Tras los sorpresivos resultados de la elección presidencial en Argentina el domingo, que dio como ganador en primera vuelta al candidato del Partido Justicialista y actual ministro de Economía, Sergio Massa (36,69%), por sobre el autodenominado anarcocapitalista Javier Milei (29,99%), quien encabezaba todas las encuestas, el país vecino inició su camino hacia el balotaje en medio de gran incertidumbre.

Con la candidata de centroderecha, Patricia Bullrich (23,84%), fuera de carrera, ambos postulantes a la Casa Rosada hicieron gestos a los votantes de la coalición que la sostuvo, Juntos por el Cambio, para exporar su apoyo en 19 de noviembre, día de la segunda vuelta.

La diversidad de dicha alianza da pie para mantener la incertidumbre, debido a que estuvo compuesta por el macrismo, liderado por el expresidente trasandino Mauricio Macri, de derecha, y también por los radicales, cuyo líder histórico fue Raúl Alfonsín, para muchos el padre de la democracia argentina tras la dictadura militar, quienes difícilmente apoyarían a Milei.

Promesas de Massa

Por ello apenas conocidos los resultados, Massa fue claro para apuntar su esfuerzo de campaña: "Invito a sumarse a nosotros a los hermanos radicales".

En su doble calidad de ministro de Economía y candidato presidencial comprometió ayer que si es elegido buscará un programa con el Fondo Monetario Internacional (FMI) "asociado al crecimiento y al desarrollo" del país.

En su primera aparición pública tras la noche electoral del domingo explicó que el acuerdo con el FMI sellado en 2022 para refinanciar la deuda de 45.000 millones de dólares contraída en 2018 tiene a Argentina "en una situación difícil. Me llenaría de felicidad no tener las restricciones que tiene".

Sorprendentemente agregó otra promesa: "Voy a poner todo lo que esté a mi alcance para que el papa Francisco venga en 2024 para que sea resarcido de tanto agravio de estos meses de campaña", en la que Milei pidió romper relaciones diplomáticas con el Vaticano.

Guiños de Milei

También en un gesto hacia el bloque Juntos por el Cambio, luego de haber afirmado que Bullrich había participado en un atentado explosivo en 1977. Sin embargo ayer cambió completamente el tono hacia su ex contrincante política. Primero dijo que estaba "dispuesto a escuchar" a Mauricio Macri, principal sostenedor de la candidatura de su exministra, porque "su experiencia ha sido muy valiosa".

Más tarde añadió que sumaría a Bullrich a su campaña y eventualmente a su gobierno porque "la coincidencia es plena en materia de seguridad".

Contrastó completamente esta nueva actitud con su posición beligerante contra la clase política de su país hasta antes de la primera vuelta, a la que llamó permanentemente "la casta" con la que quería acabar.

Su virulencia la mantuvo contra quien ahora sigue siendo su único rival: Sergio Massa. "El enemigo sigue siendo el kirchnerismo. Los invito a participar, a acompañarme en esta lucha contra el kirchnerismo. Los vamos a recibir", dijo a los macristas, pese a que el ministro es detractor de la línea de los Kirchner dentro del peronismo.

Bolsa se desploma

En medio de esta lucha política, la economía argentina sigue sufriendo. Ayer el índice S&P Merval de las acciones de las empresas líderes que cotizan en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires se desplomó 12,36%.

La incertidumbre respecto del futuro, que durará al menos un mes más, junto con el perfil de los candidatos, un ministro de Economía que no ha sido capaz de detener la inflación y un segundo postulante que promete hacer reventar la economía no ayudan a mejorar la perspectiva.