Apetitos electorales
"Los apetitos electorales ven al Estado como botín, mientras la ciudadanía urge por soluciones concretas y duraderas". Dra. Francis Espinoza F., Académica UCN
La marcha de los/as habitantes de campamentos en Antofagasta ha revivido el apetito electoral en los temas de migración y sus externalidades negativas. Esto no es nada nuevo, porque hay 'conceptos claves' en comunicación política que se comportan como moneda de votación: cambio, seguridad y migrantes. Es una vieja discusión en la gobernanza de políticas públicas, y los datos oficiales no concuerdan con los manejados en terreno por organizaciones como TECHO Chile.
Me parece increíble que el Director del Servicio de Vivienda y Urbanismo (SERVIU), Ricardo González, todavía ofrezca un "catastro preliminar de campamentos" (El Mercurio de Antofagasta, 25/04/2024), luego de décadas de problemáticas y extensión de habitabilidad irregular en la ciudad, producto de la sequía de proyectos y voluntad política para la construcción de viviendas sociales. La premio nacional de Literatura, Diamela Eltit, plantea que "… La segmentación habitacional es un signo y un síntoma de la exclusión y la desigualdad que experimentamos", constituye una 'violencia habitacional' (The Clinic, 18/02/2024).
Los problemas no resueltos en un período determinado se vuelven en crisis. Sin embargo, desde una mirada más bien especulativa y suspicaz, la 'marcha de la migración' nos trae profundas dudas en términos de tiempo ('temporeidad' en Martin Heidegger, 1927), actoridades detrás de ella y finalidades proyectivas. Rápidamente algunas candidaturas al sillón edilicio sacaron declaraciones desde sus zonas de confort para decir más de lo mismo, la obviedad de lo permitido legalmente en el acceso a la vivienda propia y el modelo de subsidiaridad que tenemos desde los tiempos de la dictadura. En simples palabras, puro aprovechamiento político barato y falta de inteligencia en el manejo de soluciones reales.
La pregunta que subyace es ¿por qué aparecen apetitos electorales asociados a fenómenos que explotan 'espontáneamente' en la ciudad, como el desgraciado caso de la profesora Katherine Yoma, o en relación a las notificaciones de desalojos en campamentos a nivel nacional? Estamos en pleno período electoral, 'octubre es mañana'. De hecho, a nivel mundial se ha declarado el 2024 como 'el súper año electoral', pues 100 países en el mundo celebrarán elecciones a lo largo de estos 12 meses (El Explicador, 20/01/2024).
Pero también se observan variables más complejas. De acuerdo a este mismo medio, 16 independientes se han tirado a la carrera política por la Municipalidad de Antofagasta (23/04/2024). La centro derecha 'más o menos' lleva un candidato único, y la izquierda se repite el plato en su experiencia en primarias. Si bien uno/a observa cada vez más entusiasmo por la 'casa amarilla' desde hace un par de años, pero las condiciones estructurales, como diría Carl Marx (1859), han cambiado. La Región de Antofagasta recibirá $23.145 millones, y nuestra ciudad $2.951 millones (Ministerio de Hacienda, 14/05/2023).
Estas exorbitantes sumas de dinero abrirían el apetito de cualquiera, especialmente de los poderes fácticos de la ciudad, que ya han levantado una campaña mediática solapada para imponer candidaturas únicas, un 'club de Toby' en palabras de varios/as analistas, o un 'juego de tronos sin reinas' (El Diario, 24/04/2024). Si a esto se suma el interés por permisos municipales y cambios en los suelos del plan regulador, el '50 y 50' del actual alcalde (El Mercurio de Antofagasta, 25/04/2024) sería una completa falacia, de seguro ya se está 'afilando los dientes'. Los apetitos electorales ven al Estado como botín, mientras la ciudadanía urge por soluciones concretas y duraderas que permitan el desarrollo de una Antofagasta con estándares internacionales.