La conciencia del momento
LA REGIÓN QUE SOÑAMOS. José Antonio Díaz, director ejecutivo Fundación Minera Escondida.
"Antofagasta puede consolidarse como una región que crece, se transforma y avanza con visión, responsabilidad y equidad. Para que esto deje ser un sueño, más bien sea una realidad, debemos generar las condiciones hoy". José Antonio Díaz Fundación Minera Escondida
Siempre es necesario hacer una pausa y reflexionar sobre lo que hemos vivido, mirar hacia atrás y valorar los desafíos superados, los aprendizajes adquiridos y las oportunidades que nos depara el futuro. Y cuando hablamos del "futuro" indudablemente debemos pensar en el rol de la región de Antofagasta como eje fundamental para el crecimiento y desarrollo del país como lo ha sido históricamente. Hoy, sabemos que esto no es suficiente, existen disconformidades que han dado paso a una reflexión más profunda sobre lo que queremos ser, la conciencia ha mutado, y con ello, las expectativas de la ciudadanía. Ahora se trata de construir una sociedad moderna, en la que todos sus miembros puedan desarrollarse de manera plena en base de un modelo sostenible y responsable.
Este proceso de transformación exige elementos nuevos. En primer lugar, es fundamental levantar la mirada, reconocernos como una comunidad diversa, con diferencias, pero con un propósito común: avanzar hacia un mejor futuro. Al mismo tiempo, reconocer las características que nos constituyen como sociedad: nuestra historia, patrimonio, tradiciones, el respeto a los derechos y la dignidad de todas las personas.
La transformación de Antofagasta, y del país en general, requiere una base ética que nos permita actuar con justicia, equidad y respeto por el bienestar de todos los ciudadanos, solo así podremos construir una sociedad sólida, consciente de sí misma y de sus responsabilidades.
Antofagasta se encuentra en un momento histórico de cambio y no podemos bajar la mirada. La región ha sido dotada de recursos naturales que le otorgan una posición estratégica no sólo en Chile, sino en el mundo. Esta riqueza es, sin duda, una ventaja, pero también una responsabilidad, la oportunidad de convertirnos en una sociedad moderna y sostenible está al alcance de nuestras manos.
Algunos de los elementos que deben guiar esta construcción son: la educación como pilar esencial en este proceso y un vehículo para el desarrollo de la conciencia crítica, la creatividad y el compromiso social. La región debe avanzar hacia una educación que fomente la igualdad de oportunidades y que prepare a las nuevas generaciones para los desafíos de cara al futuro, poniendo en el centro la innovación, impulsar la investigación, el desarrollo y la adopción de nuevas tecnologías en todos los sectores.
La participación ciudadana también es fundamental, una sociedad moderna no puede construirse sin la colaboración activa de sus miembros. Sin embargo, este camino no será sencillo, requiere de acuerdos transversales y compromisos sólidos de todas las instituciones, públicas y privadas. En este sentido, Fundación Minera Escondida ha sido un actor clave en el desarrollo de la región, a través de iniciativas que impulsan habilidades en las personas para abordar los desafíos del presente y futuro. Fundación, consciente de una nueva realidad, ha transitado para desarrollar programas con sentido, acorde a las necesidades actuales en un trabajo colaborativo y coordinado con las comunidades, contribuyendo a la formación de una ciudadanía más preparada, empoderada y partícipe activa de los cambios que estamos viviendo, alineándose con los principios de una sociedad que aspira a la modernidad y al bienestar colectivo.
Por otro lado, el Centro de Entrenamiento Industrial y Minero (CEIM) que cumplió 25 años de trayectoria impulsando el desarrollo de capital humano en la región, continuará siendo un actor relevante en esta tarea, a través de la formación de una fuerza laboral capacitada y especializada para, de esta manera, avanzar hacia una región más competitiva, preparada para los cambios tecnológicos y la innovación que están marcando la industria del futuro, promoviendo una visión más moderna y sostenible de la industria minera. Ambas instituciones, con su trabajo conjunto, están contribuyendo a un futuro donde el desarrollo económico de la región de Antofagasta va de la mano con el desarrollo humano y social.
Antofagasta puede consolidarse como una región que crece, se transforma y avanza con visión, responsabilidad y equidad. Para que esto deje ser un sueño, más bien sea una realidad, debemos generar las condiciones hoy, una región resiliente capaz de adaptarse rápidamente a los cambios, con una comunidad comprometida y participativa, que prioriza el bienestar común. Una sociedad futurista orientada al progreso y la innovación, abierta al cambio y, sobre todo, sostenible.