Chuquicamata patrimonial
La ceguera en las autoridades de Codelco para liquidar Chuquicamata desde los años ochenta en adelante es resultado de una miopía cultural y económica sin comparación en Chile.
Bajo la excusa de requerimientos industriales para eliminar los ripios en lugares económicamente convenientes se atrofió una ciudad norteamericana construida en Chile por los Guggenheim, cuestión que de por sí ya valora su status como rareza en un país donde los elementos patrimoniales, edificios, monumentos o sitios históricos son escasos, por no decir mínimos, en términos comparativos con nuestros vecinos.
Entre piezas únicas, se sepultó el mejor hospital de Latinoamérica y su entorno de bungalows que daban a esa sección de la ciudad una peculiar conformación como terraza para ver gran parte del valle bajo, por donde transcurre el río Loa y, en su decurso, el marco de la vida agraria que deja entrever por su arboleda circundante en Calama.
Se eliminó la población del Americano, con sus casas para ejecutivos, construidas en la mejor visión que los arquitectos de la empresa norteamericana bosquejaron para un manejo visual de las operaciones en la planta y la mina, incluyendo el tarifario de bajar por la montaña como en una escala social, donde las mejores viviendas estaban arriba y los empleados de menor rango quedaban hacia abajo. A ellos estaban asociados una pulpería, una recova (supermercado), elegantes pensiones y diversas poblaciones que reflejaban el pasado y presente de una ciudad en movimiento.
En el campamento obrero hemos atestiguado la desaparición de poblaciones completas. En lugar de preservarlas para un turismo activo vinculado a su historia con el desarrollo nacional se optó por el ostracismo y el aislamiento, sin olvidar la permanente sospecha que se quiere eliminar Chuquicamata en su totalidad.
Sin lugar a dudas, el turismo, incluyendo la contaminación de las chimeneas y su olor a sulfuro, en nada se vería aminorado por las condiciones del tiempo, el viento y las piedrecillas, pues constituyen demostración del valor que significó para hornadas de chilenos nacer y vivir bajo tales condiciones de vida. Con Chuquicamata se cometió un crimen.
Gustavo Tapia Araya
Docente y literato