Positivo impacto de las universidades
En las décadas recientes los planteles locales han sido un factor determinante en la gestación de capital humano para el Norte Grande. Nuestra región juega su destino en atraer y retener el mejor talento y en esto las universidades son fundamentales. "Algunas personas desean hacer todo porque, solo importa e interesa".
Es probable que haya dos factores claves para explicar impactos positivos en la región durante los últimos 35 años: el desarrollo de la minería privada y la consolidación de las universidades regionales.
Ambas van, de alguna forma, de la mano, pues la segunda no sería posible si no tuviéramos una industria potente como soporte, a la vez que la primera demanda profesionales cada vez más calificados.
Un ejercicio comparativo simple realizado por este Diario dio cuenta de cuánto han cambiado los planteles que proveen a nuestras autoridades: si en 1990, la mayoría de los mandos regionales provenía de universidades en Santiago o no tenía profesión, en la actualidad son los centros educativos nortinos los
que tienen mayor influencia en la generación de capital humano.
La Universidad de Antofagasta, la Universidad Católica del Norte y la Universidad de Tarapacá, especialmente, han sido un tremendo motor en este ámbito, al proveer de mujeres y hombres en todas las áreas del conocimiento, incluyendo a quienes participan de las distintas instancias y poderes del Estado, esto es, el gobierno, el poder Judicial y el Legislativo.
Lo que parece obvio, no lo es tanto, pues transformaciones estructurales como esta, en una generación o menos, son inmensas y complejas.
Todo ello da cuenta de la relevancia de nuestras centros educativos, los mencionados y otras, lo que debe ser materia de ponderación y apoyo, pues alcanzar el desarrollo y una mejor calidad de vida, pasa inevitablemente por contar con personas competentes y educadas. Nuestra región juega su destino en atraer y retener el mejor talento y en esto las universidades son fundamentales.