"La peluquería es un termómetro de la contingencia"
"Es difícil hablar de uno, creo que son los demás los que tienen que calificarte, me tiraría puras flores, como candidato en campaña, pero soy un tipo normal con virtudes y defectos. Lo único que puedo decir en mi favor, no sé si es virtud, es que conozco gente, tengo muchos amigos, donde voy las personas me expresan su cariño, no sé si lo merezco. Cuando voy al supermercado mi señora me recrimina porque hago muchas relaciones públicas, parezco candidato a alcalde".
Este es Hiber Riquelme Pezoa, peluquero y emprendedor, nacido en Curicó, la ciudad de las tortas, aunque lleva más tiempo en La Perla, por eso siempre dice que es antofagastino nacido en Curicó.
"Estudié en el colegio Politécnico de Curicó, soy de esa generación castrada, la que vivimos la UP con todos sus defectos y después el gobierno militar, con los toques de queda y todas las restricciones que significó aquello, fue difícil. Llegué a Antofagasta en septiembre de 1978, al curso de instrucción de Carabineros de Chile, posteriormente destinado a Chuquicamata, el 82 ingresé a estudiar Licenciatura en Matemáticas en la UCN, ahí estuve tres años y medio y paralelamente comenzó mi actividad como peluquero ya que estudiaba y trabajaba en un local de calle Baquedano".
¿Cómo fue tu infancia?
- Tuve una infancia feliz, de esa de los años 60 y 70, en donde todos éramos amigos, recuerdo que jugábamos a la pelota hasta el crepúsculo y el último gol ganaba.
¿Cuál es el lugar que más te gusta y por qué?
- Sin duda Antofagasta, por su clima, sus colores al atardecer, como dice la canción de mis amigos los Illapu.
Me contabas que llevas 40 años cortando el pelo. ¿Es cierto que los estilistas aprenden de psicología por tanto conversar con gente?
- Un poco de eso hay, como usted indica. Al conversar reiteradamente con las persona uno va conociéndolas, es curioso, porque al estar sentado frente a un espejo, nace una suerte de autoanálisis y se provoca una situación muy rica, ya que el cliente llega al extremo a veces, de contarte cosas que no las conversa con nadie, ahí uno tiene que ser muy cauteloso y transmitir que su secreto de Antofagasta no sale.
Me imagino que lo más difícil son las horas de dedicación...
- Sin duda, esto es como dicho, "el que quiera tienda que la atienda", tenemos que esperar al cliente y a veces pasan horas, situación que se da sobre todo cuando uno está comenzando en este oficio.
¿Qué es lo mejor de esta labor?
- Me atrevo a decir que la peluquería es un termómetro de la contingencia, los clientes te manifiestan sus creencias religiosas, políticas y deportivas, de hecho en política, en periodo de elecciones hago mi propia encuesta.
¿En tu trabajo te toca interactuar con personas muy distintas. ¿Cómo es esa experiencia cotidiana?
- Enriquecedora, uno se va nutriendo de las experiencias y vivencias de los clientes, de hecho hace varios años, después de un momento difícil en mi vida, con mi amigo Antonio Cárdenas creamos la Corporación Amigos de Pediatría (Amisep), la mayoría de los socios eran mis clientes, estuvimos a muy poco de construir un Hospital de niños en Antofagasta, nos reunirnos con el ministro de Salud de la época el Sr. Pedro García, con la ayuda de El Mercurio y su director don Arturo Román (Q.E.P.D.), que impulsó una campaña, logramos movilizar a esta ciudad, con don Pedro Araya (Q.E.P.D), alcalde de la época, que tenía un terreno disponible, hicimos desfiles de moda con Pato Araya (Q.E.P.D.) y el apoyo de Giancarlo Coronata, conciertos con mi amigo Roberto Bravo, la obra La Negra Ester, llenamos por tres días el Sokol, en un cuadrangular de Básquetbol, con dos universidades de EE.UU., la UC y Sokol, una fiesta, por supuesto con la ayuda de Club Sokol.
Un recuerdo especial a Antonio (Antuco) Zlatar, fueron muchas las personas y las empresas que nos manifestaban la disponibilidad en ese desafío, algo pasó ya que no logramos el objetivo.
Me imagino que en tu carrera errores han ocurrido, ¿cuál fue el más terrible?
- Ah, que buena pregunta... a Donald Trump, lo modernizaría y aprovecharía de mirar su oreja y corroborar el atentado y a otro, si me permites, al presidente argentino Javier Milei, sólo para saber si usa o no peluca.
¿Ha cambiado el negocio con tanta competencia extranjera?
- Creo que la juventud se inclina más por las tendencias que traen nuestros amigos extranjeros, pero nosotros tenemos una clientela selecta.
¿Somos muy convencionales los chilenos a la hora de ir a una peluquería?
- Las personas adultas necesitan mostrar una imagen más cuidada, de igual forma se usa el estilo más casual, los jóvenes por naturaleza son más atrevidos.
Por último, recomiéndanos una canción y por qué la eliges.
- Tengo una canción preferida muy personal, Lágrimas en el cielo, que fue motivada por una tragedia. Eric Clapton pierde a su pequeño hijo, en un accidente cuando éste cae desde un piso de altura, fue tanto su dolor que logró escribir sólo la primera estrofa, le encargó a su arreglador y amigo a que la terminara. Me atrevo a recomendarla y con ella un recuerdo a don Luigino Claps. Él con su tienda era auspiciador de todos los programas de tango de la radiofonía local, revelé mi edad con esa palabra. De Enrique Santos Discepolo, tango que lleva por título: Cambalache, que fue escrito en la década del 40 del siglo pasado y está más vigente que nunca.
Agradezco su interés por contar algunas anécdotas de este humilde peluquero, pero lo tengo que dejar, porque tengo que ir a cortarle el pelo a un señor.
La Entrevista