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Cuidemos la familia

+Fernando Chomalí Garib , Arzobispo de Santiago de Chile
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Si hay algo que valoramos los chilenos es la vida familiar. Es allí donde nos reconocemos como hijos, hermanos, y parte de una comunidad. Es el lugar donde aprendemos a amar, ser amados y a ser solidarios. ¡Cómo nos alegran los encuentros familiares!

Cuando en la familia hay un quiebre por la muerte de alguno de sus miembros, por la separación de los padres o por el fracaso de alguno sufrimos mucho. Nuestra familia y lo que acontece al interior de ella nos importa. ¡Cómo nos duelen las desavenencias y conflictos en su interior!

El esfuerzo de muchos, para sacar adelante su familia es heroico y solo ha de suscitar admiración. Ver a tantas personas levantarse de madrugada todos los días para ir a trabajar y volver con el pan para el hogar, emociona. Para los jóvenes formar una familia está entre sus prioridades. Muchos se frustran al no lograrlo.

En Chile, la familia ha sufrido un gran deterioro. Han disminuido los matrimonios, han aumentado las separaciones y los divorcios; ha disminuido la natalidad y ha aumentado el número de ancianos que se encuentran solos. Las familias numerosas son cada vez más escasas. La soledad es una de las quejas más recurrentes de los ancianos. De los jóvenes, también.

Necesitamos fortalecer la familia chilena. Promover decididamente el matrimonio como la fuente insustituible para crearla. Ello solo será posible si se muestran familias que han sabido ser fieles a la promesa hecha. Ello es posible porque las hay. Son más de las que uno se podría imaginar. Aun en medio de las dificultades reconocen el valor del matrimonio y la familia. Los hijos valoran mucho aquello. Hoy es fundamental reconocer en el matrimonio una vocación hermosa; para los católicos es una vocación a la santidad.

Hay situaciones muy complejas al interior de algunas familias y quienes las viven han de ser acompañados siempre y nunca discriminados. La Iglesia se compromete a apoyarlas. Pero no se puede pauperizar el matrimonio en cuanto tal, que siempre ha sido y será la unión de por vida entre un hombre y una mujer con el fin de ayudarse, procrear y educar a los hijos. En esa línea se mueve la Iglesia que tiene el matrimonio y la familia como un bien excelso que se compromete a cuidar.

Protección del comercio formal

Se requiere firmeza de las autoridades para cuidar una actividad que paga impuestos y genera aproximadamente el 20% de los trabajos de la región.
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Los últimos años han sido difíciles para el comercio, especialmente para el detallista, que enfrenta la competencia de los malls, las cadenas de multitiendas, supermercados y farmacias. También deben hacer frente a la venta callejera, que por años se ha apoderado progresivamente de más espacios en las principales ciudades del país, entre ellas Antofagasta y Calama.

Hay que recordar que la actividad comercial enfrentó situaciones difíciles desde octubre de 2019, cuando durante las protestas muchos locales fueron saqueados o quemados y por meses tuvieron que cerrar sus puertas. Y cuando en el 2020 se preveía una situación más normal, se desencadenó la pandemia de coronavirus, que llevó a muchos empresarios a tener que cerrar definitivamente sus locales. Es comprensible el malestar que por mucho tiempo han expresado los comerciantes establecidos, que ven cómo ellos deben pagar patentes y permisos, mientras los vendedores ilegales no cumplen ninguna normativa.

Además, el comercio es uno de los sectores más atacados por la delincuencia, mostrando tasas de victimización del 60% en la región, lo que junto con afectar a los comerciantes en su patrimonio y seguridad, desalienta la inversión en la ampliación de establecimientos y en la iniciación de nuevos emprendimientos.

Se requiere de la actitud resuelta de las autoridades para controlar la actividad ilegal. No basta con dictar las normativas, pues hay que contar con inspectores y con policías que se encarguen de hacerlas cumplir. En caso contrario, se transforman en ordenanzas de poca aplicación y la ciudadanía pierde credibilidad en toda esta institucionalidad.

Una reflexión sobre la contaminación

Dr. Antonio Cárdenas , Profesor de Pediatría Universidad de Antofagasta
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Con frecuencia se me pregunta que pasó con la contaminación del plomo en Antofagasta . Es un tema recurrente como que se activa cada 10 años sin dejar de mencionar el arsénico.

El año 1998 el Servicio de Salud de Antofagasta me encargó organizar la atención de los niños que estaban intoxicados por plomo debidos a los acopios que de este mineral existían en los patios del Ferrocarril Antofagasta Bolivia en pleno centro de nuestra ciudad en virtud de la existencia del Tratado Internacional de 1904 que facilita el libre tránsito y almacenamiento de minerales bolivianos hasta ser embarcados por el puerto de Antofagasta. Antes eran transportados y almacenados a granel sin ninguna protección en un sector altamente poblado y con numerosos colegios.

Se calculó que en un radio de 400 metros habrían por lo menos 8.000 personas afectadas. Debe ser el mayor desastre medioambiental de Chile. Sin entrar en detalles ¡llegamos a detectar 11 niños con plomo en sangre sobre 50 ug/100! y todo esto sin considerar a las embarazadas, recién nacidos intoxicados por cerca de 100 años.

Lo que nosotros conocimos fue solo la punta del iceberg. En ese tiempo la respuesta del Estado fue contundente pero sin duda tardía: en un radio de 300 metros respecto de los patios del Ferrocarril se extrajo cinco centímetros de tierra de los patios y antejardines de las casas, se aspiró el polvo sedimentado al interior de las viviendas y se hizo limpieza de sus exteriores.

A los niños se les dispuso un Policlínico de atención inmediata, de libre acceso, con tratamientos médicos y exámenes sin costo independiente de su previsión. Posteriormente el año 2015 se hicieron estudios para determinar niveles de plomo en jardines infantiles aledaños al Puerto encargado por la autoridades de Salud de esa época. Como consecuencia de sus resultados uno de los jardines fue trasladado fuera de la zona de contaminación. El tema se agitó bastante incluso se creó un movimiento "Este polvo te mata".

Hemos llegado al año 2024 y es necesario preguntarse: ¿dónde estamos ahora?.

El Policlínico del Plomo está vigente, pero hace años que nadie consulta. ¿Alguien puede afirmar que el plomo desapareció. ¿O es un tema incómodo? Ahora han surgido nuevos y sólidos conocimientos de como los metales pesados afectan el neurodesarrollo de los niños y de sus efectos a largo plazo.

Entonces: ¿donde estamos ahora?. Al parecer igual que al principio.