Correo
Extremos
Ante los recientes dichos de Axel Kaiser, recordando que el Partido Nacional Socialista era, efectivamente, socialista, es necesario profundizar en una realidad que suele ser incomprendida -o convenientemente distorsionada-: el fascismo no es un extremo opuesto al comunismo, sino otra variante del mismo impulso totalitario.
El fascismo no expropia de inmediato como el marxismo-comunismo; prefiere primero someter a quienes controlan los recursos, establecer alianzas tácticas, para luego capturar de forma total a la sociedad. Cambian los métodos, pero no el objetivo final: la subordinación del individuo frente al Estado.
Para el comunista, el fascista es el terrorista de la "libertad" que debe ser aniquilado. Para el fascista, el comunista representa la misma amenaza. Pero el problema no es quién está "más a la derecha" o "más a la izquierda"; el problema es que ambos creen que el individuo debe ser sacrificado por la voluntad colectiva impuesta desde el poder. Ambos son enemigos de la libertad, aunque utilicen distintos pretextos para justificarlo.
Persistir en la narrativa de que comunismo y fascismo son extremos opuestos no solo es un error conceptual: es una manipulación interesada.
Rodrigo Salinas Rojas
Contribuciones
La consultora Colliers reveló que, durante 2024, unas 500 mil viviendas de clase media estaban pagando contribuciones equivalentes al 2 % del ingreso familiar. Estamos hablando de entre 56 mil y 1,1 millones de pesos anuales, dinero que podría destinarse a mejorar las condiciones de vida de las familias, la educación de sus hijos, la salud o el ahorro.
Este impuesto, aplicado sobre el avalúo fiscal del bien raíz, está vinculado a la plusvalía del sector: mientras mejor es tu barrio, más dinero deberás pagar. Si, después de saldar el préstamo hipotecario con el banco, aún debes seguir pagando al Estado, ¿realmente puedes considerar tu casa completamente tuya? Con todos los impuestos que ya afectan la vida cotidiana de las personas, el Estado no deja de crecer y sus arcas no dejan de llenarse, mientras nuestras condiciones de vida como ciudadanos no mejoran. Dada esta ineficiencia, sería mucho mejor que se dejaran de cobrar estas contribuciones y que las personas pudieran elegir libremente cómo mejorar su estilo de vida.
Tomás Ojeda Aravena
Comercio informal
El comercio informal es un problema que afecta gravemente no sólo a las empresas formales, sino también a la seguridad pública y los derechos de los consumidores. Las cifras lo confirman: el aumento de casos asociados a esta actividad evidencia que es urgente actuar con medidas concretas y efectivas, cuyo impacto se vea reflejado en el corto plazo.
Como Asociación Gremial de Marcas del Retail, hemos trabajado junto a la Cámara Nacional de Comercio en la elaboración de propuestas concretas y realizables para enfrentar esta problemática. Es fundamental fortalecer la fiscalización, modernizar la normativa y establecer sanciones efectivas que desincentiven estas prácticas. A su vez, es imprescindible una acción coordinada entre el sector público y privado para frenar el avance de un fenómeno que impacta directamente en la economía, la seguridad pública y la libre competencia.
El borrador de la Política Nacional Contra el Comercio Ilícito 2025-2030, dado a conocer recientemente, es un paso en la dirección correcta que propone medidas y estrategias para abordar esta problemática, pero sin definir aún la fecha de su implementación. No podemos seguir esperando; se requieren acciones inmediatas que den respuestas concretas a quienes ven sus negocios, sus trabajos y su entorno amenazados por el crecimiento del comercio informal. En este contexto, el nuevo Ministerio de Seguridad tiene un rol clave en la lucha contra el comercio informal. No basta con planificar estrategias a largo plazo: se necesitan medidas ejecutivas y urgentes que permitan fortalecer la fiscalización, desarticular redes delictuales y generar un entorno más seguro para el comercio formal y los consumidores.
Andrés Bogolasky Presidente de la Asociación de Marcas del Retail
Mujeres
Las cifras lo dicen: los hombres tenemos mayor presencia en los directivos. Es por ello que parte del cambio está en nuestras manos. Si una empresa quiere diferenciarse en el mercado, debe construir una organización que entienda, valore y desarrolle el talento femenino joven. Estas estrategias no solo atraerán a las mejores profesionales, sino que fortalecerán la innovación dentro de la empresa.
Las mujeres centennials son una generación con habilidades digitales avanzadas y con un fuerte compromiso valórico. Sin embargo, los datos muestran que son el grupo más insatisfecho con su crecimiento profesional y el más propenso a cambiar de empleo, según el estudio "Radiografía de las Mujeres en el Trabajo 2025". Ante este panorama, es urgente que las empresas adopten estrategias para retener este talento clave para el desarrollo. Implementar horarios y espacios flexibles que permitan un mayor equilibrio entre la vida personal y profesional, diseñar políticas de bienestar específicas para este segmento y, por supuesto, dar prioridad a la equidad salarial y las oportunidades de crecimiento son ejes que deben ser nuestra prioridad.
Álvaro Villar Head of Sales WeWork LATAM