Cierres y bonos
César Trabucco , Sociólogo
Hemos señalado con anterioridad el carácter paradojal de nuestra región donde los máximos y los mínimos bailan una danza, a estas alturas, terrorífica por lo que dejan en evidencia. Una danza donde los números desde los extremos deja un sabor amargo. Un sabor que hace del horizonte un paisaje complejo y poco deseable de vivir.
La región donde los niveles de inversión para tareas de extracción de minerales son de los más grandes en el mundo y, lejos, en nuestro país. Y sin embargo hay que cerrar escuelas por falta de recursos para habilitar patios. Una región donde la innovación y desarrollo tecnológicos nos tienen en la punta del siglo XXI y sin embargo no somos capaces de improvisar una solución temporal a la que tenemos que llegar por no actuar antes.
Cómo es posible que exijamos para nosotros, el calificativo de capital minera cuando cerramos escuelas especiales imprescindibles si queremos hablar de integración, de igualdad de diversidad, o es que solo es un discurso para los informes de sustentabilidad llenos de glamour y pretensiones.
Todos los análisis fundados señalan que en los años que vienen el ingreso de fondos a la región irán en incremento. De mantenerse las condiciones, los recursos que manejara la región serán sustantivamente mayores y por tanto las decisiones de qué hacer con estos mayores recursos será fundamental. Considerando, adicionalmente, que estos fondos, probablemente, vendrán amarrados a glosas que la capital, la verdadera, definirá para la inversión.
En este ámbito creo que una de las pocas maneras de tornar efectivamente sustentable a la minería, que tiene fecha de termino ligada inexorablemente a la veta del mineral en cuestión, es transformar los recursos que de ella se obtengan en inteligencia.
Para ello es fundamental, como se ha dicho en muchas oportunidades, invertir en serio y en volúmenes adecuados en la educación preescolar o inicial. Debemos invertir la pirámide que hasta ahora ha existido que destina más recursos a los tramos superiores de educación donde la diferencia ya se ha expresado.
Si bien es cierto los parvularios no votan, nuestra responsabilidad como región es dotar a todos nuestros infantes de la mejor infraestructura y capacidades que sean posibles en estos establecimientos educacionales de tal manera que desde el primer momento el acceso a formación de calidad este garantizado. Que cada piedra de cobre o grano de litio se transforme en una sala en un libro que garanticen la inclusión la igualdad y la calidad en su educación desde el primer peldaño.
Que se esté pensando en cerrar una escuela especial en nuestra región por no contar con la infraestructura necesaria nos pone de frente a la burla que significa llamarnos capital minera, pagar bonos de 32 millones por trabajador y no poder sostener un aula con dignidad.