Luis Kong y su "Ciudad Espiritual"
"Ciudad Espiritual" es un "líbrido" de 165 páginas conformado por una mixtura de relatos, microtextos y epístolas.
Diría que este es el primer libro de Luis Kong donde predomina el enfoque metaliterario. "Ciudad Espiritual" es ante todo un álbum en el que Kong ha puesto las fotos de su familia literaria. Reúne allí algunos nombres de la Gran Modernidad Heroica cuya herencia nos parece irrefutable: Rimbaud, Pessoa, Kafka, Borges, Breton, Cortázar, Rojas. Kong apuesta aquí por repasar los tópicos de la Modernidad y evita involucrarse en una revelación sui generis de la misma.
Así, Gonzalo Rojas es "cítara y relámpago"; Cortázar, "acromegálico mítico". Por su parte, Pessoa es depositario de una "perplejidad anodina y triste" y Borges, un ciego asediado por espejos y tigres. Los textos dedicados al autor del Aleph, al repetirse tanto, daban para reunirlos en una sección propia bajo el título, quizás, de "Borges circular".
El poder inventivo del poeta se muestra impecable en las cartas imaginarias de Felicia a Franz Kafka, la sección más delirante del libro. Su originalidad consiste en la perspectiva adoptada, pues en este epistolario Luis Kong, desde la óptica de una mujer, ensaya un acercamiento inédito a la vida y obra de Kafka a través de Felicia. Nunca antes habíamos sentido a un Kong tan delicado, recatado y pudoroso, muy distinto del poeta iconoclasta y deslenguado de los años ochenta. Kong, junto al "Debido proceso", (p.119) inaugura su etapa lúdica de juegos postmodernos.
En otras piezas literarias el poeta se sitúa en las antípodas de la metaliteratura. En estos textos breves y precisos Kong trajina con ojo clínico las inmundicias de esta vida. Estamos ante una escritura notable que da cuenta del deterioro, la corrosión, el hedor de seres y lugares; digamos que el hacedor no es Dios sino un sujeto desencantado, cuya ciudad espiritual está más cerca de ser una pirámide de basura o un cementerio general con tumbas reservadas en construcción perpetua.
De todo el conjunto, destaco, empero, un relato -mi favorito- que se aparta de la veta más sombría del libro y nos pone en contacto con el Kong más personal: "Alumbramiento" (p.131)
Espero que al lector de este libro no le sea suficiente "Ciudad Espiritual" y se interese no sólo por conocer el resto de la obra literaria de Luis Kong, sino también por acceder a su trabajo fotográfico, siempre en construcción. Varias veces le hemos dicho al poeta que lo consideramos "el primer fotógrafo neorrealista de Chile" e incluso le hemos sugerido que arme un libro con el título de OJO KONG.
Ojalá que el espaldarazo de B. Subercaseaux y la nota de Rivera Letelier lo encaminen en esa dirección.
(*) Alusión a "Sepa Moya", Revista Socrática de Filosofía.
Galvarino Santibáñez Bribbo, Estocolmo
Tras un inesperado deslizaduanero, ha llegado por fin a nuestra redacción (*) el último libro del poeta taltalino Luis Kong Santibáñez.