Nuevos desafíos en el trabajo del futuro
La competencia, la brecha de habilidades digitales y la necesidad de adaptarse a la automatización y la inteligencia artificial, son algunas tareas impostergables. Nuestra región, por la industria que la sustenta, tendrá los primeros cambios.
El mundo del trabajo está sufriendo enormes transformaciones por causas distintas que tienen como contexto, el desarrollo tecnológico y las modificaciones sociales y económicas en el planeta.
Desde lo técnico, solo vale la pena recordar que la consultora internacional McKinsey Global Institute sostuvo hace ya un lustro que, en términos globales, la mitad del trabajo actual estará automatizado para 2055, proceso que se puede adelantar o atrasar 20 años dependiendo de diversos factores.
En el caso chileno, el estudio calcula que en el sector retail el 51% del trabajo que allí se realiza tiene el potencial de ser automatizado, lo que eventualmente podría producir una pérdida de hasta 800 mil empleos. En las manufacturas el potencial de automatización es del 61% (600 mil trabajos) y en el área "administración y sector público" el reemplazo por sistemas automáticos puede afectar al 40% del trabajo que hoy ofrece: 235 mil empleos.
Respecto de lo político, los cambios son también enormes inmensos. La emergencia de las clases medias debiera entenderse como uno de los fenómenos más interesantes de las últimas décadas. Ello -indudablemente- rompe con la mirada de clases, ya que los segmentos que acceden a un mejor bienestar pugnan por mejorar sus resultados.
En Chile, por ejemplo, la clase media ha pasado de representar el 43% de la población en 2006 a alrededor del 68% en 2022. Este crecimiento se debe, en parte, a la reducción de la pobreza y a la mejora de los ingresos de los hogares. Este número es particularmente sensible en regiones como Antofagasta, que presentan resultados sobre la media nacional.
Con apenas estas dos pinceladas, habrá que aceptar que la conmemoración del 1 de Mayo debiera avanzar hacia nuevas demandas y discusiones, propias del mundo que hoy se consolida. Si esa conversación no aparece, ni entre los trabajadores, ni los políticos, no se requiere mucha astucia para adelantar que enfrentaremos un problema social de magnitud en los siguientes años.