Breve análisis de un debate
"El debate dejó claro que mientras algunos candidatos siguen tratando de encontrar su voz, otros ya la tienen, pero no saben cómo usarla" Osvaldo Villalobos, Analista político
En el reciente debate organizado por El Mercurio, los candidatos a Gobernador Regional en Antofagasta ofrecieron una mezcla interesante de discursos, donde las promesas y las críticas fluyeron con un sabor distintivo: a veces ácido, otras veces insípido, y en algunas ocasiones, dulce. Sin embargo, lo que quedó claro es que los electores deberán agudizar sus sentidos para discernir entre la espuma y el contenido real.
Empecemos por lo básico, la vivienda. Alejandro Álamos nos presentó un diagnóstico conocido, sin lograr cerrar sus ideas de forma concreta. Fabián Ossandón, por su parte, hizo un esfuerzo por dar un relato técnico del problema, sin mucho brillo, pero al menos no pasó desapercibido. Carlos Cantero, por otro lado, demostró que sabe hacia dónde apuntar: la clase media, ese segmento que siempre resulta crucial en cualquier elección. Su propuesta, concreta y centrada, mostró experiencia. Finalmente, Marcela Hernando, con un discurso más bien "buenista", se mostró empática con la problemática, aunque puede que haya pasado de largo las inquietudes de aquellos que esperan una vivienda sin estar en campamentos.
En términos de gestión, Hernando se mostró empoderada, destacando su experiencia y sugiriendo que la mejora es posible, aunque sin criticar al gobierno. ¿Es esto una señal de diplomacia o una estrategia para el balotaje? Cantero, en contraste, no escatimó en críticas, destrozando la gestión gubernamental y arremetiendo contra los alcaldes. Su propuesta de integrar tecnología a los procesos administrativos suena moderna, aunque habría sido más efectiva si no se hubiera mostrado tan predispuesto a demoler a sus rivales. Ossandón, por su parte, decidió explotar su independencia política como un punto a favor, una estrategia que podría caer bien entre los desencantados, pero que difícilmente resonará entre aquellos que entienden que la política necesita redes. Álamos asume su posición de "cachorro" y se muestra humano asegurando que sí tiene un equipo listo para asumir el desafío.
La educación, siempre un tema crucial, fue tratada con una variedad de enfoques que dejó a más de uno rascándose la cabeza. Álamos, nuevamente, mostró muchas ideas, pero sin entregar un plan concreto. Cantero, esta vez menos contundente, criticó la gestión del gobierno, pero no logró ofrecer una propuesta sólida, mostrando más debilidad que en otros temas.
Ossandón, en un momento que podríamos llamar surrealista, saltó de la crítica al gobierno a hablar de violencia escolar, en un discurso que pareció más un viaje en el tiempo que una propuesta coherente. Hernando, con su idea de construir colegios para combatir la delincuencia, ofreció una conexión interesante aunque algo forzada, que dejó a todos preguntándose si ese enfoque fue acertado.
Finalmente, en seguridad, Álamos nos regaló: "Robémosle los niños a la delincuencia". Se entiende la idea, pero la elección de palabras... Cantero, por su parte, repitió su mantra de la inteligencia artificial, mencionando de pasada el crimen organizado, una propuesta que, si bien coherente, sonó algo débil frente a la magnitud del problema. Ossandón, en su línea, ofreció frases hechas que apenas lograron destacar. Hernando, en cambio, fue más directa, proponiendo la presencia de militares en las calles y una escuela de formación de carabineros para la región, una propuesta que sin duda resonará entre quienes claman por medidas más duras, aunque puede que no agrade a todos.
En resumen, el debate dejó claro que mientras algunos candidatos siguen tratando de encontrar su voz, otros ya la tienen, pero no saben cómo usarla. Lo que está en juego no es solo una elección, sino el futuro de la región, y la decisión recaerá en manos de un electorado que, esperemos, sepa distinguir entre la espuma y la sustancia.
PD: No se aplaude en los debates.