Cifra de inmigrantes
Uno de cada seis habitantes de la región nació en el extranjero y ese fenómeno no es negativo. En su gran mayoría, el inmigrante ha sido un enorme aporte para Antofagasta.
Lamentablemente, hablar hoy de inmigración es -para muchos- algo negativo, pues el fenómeno que recorre el mundo se está vinculando con el aumento en los delitos, en especial aquellos de alto impacto social.
El último informe del Servicio Nacional de Migraciones (Sermig), de marzo pasado, entrega datos en torno al arribo de extranjeros y los datos no pueden sorprender para el caso de la Región de Antofagasta. El territorio cuenta con la segunda cantidad de migrantes (6,7%), tras la Región Metropolitana (57,8%), según reporta un análisis.
En el período entre el 2013 y 2023 se solicitaron un total de 190.104 residencias temporales por extranjeros que declararon residir en la región de Antofagasta. El último año se solicitaron 7.955 residencias temporales, lo que representa un aumento del 24 % con respecto del año anterior, dice el informe.
De acuerdo al reporte del Sermig, la población de migrantes internacionales en la región en 2022 ascendía a 109.439. Una cifra que registra una sostenida alza desde 2018, cuando se reportaban 87.166 extranjeros en la región.
Las cifras pueden impresionar, pero no son inéditas. A inicios de siglo pasado, de acuerdo a datos oficiales, la población de extranjeros rondó el 30%, lo que confirma que Antofagasta ha sido siempre un territorio atractivo para las poblaciones de todo el mundo. Eso no podría negarse.
Y las razones que explican lo anterior se vinculan con la oferta de empleo aquí existente: En efecto, de las 190.104 solicitudes de residencia temporal en la región entre 2013 y 2023, el tramo de edad más prevalente corresponde a 18-29 años (42,3 %).
En momentos en que la seguridad se alza -con justificadas razones- en la preocupación principal de los chilenos, es aconsejable observar el fenómeno migratorio con calma y no caer en las caricaturas o lecturas fáciles, pero sí aprender a gestionar un fenómeno que -guste o no- está lejos de haber llegado a su final.