura de la esperanza, de la solidaridad, del sacrificio y la sociabilidad. Ese antiguo honor de dar la vida por la causa. La idea del sacrificio como un aporte para los demás.

Por lo que respecta al recibimiento, "Norte Grande" fue duramente recibida Raúl Silva Castro, quien estimó que era para "leerla con guantes" por su contenido social y duro, mientras que Alone no aprobó su construcción, que combina diversos elementos literarios, incluyendo historia, relato, crónica y poesía. Pero Sabella era un adelantado. Cuando nace el boom literario en la década de los 60, sus cultores (Cortázar, Vargas Llosa, García Márquez) yuxtaponen diferentes discursos: noticias, informes, cartas, poemas y diarios íntimos. Es decir, una novela dialógica, múltiple y abierta. Lo que había hecho Andrés Sabella con Norte Grande dos décadas antes.

por Gustavo Alex Tapia Araya

docente y escritor